10 Hábitos para aumentar la autoestima.
Empieza el año nuevo con unos propósitos realizables.
¿Quieres aumentar tu autoestima?
¿Te has planteado algún propósito para este año nuevo?
¿quieres intentar cambiar tu modo de ver las cosas?
¿sientes que necesitas tomarte las cosas de otra forma?
Te ayudamos a establecer esos posibles propósitos.
Elimina los «tendría», «habría», «debería».
A partir de ahora presta atención al lenguaje con el que te hablas o hablas a los demás. Cada vez que utilices un “debería haber hecho…”“tendrías que haber dicho…”, o algo parecido, recuerda que hablar desde la exigencia o la necesidad puede hacer que interpretes la realidad de una manera que te genere más ansiedad o frustración.
Intenta ir sustituyendo poco a poco los deberías o tendrías que por un me gustaría, y de esta forma tu lenguaje y por lo tanto el trato a ti mismo/a y a los demás será más comprensivo y compasivo.
No te hables en absolutos.
¿Sueles ver las cosas en términos absolutos? ¿utilizas sin apenas darte cuenta palabras como “todo”,“nunca”, “siempre”, “nada”, etc. ? Recuerda que hay gris entre el blanco y el negro.
Piensa en porcentajes y contempla de una forma más realista las situaciones. Por ejemplo, en lugar de decir “nada me sale bien” sustitúyelo por “un 70% de cosas me han salido bien y un 30% mal».
No te tomes las cosas tan personales.
Recuerda esto: “las personas hacen cosas, no te hacen cosas”. Personalizar puede llevarte a tomar las cosas muy a pecho, como si cada palabra dicha por los demás fuera para ti. Cada uno/a tiene su mundo interior y a veces, actuamos proyectando nuestra propia situación sin que realmente tenga nada que ver con nadie más que con nosotros mismos.
Tomar distancia te ayudará a estar más relajado/a y ser más empático/a. Por ejemplo, imagina que alguien que suele hablarte mucho está poco hablador/a. Esto no quiere decir que tenga algún problema personal contigo, si no que quizás ha tenido un mal día y está triste. Probablemente comiences a darle vueltas a lo que has podido hacer para que se haya enfadado en vez de preguntar si le pasa algo. No personalizar es la clave: no todo gira en torno tuyo, a la gente le pasan muchas más cosas.
Intenta no anticipar.
¿Sueles agobiarte por lo que pasará sin saber realmente si ocurrirá o no? Esta anticipación catastrófica genera miedo y te hace vivir en estado de alerta constante.
Céntrate en el momento presente e intenta relativizar esos pensamientos intrusivos que lleguen, y de nuevo utiliza porcentajes para valorar el riesgo de que algo ocurra o no.
Evita generalizar.
¿Has pasado por una experiencia desagradable y ya piensas que todas las demás serán iguales? Una ruptura, un problema laboral, una discusión, etc. Esto hará que una situación concreta se sobregeneralice y afecte al resto de experiencias de tu vida. Por suerte, no todo es estático y el ser humano es capaz de volver a experimentar emociones o de sobreponerse a situaciones extremas.
Anímate a seguir viviendo con ilusión y con una visión esperanzadora del futuro. Ayúdate de hechos a favor o en contra que aprueben esa afirmación negativa ¿es completamente cierto que ninguna persona se volverá a fijar en ti? Comienza a probar tu hipótesis para ir desmintiéndola poco a poco.
No «adivines» lo que los demás piensan de ti.
¿Tiendes a adelantarte sobre lo que pensarán los demás e interpretar tú mismo la situación? Ten el propósito de, antes de crear la mayor película de la historia en tu cabeza, comunicarte para comprender lo que está pasando y ahorrarte malos ratos.
Pregunta, expresa tus miedos y tus dudas y, si te sientes incapaz de hablarlo, ponlo por escrito. Cambia la dinámica que se desarrolla en tu cabeza, esa que hace que cada pensamiento sea más catastrófico que el anterior, escribe los hechos tal cual los conoces, sin inventarte nada. Probablemente la «película» cambie mucho al verla por escrito.
Deja de criticarte.
¿Sueles atribuirte los fracasos y autocriticarte en exceso y, sin embargo, a los demás les minimizas sus errores haciéndoles sentir mejor? Comienza este año nuevo haciendo eso mismo que haces con los demás contigo mismo/a, valora los pequeños detalles positivos de cada día.
No magnifiques tus errores, dales la importancia que realmente tienen y date un buen consejo como harías con cualquier otra persona.
Céntrate en ti.
Escúchate, intenta dejar de lado el juicio sumarial en el que vives cada experiencia. Esto te ayudará a comprenderte para entender qué necesitas y así, poder hacerle llegar a las personas lo que realmente quieres sin dar mensajes contradictorios o movidos por la emocionalidad del momento.
Prestar atención a lo que sucede en tu interior, simplemente observando, descubriendo cómo funcionan tus pensamientos, te permitirá comenzar a cambiar poco a poco aquello que más te perturba. Practica el autocuidado, dedica tiempo a aquello que realmente te gusta o te llena, incluso si se trata de una actividad que has de realizar en solitario. Priorízate.
Pon límites.
Establece límites para no abarcar más de lo necesario, comienza a practicar el decir no y la comunicación asertiva en todos los ámbitos de tu vida (en el trabajo, con los amigos, en familia, con tu pareja, etc.).
Ten en cuenta que quizás necesites comenzar por ponerte límites a ti mismo. Encontrar el punto justo en el que tus prioridades estén por delante de las de los demás y que esto no te haga sentir mal.
Cambia tus rutinas.
Levantarte cada mañana y repetir lo mismos gestos una y otra vez no es nada estimulante. Intenta crear hábitos que te apetezcan y te motiven: cambiar la ruta para ir al trabajo, explorar otros supermercados…
Hacer ejercicio puede ser un cambio interesante y no hablamos de apuntarse al gym o aumentar las horas que estás allí, sino de buscar actividades motivantes (hacer boxeo, ir a clase de zumba, comenzar a escalar…) novedades estimulantes que llenan tu cerebro de endorfinas.
Comer más sano también te ayudará a sentirte mejor, algunos pequeños cambios son suficientes para marcar una diferencia.
¿Te parecen difíciles?
Anímate a la conseguir estos propósitos y si necesitas ayuda para llevarlos a cabo, en Quiero Psicología encontrarás profesionales con las que podrás trabajar para entender qué dificultad hay y solventarla. Contacta aquí.
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