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Sexualidad no normativa: ¿Qué es el BDSM?

La sexualidad trasciende nuestra existencia. La sexualidad es tanto sexo, identidad de género, orientación sexual, afectividad, placer, erotismo, intimidad (y reproducción). Nacemos con ella, vivimos con ella y termina en el momento de nuestra muerte. Así, las prácticas sexuales son aquello que hacemos en y con nuestra sexualidad. Y aquello que hacemos está construyendo constantemente nuestra erótica.

Como ya recordarás (https://www.quieropsicologia.com/que-aprendemos-a-erotizar/), la erótica tiene un componente biológico, psicológico y social. A pesar de presentar ciertos elementos que nos predisponen (anticoncepción hormonal, uso de ciertos antidepresivos etc), tenemos un rol activo en su construcción.

¿Qué es «normal» en la sexualidad?

A nivel social, el relato hegemónico prescribe qué prácticas son normativas (o “normales”, como solemos escuchar, es decir, aquellas que siguen la norma establecida), como actualmente es la penetración vaginal y, más en un segundo plano, el sexo oral y la masturbación. No es casual que en la cima de la pirámide se encuentre aquella cuyo objetivo es la procreación-reproducción. ¿Y por qué?

Dicha rigidez normativa acerca de cómo ha de transcurrir la sexualidad de las personas se encamina a la reproducción y a decirnos cómo tenemos que relacionarnos. Parece que la sexualidad no sólo se condena y/o tolera, sino que tiende a comprenderse y apreciarse si dichas prácticas son solo reproductivas y que posibilitan “la monogamia heterosexual”.

Con esto, por supuesto, no pretendemos demonizar la penetración vaginal. ¡Faltaría más! En cambio, te invitamos a explorarte, conocerte y ampliar tu erótica, encontrando otras formas de disfrute y de placer, complementarias a las que ya vivencias.

Puede que llegado este momento te estés preguntando…

¿Y cuáles son esas prácticas no normativas?

Aquellas prácticas sexuales disidentes de dicha norma social, no normativas, son las que escapan de lo permitido y conforman una serie de placeres a los que podemos tener acceso, enriqueciendo mucho más nuestra erótica (que recordemos, nosotrxs construimos en gran parte). Prácticas como el fetichismo hacia objetos o partes del cuerpo, spanking, sumisión, sadomasoquismo, exhibicionismo, asfixia erótica, medical, voyerismo… hacen alusión a las otras formas eróticas no hegemónicas. Adentrarnos en alguna de ellas nos permitirá desplazar la importancia patriarcal de la penetración y los genitales a otras vivencias del placer que pueden (o no) incluirlas.

Hoy introduciremos una de las más conocidas a nivel popular: el BDSM. Dichas siglas recogen prácticas como:

  • Bondage: ataduras con cuerdas y la inmovilización del cuerpo, total o parcial, mediante el uso de correas, cadenas, film plástico, vendas, hinchables de látex…
  • Disciplina: conjunto de normas-reglas para educar a un sujeto a través del castigo corporal. Dichos castigos pueden implicar azotes y/o pellizcos, por ejemplo.
  • Dominación/sumisión: asunción de roles como mascotas, asumir ciertas edades, ciertos géneros, desarrollar un rol de objetos y representar profesiones y/o situaciones que se relacionan con el poder
  • Sadomasoquismo: se relaciona con el dolor físico y otras formas posibles que lo causen.

Los factores en común a tener en cuenta en dichas prácticas son:

  1. Se llevan a cabo de forma consensuada
  2. Existe un intercambio de poder (total o parcial), donde se cede el control del propio cuerpo y/o la conducta para el disfrute, el placer y la satisfacción de los sujetos participantes

Es relevante destacar la diferencia entre práctica y conducta. Hay conductas que, per se, no se pueden considerar BDSM. Por ejemplo, esposar las muñecas o azotar un trasero dentro de un encuentro sexual donde hay disfrute mutuo, no se transforma en una situación BDSM porque aquí entra en juego la manera de vivir en concreto dichas prácticas, el significado que se le de al encuentro y el acuerdo entre lxs participantes.

Hoy hemos hablado de una de las prácticas no normativas (en la que ahondaremos en el siguiente post), pero sólo es una dentro de las muchas que tenemos a nuestra disposición para ampliar nuestra erótica y descubrir nuevos placeres y formas de vivirnos sexualmente.

Si estás pensando en trabajar tu sexualidad en esta línea u otras que se te ocurran, no dudes en contactarnos. En Quiero Psicología estamos para ti.

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