Cuando el conflicto no tiene solución
¿Te has visto enfrentándote al mismo conflicto una y otra vez con algún ser querido? ¿Te encuentras repitiendo los mismos argumentos y escuchando la misma respuesta una y otra vez?
Lo cierto es que hay algunos conflictos que no tienen solución como tal: porque nadie va a dar su brazo a torcer o porque hay factores o circunstancias que se escapan a nuestro control. A veces soy yo la persona que no está dispuesta a cambiar y en otras ocasiones es la otra persona quién no quiere (o no puede) cambiar.
Encontrar un punto medio entre mis deseos y los de la otra persona puede ser extremadamente difícil, pero en otras ocasiones es imposible. Yo puedo tener necesidades que son incompatibles con las de la otra persona y por desgracia puede no haber ningún punto medio u opción de consenso.
Identificar que no vamos a llegar a un acuerdo es crucial, además de un acto de valentía. Es muy difícil reconocer que no podemos encontrarle solución a algo, pero nos ahorrará mucho sufrimiento y malestar a largo plazo.
En estas situaciones cabe plantearse: ¿me merece la pena discutir por esto? ¿Quiero continuar esta conversación? Si la respuesta es no te ofrecemos a continuación dos opciones para abordar estas situaciones.
Lo primero es recordar mis derechos asertivos:
Tengo derecho a decir que no.
Tengo derecho a actuar conforme a mi criterio y mis valores. Tengo derecho a expresar mis emociones y mis necesidades.
Una vez recordemos nuestros derechos nos será más fácil ejercerlos.
Existen múltiples técnicas de asertividad que nos pueden ayudar a ejercer nuestros derechos asertivos y poner distancia con ciertos conflictos. Hoy exploraremos las siguientes: el disco rayado y el banco de niebla.
El disco rayado: ¿hemos establecido un límite que no se está respetando? ¿ya hemos dicho que no queremos hacer algo o que no queremos quedar esta tarde, pero nos insisten?
El disco rayado consiste en expresar nuestro límite una y otra vez (exacto, ¡como un disco rayado!). “No, no voy a ir”, “te agradezco la oferta, pero no voy a acudir”, “no voy a hacerlo”.
Podemos usar nuestra creatividad para repetir lo mismo parafraseándolo de distintas formas o simplemente repetir la misma oración una y otra vez “no, gracias”.
Por supuesto también podemos ofrecer quedar otro día, hacer planes en otro momento u ofrecer alternativas a lo que nos están proponiendo, pero es importante recordar que si no queremos hacer algo estamos en nuestro derecho.
Y, sobre todo si nos insisten o presionan no tenemos que dar ninguna explicación respecto a nuestro comportamiento.
La segunda técnica de asertividad que nos puede ayudar en estas situaciones de conflicto sin solución es el banco de niebla.
En ocasiones, podemos envolvernos en discusiones que no van a ningún lado y no queremos continuar. Las emociones pueden escalar y vemos que nos está afectando y queremos parar la discusión. Esta estrategia es especialmente útil cuando quiero decir que no o si se me falta al respeto o se está teniendo un comportamiento hostil hacia mí.
Similar al disco rayado, puedo escoger verbalizar oraciones que no entran en el conflicto. Escojo no añadir más leña al fuego e intento parar la situación, sin intentar imponerme ni dar la razón a la otra persona.
Algunos ejemplos de respuesta si nos presionan, nos acusan o machacan y no queremos escalar el problema son los siguientes: “lo tendré en cuenta”, “lo pensaré”, “lo reflexionaré”.
En ningún caso estamos pretendiendo quitarle la razón o invalidar a la otra persona, pero tampoco estamos cediendo ni dando la razón. “Entiendo lo que dices, pero yo no lo veo así”.
Por último, es importante recordar que nuestros derechos asertivos también conllevan responsabilidad asertiva (y afectiva). Si yo tengo derecho a decir que no, a querer parar una situación que me hace daño o en la que siento que se está siendo hostil contra mí, las demás personas también tienen esos mismos derechos.
¿Y tú, qué más derechos asertivos se te ocurren que tenemos todas las personas? ¿De qué forma podrías ejercitarlos y honrarlos más a menudo?
Y ya sabes, si o te sientes capaz de ejercitarlos ya sabes que en Quiero Psicología estamos para ayudarte.
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