¿Por qué se oculta el abuso sexual infantil (ASI)?
El abuso sexual infantil (ASI) es una de las experiencias más devastadoras que un ser humano puede enfrentar, especialmente durante las etapas más vulnerables de su desarrollo. Este acto traumático deja profundas cicatrices psicológicas, emocionales y sociales que pueden acompañar a la persona a lo largo de su vida.
¿Por qué se oculta?
El ASI se oculta con frecuencia por una combinación de factores psicológicos, sociales y culturales que perpetúan el silencio. Entender por qué ocurre es fundamental para romper el ciclo de abuso y proteger a las víctimas.
Temor y amenazas por parte del perpetrador
Muchos abusadores utilizan amenazas o manipulación emocional para garantizar el silencio de la víctima. Estas amenazas pueden incluir: daño físico o emocional a la víctima o a sus seres queridos; advertencias de que nadie les creerá si hablan; aislamiento emocional haciendo que la víctima sienta que no tiene a quién acudir.
Vergüenza y culpa de la víctima
Las víctimas de ASI, especialmente lxs niñxs, suelen sentirse responsables del abuso, aunque no lo sean. Esta culpa se origina porque los perpetradores pueden manipularlos para que crean que ellxs provocaron la situación, o porque lxs niñxs no entienden la dinámica de poder involucrada. Además, la vergüenza asociada a un tema tan íntimo hace que muchas víctimas prefieran callar antes que enfrentar la posible humillación.
Normalización o confusión
En algunos casos, el abuso ocurre en un contexto en el que la víctima no entiende que lo que está ocurriendo es incorrecto. Esto es especialmente común cuando el abuso comienza a edades tempranas o si el abusador es alguien en quien confían profundamente. Las víctimas pueden confundir el abuso con expresiones de afecto, lo que dificulta que lo denuncien.
Factores culturales y sociales
En muchas sociedades, hablar abiertamente sobre temas relacionados con la sexualidad sigue siendo un tabú, lo que dificulta que las víctimas encuentren un espacio para expresarse. Las víctimas temen ser juzgadas, etiquetadas o discriminadas si revelan el abuso.
Dinámicas familiares
Cuando el abuso ocurre dentro del entorno familiar, el silencio es más común debido a:
- Protección del abusador: otrxs miembros de la familia pueden minimizar o encubrir el abuso para evitar conflictos o proteger la «reputación» de la familia.
- Dependencia económica o emocional: si el abusador es un sostén económico o emocional importante, algunxs miembros de la familia pueden preferir ignorar el abuso.
- Miedo a desintegrar la familia: las víctimas temen que al hablar provoquen rupturas familiares irreparables.
- Falta de confianza en las autoridades.
En muchos casos, las víctimas no denuncian el abuso porque no confían en que las autoridades tomarán medidas efectivas o porque temen represalias. Esto puede deberse a experiencias previas de impunidad en casos similares; temor a procesos legales largos y re-traumatizantes; inexistencia de un sistema de apoyo para proteger a las víctimas;
Internalización del silencio por parte de la sociedad
La sociedad misma, al no fomentar un entorno seguro y abierto para hablar sobre el abuso, refuerza la cultura del silencio. Frases como «no hables de eso» o el escepticismo hacia las denuncias crean barreras adicionales para que las víctimas se expresen.
Desconocimiento infantil
En el caso de lxs niñxs, muchas veces no tienen el lenguaje o la comprensión necesarios para describir lo que les ha sucedido. Pueden sentir que algo está mal, pero no saben cómo explicarlo o a quién acudir.
¿Cómo romper el silencio?
Para combatir este silencio es necesario:
- Promover la educación sexual desde temprana edad: enseñar a lxs niñxs a identificar comportamientos inapropiados y a buscar ayuda.
- Crear redes de apoyo confiables: garantizar que las víctimas tengan acceso a espacios seguros para hablar sin temor a ser juzgadas.
- Capacitar a lxs adultos: padres, madres, profesorxs y profesionales deben aprender a detectar señales de abuso y responder de manera adecuada.
- Desafiar los tabúes sociales: hablar abiertamente sobre el ASI y sus consecuencias ayuda a desestigmatizar el tema.
El silencio es una de las mayores armas del abuso sexual infantil. Romperlo requiere valentía de las víctimas pero también un esfuerzo colectivo de la sociedad para crear un entorno donde el apoyo y la justicia sean accesibles para todos.
Y si por fin, tú o tu ser querido ha podido romper este tabú y ha podido contar lo que ha sufrido, desde Quiero Psicología podemos ayudarlo.