mejorar-autoestima

Cuando me comparo siento que no he conseguido nada

Según avanzamos en la vida, vamos alcanzando hitos vitales que pueden haber sido muy deseados y esperados, además de otros que pueden haber pasado más desapercibidos. Paralelamente, somos seres sociales, por lo que tendremos personas en nuestro círculo cercano (e incluso puede ser más distante, como por ejemplo conocidos a los que vemos en las redes sociales) que vayan alcanzando esos mismos hitos, a ritmos diferentes al nuestro.

Es muy fácil que tendamos a compararnos con ellos, con una sensación de que salimos “perdiendo”, generando una sensación de frustración o de fracaso. En este artículo, daremos unas pautas de como poder gestionar esta situación y estas emociones.

Acepta las diferencias individuales

Aunque todos somos diferentes y hemos vivido situaciones muy diversas, es inevitable compararse con los demás, pero es muy importante centrarte en lo que es importante para ti y te define. Tomate un momento para identificar los valores que son centrales para ti y para definir cuáles son tus prioridades.

Aquí puedo utilizar “la rueda de la vida”, que es un círculo dividido en los aspectos de tu vida (ocio, amor, familia, dinero, trabajo, salud…), donde puedes puntuar como de satisfecho te encuentras con l. Esto es importante porque va a determinar qué metas van a ser más importantes y urgentes para ti, así como los recursos de los que dispones. Por ejemplo, si estamos en un punto de nuestra vida donde nuestra salud es frágil, una meta como podría ser comprarnos un coche puede tomar un segundo lugar; así como si un valor central nuestro es la responsabilidad, seguramente una meta que implique mucha responsabilidad para las circunstancias en las que estamos, no será una opción de primeras. Esto es útil, no solo contigo, sino también al compararte con los demás: si pagamos un alquiler, no podremos ahorrar de la misma forma que una persona que no lo hace.

Es esencial hacer hincapié en no tomar como una realidad lo que se observe en las redes sociales, ya que ese contenido suele estar muy elaborado y se centra en la parte más atractiva de la realidad. Si esto te genera una emocionalidad muy intensa, no dudes en tomarte un tiempo de las redes sociales o poder reducir la cantidad de perfiles o información que recibes, por ejemplo, siguiendo a perfiles que visibilicen los aspectos más negativos de los proyectos o solo perfiles de personas conocidas o en circunstancias lo más parecidas a las tuyas.

Utiliza la envidia para definir tus metas

Inevitablemente, miramos a los demás como punto de referencia y esto puede ser muy beneficioso, especialmente si nos rodeamos de personas con valores similares a los nuestros y que nos inciten a progresar y crecer. Aunque la envidia o celos pueden ser emociones muy desagradables de sentir, son emociones que nos ayudan a orientarnos en nuestra vida gracias al contexto en el que nos encontramos. Lejos de evitarlas o de negar que están ocurriendo, te invito a que puedas observarlas de una forma más científica y compasiva: intenta investigar qué parte de lo que ha conseguido o tiene la persona en la que te has fijado, te genera envidia o celos. La envidia pone el foco en algo que queremos y que no tenemos, pero lo que nos suscita esa emoción son conceptos importantes para nosotros. Por ejemplo, puede que me dé envidia que mi amigo se haya comprado un Mercedes, pero no me gustan los coches, ni quiero uno de marca. Investigando, llego a la conclusión de que me da envidia que pueda realizar un gasto muy grande en un capricho, y pueda establecer como meta una cierta cantidad de dinero que pueda ser dedicada a caprichos. También, puede ser útil compartirlo con las personas cercanas que te susciten esa envidia para normalizarlo, ya que no es nada de lo que avergonzarse, y puede que esa persona me ayude definir o conseguir esa meta.

Utiliza la ansiedad y la frustración para redefinir tus pasos

Otra posibilidad es que mirar las vidas de los demás de tu alrededor te genere ansiedad o frustración, sobre tus metas. Ya hemos comentado que es necesario aceptar las diferencias individuales y dirigir tu atención a las metas que sean importantes para ti, pero puede que sientas aun así que no estás yendo “suficientemente rápido” o no lo estás consiguiendo. Por un lado, la ansiedad me avisa de que algo que es importante para mí es incierto y me incita a intentar anticipar y controlar los aspectos que sí podemos controlar del futuro. Por otro lado, la frustración nos avisa de que no estamos consiguiendo el objetivo que nos hemos planteado y ayuda a cambiar la estrategia que estamos poniendo en práctica para conseguir un objetivo o redefinir el objetivo. Teniendo en cuenta estas dos emociones, intenta enfocarte en una de las metas más importantes para ti (recordemos que no podemos trabajar hacia todas las metas de la misma manera, ya que nuestro recursos mentales y físicos son limitados). Determina si estás haciendo todo lo que puedes de cara a esa meta, o si existen otras maneras más eficaces de acercarte a ella. Si es así, puede ser útil que dejes escritas (o en algún formato visual que sea más atractivo para ti) tu meta y estrategia para ver cómo vas progresando hacia la meta, y puedas revisitar como lo estás enfocando, más adelante. No se trata de dudar de ti de manera recurrente, sino plantear una frecuencia para poder reevaluar como avanzas y como de satisfecho estás con tu estrategia.

A pesar de estas pequeñas pautas, si sigues sintiendo malestar respecto a tu progreso vital o a las comparaciones que realizas respecto a otros, desde el equipo de Quiero Psicología, estaremos encantadas de poder ayudarte a gestionar estas emociones y situación.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta