tengo_depresion.jpg

Depresión ¿Qué siento? ¿me he roto para siempre?:

¿Qué es una depresión?

Cada vez hay menos estigma de cara a la salud mental y aunque es muy positivo poder hablar sin tapujos de problemas psicológicos, se ha trivializado mucho la palabra depresión:

Una depresión no es simplemente tristeza desencadenada por un evento desagradable vital (ya que está sería una reacción emocional totalmente adaptativa de nuestro cuerpo), por lo que no sería apropiado usarlo indistintamente con la palabra “tristeza”. Es importante que la etiqueta nos da un contexto: poder entender los síntomas, como interactúan, qué suele ocurrir en esos casos… pero…

Una persona no es una depresión: recuerda que basta que cambie un criterio de los que se han definido como parte del grupo, para no “encajar”: es fácil ponernos la etiqueta, pero no tanto quitárnosla. Por eso, la mayoría de los psicólogos trabajan con los síntomas, la personalidad y el contexto de la persona, y no con un trastorno “aplicable a todo”.

Tipos de depresión

Aunque depresión se use livianamente el término depresión, aquí nos referiremos al más común que es el episodio depresivo mayor. De hecho, afecta a cerca de un 5 % de la población mundial, y con más frecuencia a las mujeres que a los hombres. Un episodio depresivo mayor se manifiesta por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad para ser funcional, es decir que altera la vida habitual de la persona (trabajar o estudiar, dormir, comer, socializar, etc.). Estos episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves.

Aun teniendo un episodio depresivo, existen diferentes tipos de trastornos con relación a éste: puede ser un trastorno depresivo de un solo episodio, recurrente (quiere decir que la persona ha experimentado por lo menos dos episodios) o un trastorno bipolar (es un trastorno que se caracteriza por episodios depresivos que se alternan con episodios maníacos). También existe el trastorno distímico, el cual se suele definir como depresión crónica y se caracteriza por la mayoría de la sintomatología de la depresión mayor, pero en una intensidad más leve, menos incapacitante y durante más tiempo (mínimo 2 años).

¿Cuáles son los síntomas?

El trastorno depresivo mayor es un trastorno que afecta principalmente al estado de ánimo, pero también a la forma de pensar y percibir la realidad, al organismo. Describiremos los criterios diagnósticos de la depresión mayor, pero recordemos que solo un profesional puede diagnosticar con una evaluación completa de la persona y su situación.

La persona tiene que presentar cinco o más síntomas de la siguiente lista (siendo uno de los dos primeros obligatorios para su diagnóstico), de manera diaria, y durante al menos dos semanas, afectando a su funcionamiento vital, como hemos comentado antes:

1. Un estado de ánimo triste, desanimado, desesperanzado.

2. Una pérdida de interés en casi todas las actividades habituales, especialmente evidente en las que antes sentía placer.

3. Alteraciones en el peso y/o apetito. Aunque generalmente se da una disminución del apetito y una pérdida significativa del peso, algunas personas muestran un aumento del apetito o de la ingesta de alimentos -aunque no haya apetito- y también del peso.

4. Alteraciones en el ciclo de sueño: suelen aparecer muchas dificultades para quedarse dormido y/o sueño interrumpido, o demasiado sueño (hipersomnia).

5. Alteraciones en el aspecto psicomotor: algunas personas pueden sufrir episodios de agitación, incapacidad para permanecer tranquilo, y otros un enlentecimiento psicomotor, que consiste en hablar muy pausadamente y moverse lentamente (como si uno fuera a cámara lenta).

6. Una fatiga constante o gran pérdida de energía: que cualquier tarea, por pequeña que parezca, supone un esfuerzo titánico o parece difícil o imposible de lograr. 

7. Sentimientos de inutilidad y culpa, muy intensos y desproporcionados, sobre situaciones presentes o pasadas. Se repasa lo vivido, magnificando errores, catalogando cada acto como un fracaso, poniendo atención en todas las señales negativas.

8. Dificultades para concentrarse, tomar decisiones o recordar.

9. Pueden aparecer pensamientos recurrente acerca de la muerte y/o el suicidio (exista o no un plan, se lleve a cabo o no). A pesar del miedo a morir, la persona suele estar convencida de que él y los demás estarían mejor si falleciera.

Como hemos comentado, existen otros síntomas que se suelen dar como: llanto frecuente, sentimientos de angustia y ansiedad constante, irritabilidad y explosiones emocionales,

¿Por qué o cómo aparece?

Una depresión puede desencadenarse por un evento externo de naturaleza desagradable (despido, ruptura, fallecimiento), o no tener un desencadenante claro (endógena).  En ambos casos, pueden estar implicados diferentes factores que interactúen o lo potencien, como:

  • Químicos y hormonales: puede existir una desregulación de ciertos neurotransmisores (los mensajeros químicos del cerebro) importantes como la serotonina, u hormonal, como el tiroides o como los estrógenos y progesterona (ciclos menstruales, embarazos, etc.)
  • Genéticos: puede existir una predisposición genética, pero no quiere decir que se vaya a padecer, ya que el contexto familiar puede ser similar o no, pero otras circunstancias varían.
  • Médicos: muchos trastornos orgánicos cerebrales se acompañan de depresión con una frecuencia muy alta, como el cáncer.
  • Psicosociales: vivir situaciones traumáticas o de alto estrés (un divorcio, pérdida de un ser querido, etc.) pueden facilitar un trastorno depresivo, pero además rasgos de personalidad o patrones de conducta como: una baja autoestima, apego ansioso…

En relación a esto, se han formulado muchas teorías: Según Lewinsohn, la depresión se origina en una baja frecuencia de estímulos reforzadores positivos, ya sea disponibles en el ambiente, por las características de la persona (perspectiva, habilidades sociales…). Según Seligman, se debería a un estilo de atribución interno, global y estable que se basa en la desesperanza, y que hace que, ante sucesos desagradables, la persona tienda a la depresión (indefensión aprendida). Según Beck, las personas desarrollan esquemas y estructuras cognitivas, basadas en experiencias pasadas y guardadas en la memoria, que posibilitan una visión negativa de uno mismo, del mundo y del futuro (la Triada Cognitiva). Estos esquemas filtran la información recibida del mundo y por tanto definen cómo la persona percibe la realidad. Según Bower, cuando una persona está en un estado concreto emocional, le resulta fácil recordar sucesos previamente asociados en el pasado con esa emoción, pudiendo reinterpretar la realidad de esa forma, amplificando el estado emocional negativo.

Tips para la recuperación

  • Trata de estar acompañado y hablar con personas de tu entorno en las que confíes, si alguno ha pasado por algo similar, es más fácil que pueda apoyarte como necesitas.
  • Haz actividades agradables, aunque sea poco tiempo, y aunque no te sientas tan bien como antes al realizarlas o creas que no vas a estar al 100%. Empezar ya es algo.
  • No espere que su estado de ánimo mejore de inmediato, sino gradualmente.
  • Pospón decidir cambios importantes (cambiar de trabajo, divorciarse, etc.), consulta con personas que te conozcan bien y tengan una visión más objetiva de la situación.
  • No esperes grandes cambios rápido, toca celebrar cada pequeño logro: intenta ponerte metas realistas para la situación en la que estás. Sentirse mejor toma tiempo.
  • Es fácil que tengas pensamientos negativos, recuerda no creértelos, aunque puedan parecer muy reales en el momento. Puedes apuntarlos en algún lugar, ya los evaluarás y cambiarás más adelante.
  • Busca ayuda profesional que pueda darte herramientas y comprensión en un espacio seguro. En Quiero Psicología podemos ayudarte si estás listo para dar el paso.
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta