¿Tengo un TCA?
Los problemas psicológicos han ido aumentando en los últimos años, sobre todo, entre las más jóvenes. Después de la pandemia, las consultas psicológicas se han llenado de personas buscando ayuda, y el motivo de consulta que se repite es: TCA (Trastorno de la conducta alimentaria).
¿Qué es un TCA?
Los TCA, son trastornos psicológicos graves, que conlleva alteraciones de todo (o casi todo) lo relativo a la alimentación y lo que eso implica. Existen muchos tipos de TCA, sin embargo, los que más podemos ver en consulta psicológica son principalmente:
- Anorexia nerviosa: Se rechazan sistemáticamente alimentos.
- Bulimia nerviosa: Es la ingesta excesiva de alimentos en un periodo corto de tiempo. Esto se une a una preocupación excesiva por el control del peso corporal, lo cual le puede llevar a utilizar métodos para controlar el aumento de peso como inducirse el vómito.
- Trastorno por atracón: La persona come generalmente una cantidad de comida mucho mayor de lo normal, todo al mismo tiempo. Se siente fuera de control durante estos atracones.
- Vigorexia: Trastorno del comportamiento que se caracteriza por la obsesión de conseguir un cuerpo musculoso.
- Ortorexia: Obsesión por controlar la calidad de los alimentos que se consumen, es decir la obsesión por comer totalmente sano.
¿Cuál es el origen de un TCA?
A pesar de sus diferencias, (sobre todo en la forma, más que en la función) también tienen características en común, y una de ellas es la insatisfacción corporal, que podemos definir como la discrepancia entre la imagen corporal que percibimos de nosotras mismas y la imagen corporal que consideramos ideal.
Esto se debe a muchos factores, pero uno de ellos es claramente el canon de belleza que nos han transmitido los medios de comunicación y que no es más que un estereotipo que nos empuja hacia la idealización de una belleza que parece ficticia en la gran mayoría de las veces, y no representa una vida saludable en la gran mayoría de sus casos.
En la década donde muchas de nosotras crecimos, nuestras figuras de referencia eran mujeres adultas (o adolescentes) con cuerpos esbeltos, normativos, proporcionados y algunos excesivamente delgados. Con esto no queremos decir que algunas de estas mujeres no tuvieran una constitución delgada y no tuviesen que hacer grandes esfuerzos, seguro que sí, sin embargo, sabemos que no es lo más habitual.
Actualmente los cánones han cambiado y aunque sabemos que la presión por tener un cuerpo normativo y encajar en los cánones de belleza, ha recaído mucho más en las mujeres y que además el normopeso y el sobrepeso se normaliza más en cuerpos masculinos, ellos no están exentos de este tipo de problemas, ya que el sistema se encarga de que todos caigamos en las mismas trampas.
Actualmente tenemos mucha más información sobre la anorexia o la bulimia nerviosa y podemos identificar como algo negativo o perjudicial el hecho de dejar de comer, de restringir una gran cantidad de alimentos o de llevar a cabo conductas purgativas como pueden ser los vómitos o laxantes, sin embargo, otras conductas que pueden ser igual de problemáticas están siendo aceptadas socialmente.
Por ejemplo, la practica excesiva de ejercicio, con el objetivo de ganar masa muscular en ellos y de tonificar y perder grasa corporal en ellas y el seguimiento de dietas pautadas por un entrenador personal (en el mejor de los casos), que nada tienen que ver con llevar un estilo de alimentación saludable, como la dieta keto, o la dieta depurativa entre otras. O el famoso estilo de vida “realfooding”, que promueve una alimentación basada en alimentos reales, mínimamente procesados, evitando o reduciendo lo máximo posible los ultraprocesados. Parece que a priori no tiene nada de malo, sin embargo, no siempre disponemos de tiempo para cocinar y para no consumir mas de un 10% de ultraprocesados que parece que se nos permite. Y es entonces cuando nos sentimos culpables por no seguir estas reglas (que no dejan de ser restrictivas), al igual que ocurre con otro tipo de dieta, y quizás esta culpa, tenga que mitigarse con algo relacionado con la comida, porque no tenemos otro tipo de estrategias de afrontamiento.
Visto así, parece que hay muchos comportamientos normalizados que pueden preceder a un TCA, sin embargo, lo que para una persona puede ser un disparador, para otra, con otro contexto y otras variables personales, puede no serlo. Sin embargo, puede haber una serie de conductas que nos den una pista sobre como esta siendo nuestra relación con la comida y con el cuerpo.
¿Podría estar haciendo conductas «peligrosas»?
Esto no es un test estandarizado y científico pero si estás haciendo este tipo de conductas con un nivel muy alto de ansiedad puede ser la antesala de un TCA, o al menos, un indicador de que tu autoestima no se encuentra muy bien:
- Eliminar drásticamente ciertos alimentos que nos gustan porque tienen mayor índice calórico.
- Seguimiento de las famosas dietas milagro para conseguir cambios en muy poco tiempo
- Cambiar nuestros hábitos con la llegada de la operación bikini.
- Demonizar grupos de alimentos porque no son lo suficientemente sanos.
- Practicar más ejercicio del que nos gustaría o del que disfrutamos
- Sentir emociones desagradables cuando nos saltamos las reglas.
- Dejar de acudir a planes sociales en los que puede haber comida/bebida que «engorda» o en los que nuestro cuerpo puede ser más visible (como ir a la piscina)
- Dedicar mucho tiempo a pensar qué y cómo vamos a comer…
En definitiva, si nuestro estado de ánimo depende de cuanto he adelgazado, o si llevamos a cabo comportamientos para que nuestro cuerpo cambie a toda costa, aun sabiendo lo perjudicial que puede llegar a ser, puede ser hora de pedir ayuda. En Quiero Psicología podemos ayudarte.
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