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La autoestima y las redes sociales

Es innegable que se está viviendo una verdadera revolución digital y estos cambios tecnológicos han afectado a distintas escalas a un mundo cada vez más globalizado. A nivel individual ha impactado generando un cambio en la forma de relacionarse con los otros, el estilo de vida y condicionando en cierta medida el desarrollo de cada uno.

Te contamos unas cuantas claves de cómo repercuten las redes sociales en la autoestima.

Valgo en función de los likes

La autoestima es la relación positiva entre la valoración objetiva de uno mismo y el ideal de aquello que le gustaría ser. El factor sociocultural en la construcción de ésta tiene un papel fundamental, donde entran el juego los valores sociales que se premian en la sociedad y el éxito y el atractivo asociado a la popularidad. En este último punto se encuentra uno de los aspectos claves para entender la importancia de las redes sociales y su relación con la autoestima.

Los nativos digitales, es decir, aquellos que han crecido en una época donde los cambios tecnológicos estaban ya implantados, se han adaptado a vivir con redes sociales y de hecho va implícito en su forma de vida. Esto supone una ventaja en cuanto a los beneficios que implica la tecnología, pero se exponen también a riesgos que pueden pasar desapercibidos. Es muy importante considerar el impacto sobre los adolescentes.

En esta época de crisis vital, llena de contradicciones, inexperiencia y búsqueda de identidad, el criterio de su grupo de iguales será el baremo con el que se midan. En un futuro adulto, la comparación con los otros también estará presente como una forma de regulación. Este es el caldo de cultivo para que las redes sociales sea el lugar idóneo para ello.

De este modo, una publicación en una red social lleva consigo cierta búsqueda de aprobación donde un “like/me gusta” premiará el comportamiento. Además las redes sociales ofrecen la posibilidad de usar filtros, no solo para la imagen, sino que se puede seleccionar qué se muestra y qué no. Así, poco a poco, la persona puede ir construyendo su imagen social ideal (su “ yo online”), mostrando en función de lo que sea valorado y que servirá como una afirmación de su identidad.

Cuando llega el dislike

El espacio de las redes sociales no es simplemente un escaparate social, sino además ahora un lugar que es la fuente de ingresos para muchas personas que obtienen retribución económica, pero pagando el peaje de vivir con “los haters”. Éstos son personas que desde la sensación de invulnerabilidad que ofrece la pantalla digital dirigen comentarios negativos hacia otros, llegando a acosar a diario. Lamentablemente son un elemento instalado ya en las redes sociales.

El motivo de estos comentarios negativos puede explicarse (aunque nunca estará justificado) desde la defensa de otros valores contrarios a lo que la otra persona ha expuesto, desde una comparación que ha despertado inseguridades en el otro y desde un deseo deliberado de dañar. Recientemente se ha publicado que conocidas influencers se han retirado temporalmente por estos motivos en un gesto de cuidado de su salud mental.

No obstante, sin llegar a esos niveles de popularidad, este feedback negativo también ocurre a nivel usuario y aunque ocurra en menor medida es igual de dañino para la autoestima de la persona. Estos comentarios negativos (o ausencia de comentarios positivos) son potencialmente destructores si la persona termina explicando esa situación desde ella misma (ej. “Lo he hecho mal”, “ no soy tan valida como X” “ haga lo que haga me criticarán” ), obviando la acción del otro y exculpándole de su responsabilidad.

Yo online -vs- yo offline.

Las redes sociales posibilitan experimentar diferentes roles, así por ejemplo es habitual encontrar que una persona tenga diferentes perfiles (personal, laboral, proyecto personal etc) e interactúe en función del público al que se dirige.

Del mismo modo, la existencia de estos filtros comentados hace que el mundo virtual no tenga la autenticidad y espontaneidad propias del contacto cara a cara y ofrece por tanto un intervalo para pensar qué quieres decir y cómo.

Las redes sociales supondrán una ventaja para aquellos que no tengan habilidades para enfrentarse a las situaciones sociales y favorecerá la expresión de sentimientos, pensamientos y emociones que de otro modo no tendrían cabida en su vida. Será un arma de doble filo puesto que si recibe un feedback positivo, reforzará que continúe aislándose y relacionándose tras la pantalla.

A veces, este espacio virtual es el único lugar donde los niños/adultos encuentran la posibilidad de habla, en los adolescentes además cobra más importancia, porque será un mundo con sus propias reglas.

La otra cara de la hiperconexión

Otra de las características del mundo virtual es la inmediatez que ofrece para acceder a la información y contactar con los demás, favoreciendo en este último caso una hipersocialización.

Esto en la adolescencia supone una ventaja para poder acceder a los iguales, pero también despierta fenómenos como el ya conocido FOMO (Fear of missing out o Miedo a perderse algo). Este miedo causado por la sensación de estar quedando al margen de experiencias gratificantes de otros genera cierta ansiedad social que se palia mediante un exceso de conexión a las redes para permanecer en contacto con los otros. Este continuo contacto genera a su vez una constante comparación de la vida de los demás respecto a la nuestra, fijando la atención en lo positivo de los demás y en las carencias y aspectos negativos de nuestra vida.

¿Qué hacer desde el entorno?

Como hemos hablado, el mundo virtual es un refugio en ocasiones, pero desde los distintos sistemas en los que se mueve la persona se puede trabajar en pro de la autoestima.

Desde casa y desde la escuela es importante que por parte de los padres y profesores se generen espacios de escucha, que se ajusten expectativas en cuanto a la capacidad de las personas y se brinden las ayudas (tanto materiales como emocionales) que permitan el avance. Es igual de importante ayudar como resaltar esos avances, sin caer en comparaciones y sin dar por hecho que “es lo que tienen que hacer”.

Desde el entorno familiar, no hay que olvidar que los adultos sirven de modelo para los hijos y por tanto es importante demostrar y enseñar un uso responsable de las redes sociales. Es necesario fomentar pautas saludables como no usar el móvil mientras se comparten momentos familiares, enseñarles el uso que le das a las redes sociales, pedirle que comparta contigo lo que ve en redes sociales y sobre todo, advertirle de los riesgos que supone la exposición sin medida.

Cuidar los mensajes que se lanzan desde el entorno en edades tempranas es importante porque quedarán grabados e irán estableciendo los pilares sobre los que creará el autoconcepto la persona y los terminará interiorizando. En un futuro, las experiencias negativas inherentes a la vida, activarán estas viejas heridas relacionadas con estos mensajes negativos pasados sobre “no ser suficiente”.

¿Qué puedo hacer para que las redes sociales no afecten a mi autoestima?

Es posible que al meterte en una red social pienses “mi vida no es tan interesante como la de los demás”. Esto surge ante comparaciones respecto a las actividades que hacen los demás y al dirigir la atención al número de likes que tiene una persona ante una publicación o el numero de seguidores que acumula.

Estos pensamientos pueden aparecer y el objetivo no es que desaparezcan sino reconducirlos ya que pensar en lo que nos falta es devastador a nivel emocional. ¿Y cómo se logra esto?

Puede ser que estando en las redes sociales surja la comparación y comiences a tener pensamientos negativos y a sentirte mal. Revisa qué es lo que exactamente te genera malestar ante esa publicación. Si está relacionado con un área de tu vida que no estás atendiendo, piensa qué pequeño cambio podrías hacer para satisfacerla.

Puede ser que tengas un ideal utópico en cómo debería ser tu vida. No elijas como baremo la vida de los demás puesto que recuerda que en redes solo se muestra una pequeña parte de la vida y está muy lejos de la realidad.

No publiques pensando en lo que va a gustar, muestra aquello que para ti sea importante, que te represente y vaya de acuerdo a tus valores. Si esa publicación no recibe likes, recuerda por qué lo has subido.

Reduce el tiempo que le dedicas a las redes sociales ya que te aleja de los demás y de lo verdaderamente importante en tu vida.

Cambiar este dialogo interno será un pequeño gran cambio.

Si te has sentido identificado o conoces a alguien que puede estar pasando por esta situación, desde Quiero Psicologia podemos ayudarte.

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