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Consejos frente al duelo perinatal

Llamamos duelo al proceso psicológico que conlleva una pérdida o fallecimiento. En este proceso de adaptación, surgen diferentes emociones que nos ayudan a procesar que esa persona ya no está entre nosotros, como por ejemplo la tristeza, la rabia o el enfado.

Cuando un embarazo no llega a término o el bebé fallece tras el parto, se desencadenan una serie de emociones adaptativas que reciben el nombre de duelo perinatal.

Si bien la OMS define el período perinatal desde las 22 semanas de gestación hasta una semana después del nacimiento, a nivel psicológico esta acotación resulta realmente limitada, ya que dejaría de lado los abortos que se dan en las primeras semanas de gestación o las muertes producidas en las primeras semanas de vida.

Esta definición, en la que la gran mayoría del sistema sanitario se basa, invalida el dolor de los progenitores que se encuentran fuera de este rango, lo que aumenta aún más el estigma que sufren estas personas y el silencio de la sociedad ante estas situaciones.

Emociones más comunes del duelo perinatal:

Tristeza: Independientemente del tiempo de gestación, estos progenitores están experimentando una pérdida, la ruptura de un proyecto vital y de una serie de expectativas generadas en función de ese embarazo.

Culpa: El ser humano tiende a seguir un pensamiento lógico de causa-consecuencia. Sin embargo, ante un hecho imprevisto o improbable, encuentra serias dificultades para poder comprender qué factores han propiciado este desenlace.

Ante esta falta de respuestas, y teniendo en cuenta la postura del sistema sanitario, es muy común encontrarnos con madres que se sienten culpables o busquen algún tipo de explicación en comportamientos pasados como por ejemplo: Quizás sea porque ese día hice ejercicio, me tenía que haber cuidado más…

Vergüenza: Como hemos dicho, la falta de información, el miedo a dañar a estos padres y la ansiedad por no encontrar respuestas, genera un silencio y tabú social, que puede provocar que estos progenitores sientan vergüenza por comunicar lo que les ha ocurrido, ya que pueden sentirse juzgados o no comprendidos.

Impotencia: La falta de explicaciones contundentes, la falta de apoyos y una experiencia médica tan traumática pueden generar emociones como impotencia, rabia o frustración.

Miedo: Es habitual que surjan dudas y desesperanza acerca de la posibilidad de un nuevo embarazo, o también miedo a tener que enfrentarse a otro duelo.

Fracaso: Muchas mujeres sienten que están fracasando socialmente ante la imposibilidad de tener hijos de forma biológica o padecer problemas de fertilidad.

Como podemos observar, este tipo de duelo requiere de especial atención, por lo que silenciarlo solo aumentará el dolor de estas personas.

¿Qué frases NO debemos decir?

-Por lo menos estabas de pocas semanas

-Peor hubiese sido que el embarazo estuviese más avanzado

No intentes encontrar algo positivo en esta situación, estamos hablando de una pérdida y del dolor que ésta conlleva.

– Todavía sois jóvenes y podéis volver a intentarlo

Esto invalida las emociones de los progenitores. El hecho de tener o no otro bebé en el futuro, no va a eliminar la pérdida que acaban de sufrir, y mucho menos, sustituirla. No minimices su pérdida mostrando datos acerca de la probabilidad de un futuro embarazo.

Hubiera sido más duro si lo hubieseis conocido

Esto es un mito, ya que los datos demuestran que las emociones de rabia e impotencia pueden intensificarse en el caso de padres a los que se les ha impedido ver el feto o despedirse de su hijo.

Es una decisión del destino; cuando tenga que ser, será

Tener un hijo es una decisión personal y cuando se inicia el embarazo, surgen una serie de expectativas y proyectos asociados que se ven truncados cuando éste se interrumpe de forma inesperada. No busques dar consuelo a estas personas con este tipo de frases, ya que pueden aumentar la sensación de impotencia y desesperanza.

Como hemos explicado previamente, el ser humano tiende a buscar explicaciones y causas ante los sucesos que no esperaba, si bien hay personas que pueden verse reconfortadas en apoyarse en cuestiones más espirituales, también podemos encontrar personas a las que les produzca rechazo y mayor desconsuelo.

¿Cómo puedo ayudar?

Pregunta cómo se sienten y a ambos progenitores: No evites conectar con el dolor de esas personas, permite que expresen su dolor y sus sensaciones, y lo que es más importante: No quites de la ecuación al padre. Se ha comprobado que ante estas situaciones, ambos progenitores tienen la mismas emociones de duelo.

Pregúntales directamente por la pérdida, si tenían algún nombre pensado, si guardan algún objeto de recuerdo… Hablarlo no va a producirles más dolor, sino que puede ayudarles a sanar la herida. Recordemos que habitualmente estas situaciones son tabú en la sociedad, por lo que debemos crear espacios seguros para poder comunicarnos.

Valida sus emociones: No minimices sus dolor, estas personas están experimentando una pérdida y cada persona procesa el duelo como mejor puede. El silencio solo aumentará la sensación de desesperanza.

Muéstrate disponible: Ofréceles tu voluntad de ayudar y escucharles cuando lo necesiten, a buscar información médica o asesoramiento psicológico si lo necesitan, siempre y cuando, se respete también su espacio de duelo.

Coincidiendo con el mes internacional de la concienciación de la muerte gestacional y perinatal, desde Quiero Psicología queremos dar visibilidad a estos procesos y ofrecer un entorno seguro donde poder hablarlo, sin temor a ser juzgado o rechazado.

Si lamentablemente has experimentando una pérdida de este tipo, si te sientes identificado con las emociones expuestas anteriormente o crees que necesitar sanar un duelo, desde Quiero Psicología podemos ayudarte.

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