El apego y las relaciones de pareja
Hace unos meses, publicamos un post definiendo el apego y explicando cómo los diferentes estilos podían afectar en la vida adulta. Puedes leerlo aquí. Hoy, queremos explicar, concretamente, cómo el tipo de apego de cada persona puede influir a la hora de establecer y mantener relaciones de pareja.
Recordemos que dentro del apego inseguro, podemos encontrar 3 subtipos: El apego ansioso, el apego evitativo y por último, el apego desorganizado. Afortunadamente, el apego desorganizado es el menos prevalente en la sociedad, por lo que centraremos el post de hoy en el apego seguro, el apego ansioso y el apego evitativo.
Comportamientos según el estilo de apego
Para entender mejor la diferencia entre estos estilos, observemos 3 casos diferentes:
- Pedro lleva saliendo con Víctor un par de meses, lo pasan muy bien juntos y siente que le apetece dar un “paso más” en la relación. Al ver que ya no ha vuelto a quedar con otros chicos y que cada vez le apetece pasar más tiempo con Víctor, se plantea comunicarle cómo se siente y proponer que sean pareja estable.
- Luis tiene muchas ganas de tener pareja, ha probado en varias aplicaciones y aunque ha conocido a gente maravillosa, nunca ha logrado establecer una relación duradera. Cree que ha tenido muy mala suerte, pero empieza a plantearse que quizás sea él el culpable, se pregunta si hará algo mal para que las relaciones no se mantengan.
- María se define como un “alma libre”, dice que le encanta conocer gente, mantener relaciones sexuales, pero eso sí, “sin pillarse”. Se define como una persona autosuficiente. Cuando percibe que la persona que está conociendo exige más compromiso, empieza a experimentar agobio y miedo, y acaba rompiendo el vínculo.
Como explicamos en el anterior post, en función de la relación que establezcan nuestros cuidadores con nosotros, y el grado de sintonía entre nuestras demandas y sus respuestas, desarrollaremos una serie de esquemas mentales y expectativas, que repetiremos en la edad adulta.
Es como si nuestro cerebro esperara que la gente nos trate igual que nuestros cuidadores nos han tratado, y que por tanto, deberemos comportarnos y socializarnos, acorde a las estrategias que hemos desarrollado para que nuestros padres nos atiendan.
Pedro muestra un estilo de apego seguro, ya que no teme al compromiso y pretende afrontar sus dudas mostrando sus emociones y comunicándose de forma asertiva. Sabe que tiene derecho a exponer su postura y que la mejor forma de conocer la opinión de la otra persona es preguntando y explorando.
Luis, en cambio, se ha criado en un entorno inconsistente. Muchas veces, se ha tenido que ocupar de mediar entre las discusiones de sus padres. Su madre se caracteriza por ser muy ansiosa, con el fin de “proteger a su hijo”, le obliga a cumplir un horario estricto de salidas, pregunta con quién sale y se preocupa cuando llega tarde. Su padre, en cambio, se limita a apoyar a la madre, dice que llega muy cansado de trabajar y no tiene tiempo.
María, por otro lado, es una persona muy estudiosa desde la infancia. Con el fin de contentar a sus padres, siempre se ha esforzado en ser “la niña perfecta”, no meterse en líos y mantener un expediente brillante. Sus padres mantienen una relación que se caracteriza por escasas muestras de cariño, discusiones y una vida dedicada al trabajo. Al estar tan ocupados y mostrar poca expresión emocional, cuando María tenía un problema, tendía a guardárselo y no compartirlo, ya que igualmente, sería ignorada.
¿Qué consecuencias tiene esto?
No es que Luis esté haciendo algo mal o que resulte una persona insoportable, el problema es que desde pequeño, le han hecho sentir eso. Luis ha desarrollado un apego ansioso.
Luis ha crecido observando las innumerables preocupaciones de su madre, lo que le ha llevado a pensar que el mundo es caótico e impredecible, que no te puedes fiar de nadie. ¿Qué hace su cerebro para poder enfrentarse a ese mundo impredecible? Controlar, intentar tener todo bajo control.
No es que María sea un alma libre, es que desde pequeña, ha tenido que cubrir sus necesidades por ella misma porque sus padres no le han ayudado adecuadamente. María ha desarrollado un apego evitativo.
Como sus padres no atendían sus necesidades y apenas expresaban su afecto, María tiende a evitar las situaciones que implican intimidad, como lo son las relaciones de pareja estables. Inconscientemente, y a modo de superviviencia, su cerebro no se permite pedir ayuda, expresar emociones o establecer vínculos comprometidos, porque no quiere reexperimentar la sensación de rechazo.
Pedro, a diferencia de María y Luis, y a pesar de darle vergüenza dar el paso de tener una conversación con Víctor acerca de su relación, no se siente responsable de las emociones de su pareja, ni cree que por expresar cómo se siente vaya a molestarle o ser ignorado.
Ansioso y evitativo, una mala combinación
Ante una amenaza, así como el ansioso se hiperactivará, el evitativo, en cambio, se desactivará. Por lo que cuando experimenten peligro, el ansioso tenderá a aproximarse más, preguntará, se reasegurará de la información, se mostrará más cerca; mientras que el evitativo, se alejará.
Imaginaos las parejas que están formadas por una persona ansiosa y otra evitativa: La excesiva proximidad del ansioso implicará una amenaza para el evitativo, por lo que se alejará aun más, algo que el ansioso percibirá como peligroso. A consecuencia, se aproximará más y se formará un círculo vicioso.
Si te has sentido identificado con alguno de estos comportamientos y experimentas malestar en tus relaciones, no dudes en escribirnos. Afortunadamente, el estilo de apego de cada uno no es irreparable y éste puede modificarse con psicoterapia.
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