¿Te frustra sentir que tu verano no es estupendo?
¿Estás deseando que termine el verano? ¿te quema ver las redes sociales por lo que publican los demás? ¿sientes que tu verano está siendo nefasto en comparación con el de otras personas?
Quizás el periodo vacacional para muchos sea la mejor etapa del año y para otros sea un suplicio. Si para ti está siendo complicado lidiar con las distintas realidades que presentan los demás sobre su verano, este post puede interesarte.
Abres una red social y automáticamente sientes presión en el pecho o taquicardia, observas los lugares paradisíacos a los que van las demás personas, las reuniones sociales y familiares o la cantidad de actividades que pueden llegar a hacer y tú, comienzas a sentirte totalmente alejado/a de esa realidad.
Tras un rato observando fotos, vídeos, lugares y personas, decides dejar el teléfono sintiendo a continuación una mezcla entre tristeza, ansiedad y desmotivación.
Entras en bucle con diálogos internos sobre lo “poco divertido” que está siendo tu verano, lo “poco que aprovechas” y la “mala suerte” que tienes.
Quedas exhausto/a y llegas a perder hasta el apetito o a no conciliar bien el sueño y, en definitiva, deseas fuertemente que el verano llegue a su fin para recuperar la rutina de trabajo/estudios y que todo el mundo vuelva a sus quehaceres.
Llegados a este punto te planteas, ¿qué puedo hacer para no sentirme así?
Parece que hay determinadas fechas en el calendario que están cargadas de clichés a los que ajustarse y el verano es una de ellas. Reuniones, viajes, fiestas, etc., son ingredientes que parecen indispensables para poder “decirle al mundo” que has tenido un verano como “debe de ser”.
Se inicia una competición por ver quién viaja al lugar más espectacular, quién ha pasado menos tiempo en casa y quién llega a septiembre con el color de piel más dorado. Todo lo que no se ajuste a dicho patrón de vacaciones “ideales” queda relegado a otra cosa que, desde luego, no puede ser considerado “verano” y, por tanto, se presupone como una “pérdida de tiempo”.
Si observas los meses comprendidos entre junio y agosto desde el filtro que acabamos de describir, siento decirte que con alta probabilidad vas a experimentar como poco, una gran frustración.
Aprovechando que aún queda medio mes para que todos volvamos a la rutina, te animo a que observes qué te quieren decir las distintas emociones-sensaciones que estás sintiendo en relación con lo que hablamos hoy.
La sensación de malestar puede ser una señal de tu mente-cuerpo que está pidiendo a gritos que escuches y que hagas algo al respecto. Esto no quiere decir que tengas que buscar el primer vuelo a Menorca que veas si no, que tal vez, deberías escuchar tu diálogo interno para llegar al fondo de tu necesidad real. Veamos una serie de ejemplos:
-Acabo de ver que mi compañera de trabajo se ha ido de vacaciones con su pareja a otro país y que están visitando lugares espectaculares. Sientes tristeza, envidia, rabia….
Si ahondamos en tus emociones, puede que observes que tu necesidad no es viajar a otro país, si no, pasar más tiempo con tu pareja. Hace mucho que no os dedicáis tiempo de calidad y algo dentro de ti se activa cuando ves a los demás haciéndolo.
-Tu hermano se va a pasar una semana con sus amigos a una casa rural con piscina. Cuando lo ves haciendo la maleta te vas, estás irritado y no quieres ni verlo….
Cuando escuchas tu emoción, conectas con la sensación de echar de menos a tus amistades. Hace varios veranos que no coincidís todos juntos para hacer una escapada y esto te llena profundamente de tristeza, ojalá tú pudieras hacer esto con tu grupo.
-Tienes una cena programada y unas copas luego, pero te comienzas a agobiar porque no tienes ropa nueva y quieres ir con un modelito nuevo. Al final, no encuentras nada que te convenza y cancelas el plan…
Al calmarte te das cuenta de que no has cancelado por el capricho de “no tener un modelito nuevo”. La realidad es que era una quedada importante y querías usar ropa que no sea la habitual pero no cobras lo suficiente en tu trabajo y no has podido aún renovar algo tu armario. La vía de escape fue cancelar ante el malestar que esto te generaba.
Con estos ejemplos (y mil más que podríamos poner), analizamos como detrás de una o varias emociones hay una necesidad real que, si escuchamos y atendemos, podremos cubrir y, por tanto, sentirnos mejor.
Buscar un trabajo con mejores condiciones, comunicar con tu pareja cómo te sientes y qué necesitas, ampliar tu red social para compartir con más personas el tiempo y no quedar relegado/a al grupo de siempre y su disponibilidad, etc… son cosas que sí son «solucionables»
Lo que observas en redes sociales puede dar pie a determinar qué estás necesitando y no tienes y hacia dónde te gustaría encaminarte, pero recuerda, que no todo lo que se muestra es la realidad general de las personas. Dedica tiempo a escucharte, identificar tus necesidades e intentar cubrirlas a corto-medio o largo plazo.
¿Qué puedo hacer entonces?
Durante este proceso en el que eres compasivo/a contigo mismo/a y te permites entender qué te está sucediendo al compararte con otros/as, puedes realizar una serie de conductas concretas que pueden ayudar a reducir el malestar:
–Limita tu tiempo en redes sociales. No toda la realidad es justo lo que se publica, por tanto, no alimentes tu angustia observando todo el tiempo sólo la parte “ideal”
–Relativiza y añade argumentos racionales que equilibren la parte emocional a tu bucle rumiativo. Elimina los mitos y prejuicios asociados a lo que es el verano. Se puede pasar esta etapa del año en casa descansando y viendo películas, no “tienes que” ir a una playa para ser feliz o rodearte de 50 personas diferentes
-Practica alguna actividad física. Salir a andar, correr, nadar, ejercicios desde casa, etc.
–Estimula otras áreas. Lee, dibuja, escribe, escucha música distinta, etc.
-Ejercita la atención en el aquí y el ahora. Toma plena consciencia sobre lo que estás haciendo en este preciso instante, el lugar, los olores, sabores o sonidos. Disfruta lo que tienes en este momento. Pueden ser personas, salud, un lugar físico, etc.
Es posible que a pesar de tu esfuerzo sigas encontrando dificultad para reducir el malestar y sentirte mejor, y éste puede ser el momento clave para pedir ayuda. En Quiero Psicología continuamos dando atención en esta estación del año por lo que podemos comenzar a acompañarte en este proceso sin esperar a septiembre.
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