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Salud mental en personas trans: mitos y realidades

Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, y octubre también es un mes dedicado a la visibilidad trans. Esta coincidencia nos invita a reflexionar sobre un tema que suele estar atravesado por prejuicios: la salud mental de las personas trans.

El mito

Todavía persiste la idea de que “las personas trans tienen más problemas psicológicos porque son trans”. Este mito refuerza estigmas y coloca la identidad trans como una condición patológica.

La realidad

Las investigaciones y la experiencia clínica muestran que ser trans no es un trastorno. Los problemas de salud mental que con frecuencia atraviesan las personas trans (como ansiedad, depresión o estrés postraumático) no son consecuencia de su identidad de género, sino de los contextos de discriminación, exclusión y violencia a los que se enfrentan día a día.

Factores que impactan negativamente en su salud mental incluyen:

La falta de acceso a tratamientos médicos y acompañamiento psicológico especializado.

  • El rechazo familiar o la expulsión del hogar.
  • La discriminación en el colegio, trabajo o sistema de salud.
  • La violencia física y verbal.

El suicidio en la población trans

Diversos estudios señalan que las personas trans enfrentan tasas alarmantemente altas de ideación y conducta suicida. En algunos reportes internacionales, más del 40% de personas trans ha pensado seriamente en quitarse la vida y un porcentaje significativo lo ha intentado al menos una vez.

Pero, nuevamente, es fundamental aclarar:
No es la identidad trans la que genera estas cifras, sino la hostilidad del entorno.
La exclusión, el rechazo familiar, la transfobia y la violencia sistemática son los verdaderos factores de riesgo que ponen en peligro la vida de este colectivo.

Por el contrario, investigaciones muestran que cuando existe apoyo social y familiar, las tasas de suicidio descienden drásticamente. Algo tan simple y poderoso como llamar a una persona por su nombre y/o pronombre elegido puede reducir significativamente la ideación suicida en adolescentes trans.

Factores protectores

La buena noticia es que existen factores protectores que fortalecen la salud mental de las personas trans y previenen el suicidio:

  • Aceptación y apoyo familiar: el pilar más determinante.
  • Respeto por el nombre y pronombres elegidos.
  • Acceso a atención psicológica afirmativa, que acompañe la identidad en lugar de cuestionarla.
  • Redes de apoyo y comunidad, que generan pertenencia y resiliencia.
  • Políticas públicas inclusivas, que garantizan derechos básicos.

Reflexión

La verdadera pregunta no debería ser: “¿Por qué las personas trans tienen más problemas de salud mental o mayores tasas de suicidio?”, sino:
“¿Qué estamos haciendo como sociedad que afecta negativamente su bienestar y pone en riesgo sus vidas?”.

El desafío está en cambiar el foco: la identidad trans no es un problema a resolver; lo que necesitamos transformar son los prejuicios, las estructuras excluyentes y la falta de apoyo social.

En este mes de la salud mental y de la visibilidad trans, recordemos que promover el respeto y la inclusión no solo es un acto de justicia, sino también una forma concreta de prevenir el sufrimiento y salvar vidas.

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La falsa imagen de la «familia feliz»

En muchas culturas, la familia es retratada como un núcleo de amor incondicional y apoyo mutuo. Sin embargo, para millones de personas, esta idealización contrasta con una realidad marcada por conflictos, críticas, manipulación o incluso abuso. La presión social para mantener la apariencia de una familia «feliz» puede hacer que las personas minimicen su sufrimiento y, lo que es peor, se sientan culpables por tener pensamientos negativos hacia sus propios familiares.

Familias tóxicas: Características comunes

Aunque cada familia tiene dinámicas únicas, hay ciertos patrones de comportamiento que suelen caracterizar a las familias tóxicas:

  1. Control excesivo: Se ignoran los límites individuales, y las decisiones importantes se toman sin consultar al miembro afectado.
  2. Manipulación emocional: Los miembros utilizan la culpa, el chantaje emocional o la victimización para obtener lo que desean.
  3. Críticas constantes y desprecio: Minimizar logros, hacer comentarios hirientes o descalificar las emociones de los demás.
  4. Abusos: El maltrato, del tipo que sea, es una forma clara de toxicidad.
  5. Rivalidades y favoritismo: Comparar a los hijos entre sí o fomentar rivalidades que fragmentan la unidad familiar.
  6. Negación de los problemas: Las dinámicas tóxicas suelen justificarse o ignorarse, lo que perpetúa el daño.

Impacto psicológico de las familias tóxicas

Vivir en un entorno familiar tóxico puede tener efectos duraderos en la salud mental y emocional.

Baja autoestima: Las críticas constantes y la falta de validación emocional pueden hacer que las personas se sientan inadecuadas.

Ansiedad y depresión: La toxicidad familiar puede generar un estrés crónico que afecta la salud mental.

Dificultades en las relaciones futuras: Las dinámicas familiares disfuncionales suelen influir en cómo las personas establecen y mantienen relaciones con amigos, parejas o compañeros.

Sentimiento de culpa: La presión cultural y familiar puede hacer que las personas se sientan responsables por los conflictos, incluso cuando no lo son.

Cómo gestionar la toxicidad familiar

Reconocer que una familia es tóxica puede ser difícil, pero es el primer paso hacia el cambio.

Reconocer y Aceptar la Realidad

     El primer paso es admitir que la familia tiene patrones tóxicos. Identificar los comportamientos problemáticos, como críticas destructivas o manipulación emocional.

    Reconocer cómo estos patrones afectan tu bienestar físico y emocional y entender que admitir la toxicidad no significa que no quieras a tu familia, sino que estás priorizando tu salud mental.

    • Gestionar la Culpa

    Reformula la narrativa: Cambia el enfoque de «Estoy traicionando a mi familia» a «Estoy cuidando de mí mismo» y valida tus emociones.

    • Establecer Límites Claros

    Definir qué comportamientos no estás dispuesto a tolerar, como críticas constantes o invasión de privacidad y comunicarlos de manera asertiva pero respetuosa.

    • Evaluar la Necesidad de Distancia

    En algunos casos, mantener distancia física o emocional de ciertos miembros de la familia puede ser necesario. Esto no significa necesariamente cortar lazos para siempre, sino crear espacio para cuidarte. Comunica tu decisión con claridad y calma y prioriza tu bienestar sin sentir la necesidad de justificarte.

    • Construir una Familia Elegida

    Independientemente de que la familia biológica no cumpla un rol de apoyo no, es beneficioso construir relaciones significativas con amigos, colegas o comunidades que compartan tus valores. Estas «familias elegidas» pueden proporcionar el amor y la estabilidad que necesitas.

    • Buscar Apoyo Terapéutico

    En algunos casos, además de todo lo anterior también sería necesario pedir ayuda profesional. En Quiero Psicología podemos ayudarte a procesar las emociones difíciles, como la culpa, la ira y el duelo, identificar patrones familiares dañinos y ver cómo te afectan en tu día a día y finalmente desarrollar habilidades para establecer límites y tomar decisiones alineadas con tus valores.

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    Siempre soy quién organiza los viajes

    Organizar viajes puede ser una tarea emocionante, pero también puede volverse abrumadora, especialmente si siempre recae sobre tus hombros. Cuando eres la persona que se encarga de planificar cada detalle, es fácil sentir que llevas una carga desproporcionada, lo que puede llevar al agotamiento. A continuación, te propongo algunas estrategias para distribuir mejor las responsabilidades y disfrutar más del proceso de planificar y vivir el viaje.

    1. Comunica tus expectativas desde el principio

    Es crucial que expreses desde el inicio lo que esperas de los demás. Si no deseas asumir toda la responsabilidad, hazlo saber. Una conversación abierta sobre las tareas a repartir ayudará a establecer un entendimiento mutuo. Por ejemplo, podrías decir: «Me encantaría que todos tuviéramos un papel activo en la planificación del viaje para que no recaiga todo en una sola persona.»

     2. Divide las tareas de manera equitativa

    En lugar de hacer todo tú mismo, divide las responsabilidades entre los miembros del grupo. Algunas tareas que se pueden repartir incluyen:

    – Investigación de destinos: Delega la búsqueda de actividades o restaurantes a otras personas del grupo.

    – Reservas: Asigna a alguien la responsabilidad de hacer las reservas de hoteles o actividades.

    – Logística: Otra persona puede encargarse de coordinar los traslados o el transporte.

    Al dividir las tareas, no solo aligeras tu carga, sino que también involucras a todos en el proceso, lo que puede hacer que el viaje sea más significativo para todos.

    3. Establece un calendario de plazos.

    Organizar un viaje puede requerir de decisiones en momentos específicos, como reservar vuelos con antelación o asegurarse de que las actividades estén confirmadas. Establecer un calendario de plazos ayuda a que cada miembro del grupo sepa cuándo deben completar sus tareas. Puedes crear un grupo de chat o una hoja compartida para seguir el progreso de las tareas asignadas.

    4. Permite que otros tomen decisiones.

    A veces, la carga no solo viene del trabajo de organizar, sino de la presión de tomar todas las decisiones. Es importante que todos participen en la toma de decisiones clave. Esto podría incluir elegir el destino, decidir el tipo de alojamiento o seleccionar las actividades principales. Permitir que los demás opinen no solo distribuye la responsabilidad, sino que también aumenta la satisfacción del grupo con las elecciones finales.

    5. Acepta la imperfección.

    Parte de la carga que sientes al organizar puede provenir de querer que todo salga perfecto. Sin embargo, es importante recordar que un viaje puede ser maravilloso incluso si no todo sale según lo planeado. Aceptar la imperfección te permitirá disfrutar más del viaje y reducir el estrés asociado con la planificación.

    6. Considera delegar a un profesional.

    Si realmente te sientes abrumado y el presupuesto lo permite, considerar contratar a un agente de viajes o un planificador de itinerarios puede ser una opción. Ellos pueden encargarse de la mayor parte de la logística, permitiéndote disfrutar más del viaje y concentrarte en los aspectos que realmente te interesan.

    7. Pide apoyo emocional y reconocimiento.

    Es normal que, al asumir la responsabilidad de organizar un viaje, sientas que necesitas apoyo emocional. Pide a tus compañeros de viaje que reconozcan tu esfuerzo. A veces, unas simples palabras de agradecimiento pueden aliviar mucho la carga emocional.

    8. Evalúa al final.

    Después de cada viaje, es útil reflexionar sobre lo que funcionó bien en la organización y lo que no. Habla con tus compañeros sobre cómo se sintieron con la distribución de tareas y si hay algo que se pueda mejorar para futuros viajes. Esto no solo ayuda a mejorar la dinámica del grupo, sino que también te permite aprender y hacer ajustes para futuros viajes.

    Organizar viajes no tiene por qué ser una carga solo para una persona. Al comunicarte abiertamente, dividir tareas, y permitirte a ti mismo disfrutar del proceso sin buscar la perfección, puedes aliviar el estrés asociado con la planificación y asegurarte de que todos los involucrados tengan una experiencia memorable. Recuerda que, al final, el objetivo es disfrutar del viaje, no solo el destino.

    Y si consideras que eres tú siempre el que organiza todo, el que cuida a los demás y que tienes un patrón de cuidador acude a nosotras.

    atracones-navidad

    La Navidad y los atracones

    La Navidad es conocida por ser una época en la que la comida desempeña un papel central en las celebraciones. Muchas personas disfrutan de comidas festivas y tradicionales durante esta temporada. No obstante, es común que algunas personas se sientan tentadas a comer en exceso durante las festividades. Y esto no tiene porqué ser un problema, sin embargo, algunas personas con trastorno por atracón pueden experimentar desafíos adicionales.

    El trastorno por atracón es un trastorno alimentario caracterizado por episodios recurrentes de ingesta de alimentos en una cantidad mayor de la normal, acompañados de una sensación de pérdida de control durante los episodios. Estos episodios están seguidos comúnmente por sentimientos de culpa, vergüenza o malestar.

    La presión social para participar en comidas festivas y el énfasis en la comida durante las celebraciones pueden desencadenar episodios de atracones en aquellos que ya luchan con este trastorno. Además, Las emociones asociadas con las festividades, como el estrés, la alegría o la tristeza, pueden aumentar la vulnerabilidad a los atracones.

    Algunas personas pueden recurrir a la comida como una forma de hacer frente a las emociones intensas asociadas con las celebraciones navideñas. Es importante destacar que el aumento de peso no está determinado únicamente por los atracones, sino por la suma total de la ingesta calórica, el gasto energético y otros factores relacionados con el estilo de vida. Sin embargo, cuando estos factores se suman, es posible que aparezca este efecto que dependiendo de la relación que tengamos con el cuerpo y la presión familiar/social a la que estemos sometidas, puede ser un problema añadido.

    Malas estrategias de afrontamiento

    Es en este momento cuando se nos pasa por la cabeza compensar con ejercicio físico, restringir alimentos, utilizar diuréticos y/o laxantes, hacer ayunos u otras dietas poco recomendables o incluso llegar a provocarnos el vómito, como si alguna de estas cosas mejorase la relación que tenemos con nuestro cuerpo.

    Una de las opciones mas normalizadas, es el uso de las dietas restrictivas, pero las dietas restrictivas y los atracones a menudo están relacionados en un ciclo que puede tener consecuencias negativas tanto para la salud física como para la salud mental.

    Este ciclo es conocido como el «ciclo de la restricción y el atracón».

    Aquí hay algunas maneras en las que estos dos comportamientos pueden interactuar:

    Privación: Las dietas restrictivas a menudo implican la eliminación o restricción severa de ciertos alimentos o grupos de alimentos.

    Sentimientos de privación: La privación puede llevar a sentimientos de ansiedad, deseo intenso por los alimentos prohibidos y una relación negativa con la comida.

    Respuesta a la privación: Después de períodos de restricción, el cuerpo y la mente a menudo responden con atracones, donde se consumen grandes cantidades de alimentos en un corto período de tiempo.

    Sentimientos de culpa y vergüenza: Después de un atracón, las personas a menudo experimentan sentimientos de culpa y vergüenza, lo que puede intensificar la necesidad de volver a la restricción y/o además podemos intentar gestionar estos sentimientos desagradables con más comida.

    ¿Cómo podemos entonces romper el ciclo?

    Enfoque en la moderación: Adoptar un enfoque equilibrado y moderado hacia la alimentación puede ayudar a romper el ciclo de restricción y atracones. En lugar de seguir dietas restrictivas, centrarse en desarrollar hábitos alimenticios saludables y sostenibles a largo plazo.

    Entender las necesidades nutricionales: Reconocer y satisfacer las necesidades nutricionales del cuerpo puede reducir la necesidad de atracones como respuesta a la privación.

    Y sobre todo, cuando sientas que tu sola no puedes, recomendamos buscar apoyo profesional. Trabajar con un dietista y/o nutricionista y terapeuta especializada en trastornos alimentarios puede proporcionar herramientas y estrategias para establecer una relación más saludable con la comida.

    La relación con la comida y el cuerpo son problemas multifactoriales y altamente complejos, influidos negativamente por el sistema en el que vivimos, por lo tanto es normal que no podamos lidiar con esto solas. Aunque sea algo muy extendido, los TCA son problemas que pueden solucionarse, no tienen porqué acompañarnos durante toda la vida. En Quiero Psicología podemos ayudarte.

    violencia-intragénero

    Violencia intragénero ¿la puedo estar sufriendo?

    Con este tipo de violencia nos referimos aquella que es ejercida dentro de una pareja LGBTIQ+ por parte de uno de sus miembros. En estas circunstancias, se puede señalar como violencia intragénero conductas en las que haya:

    Violencia psicológica y emocional: Comprende los intentos de una persona de perturbar el bienestar mental y/o afectivo de su pareja. Puede ejercerse en público o en privado, siendo muy difícil de detectar cuando solo se ejerce en el ámbito privado. Esta violencia incluye: llamar por apodos, manipulación, insultos, críticas, humillaciones, abandono, aislamiento social, chantaje, control, amenazas o hacer sentir inferior al otro.

    Violencia física. Es el acto deliberado o el intento de infligir lesiones físicas hacia la otra persona. Se considera violencia física independientemente de que se consiga o no el objetivo de dañar. Algunos ejemplos de violencia física son: bofetadas, patadas, ahogar, lanzamiento de objetos, empujones, agarrar a la víctima, limitarle la salida, mordiscos, negar el sueño o la comida, obligar a tomar sustancias nocivas para su salud, utilización de armas, intento de homicidio y asesinato.

    Violencia sexual: Comprende cualquier actividad sexual no deseada impuesta a la persona por su pareja a través de intimidación o coacción o bien cuando se producen en otras situaciones de indefensión. Alguno ejemplos son: tocamientos no deseados, violaciones, negarse a usar protección en las relaciones, obligar a la pareja a realizar prácticas que no le gustan, obligarle a mantener relaciones sexuales con otros.

    Violencia económica o financiera: Incluye el control de los gastos e ingresos de la víctima, hacer que la pareja dependa económicamente, negar el acceso a los recursos económicos, impedir la asistencia a clases o al trabajo o cualquier otra acción que haga que la pareja dependa económicamente o use la superioridad económica para controlar a la víctima

    Violencia digital: Incluiría el ciberacoso, el sexting, controlar el móvil y las redes sociales, instalar aplicaciones de localización, amenazar por email o redes sociales, entre otras.

    Violencia vicaria: La violencia vicaria dentro de una pareja es aquella en la que se causa daño físico y/o emocional los hijos e hijas que tienen en común para hacer sufrir a su pareja o expareja. Este tipo también incluye el daño causado a los menores por la observación de malos tratos entre los progenitores. El impacto psicológico es lo que se busca, a través del control, el sometimiento y las agresiones a personas que no están directamente involucradas en el núcleo del conflicto.

    Las dinámicas que se dan dentro de este tipo de relaciones se parecen mucho a las de la violencia de género, no obstante, también tiene ciertos elementos que son característicos de las parejas que forman parte del colectivo LGTBIQA+, como veremos a continuación.

    Outing: La pareja puede amenazar con revelar la orientación sexual de la víctima a sus jefes, amigos y familiares, lo que puede llevar a un gran aislamiento social y al despido.  El outing puede ser una herramienta de abuso y una barrera para buscar ayuda, ya que las personas LGTBIQ+ a menudo ocultan su orientación sexual o identidad de género por temor al estigma y a la discriminación.

    Violencia relacionada con el VIH: Las amenazas de contagio y de descubrir el estado seropositivo de la pareja a sus familiares y amigos, impedirle tener acceso a la medicación o a tener prácticas sexuales seguras, manipular a la víctima a través de la enfermedad, etc.

    Violencia sobre la orientación sexual: La orientación sexual puede ser utilizada como un método de control sobre la otra persona. La persona maltratadora utilizaría los estereotipos que definen a las personas LGTBIQ+, en general para abusar de su pareja por no entrar dentro de ellos. La persona maltratadora puede amenazar para limitar la participación de su pareja en la comunidad o desalentarla a denunciar porque al hacerlo avergüenza a la comunidad.

    El uso de la LGTBIQ+ fobia interiorizada como herramienta de violencia psicológica. Las personas abusadoras pueden aprovecharse de la LGTBIQ+ fobia interiorizada de su pareja para ejercer control, manipulación o chantaje emocional.

    ¿Qué mitos pueden estar impidiéndome verla?

    Los mitos sobre la violencia intragénero contribuyen a su invisibilidad y obstaculizan su adecuado tratamiento y, en consecuencia, la protección de las víctimas.

    Los hombres gais nunca pueden sufrir maltrato por sus parejas. Las mujeres lesbianas nunca son maltratadas por otras mujeres. El maltrato no solo es una cuestión de sexismo, tambiénes un tema de poder, un tema legal y un tema de salud mental.

    La violencia en parejas de hombres gais es una lucha justa entre iguales. En este punto los autores hablan del mito del ring de boxeo. Según este mito entre dos hombres no hay relación de maltrato, sino una situación simétrica. Este mito presupone que todos los hombres tienen una predisposición a ser violentos los unos con los otros.

    En las parejas de mujeres nunca hay violencia. Según esto, las mujeres nunca son violentas en sus relaciones de pareja con otras mujeres.Esto es lo que algunas autoras definen como utopía igualitaria. Desde este marco teórico se piensa en la relación de pareja entre personas deun mismo género como un vínculo inmune a las relaciones de poder. Un idealcontradictorio, porque obvia las diferentes maneras de construir relaciones depoder a partir de la edad, de la cultura, del estatus profesional, etc. No hemos de olvidar que las lesbianas tienden, a construir relaciones de fusión o codependencia. Estas relaciones han sido definidas poralgunos autores como relaciones de poder, del poder que se ejerce através del mundo de las emociones.

     Quienes maltratan son siempre más grandes y fuertes. Esto supone presuponer que la violencia siempre es física y obviar la violenciapsicológica que puede darse en el seno de la pareja.

    La violencia intragénero no es real o es menos grave: La violencia intragénero es un problema muy real y serio. Aunque las parejas del mismo género pueden experimentar algunos desafíos únicos, como la falta de recursos específicos para personas LGBTIQ+, el acoso y la discriminación, los patrones de violencia en las relaciones son similares a los de las relaciones heterosexuales.

    ¿Cómo puedo saber si estoy sufriendo violencia intragénero?

    Si tu pareja te controla, si te dice con quién puedes hablar, dónde puedes ir o qué puedes hacer.

    Si tu pareja te insulta o humilla: si te dice cosas desagradables sobre ti o te critica constantemente.

    Si tu pareja te amenaza o intimida: si te amenaza con hacerte daño o te asusta para que hagas lo que ella quiere.

    Si tu pareja te aísla: si te impide ver a tus amigos o familiares o si te aleja de ellos.

    Si tu pareja te obliga a tener relaciones sexuales: si te fuerza a tener relaciones sexuales cuando no quieres o te manipula para que lo hagas.

    Si tu pareja te agrede físicamente: si te empuja, te golpea o te lastima de alguna manera.

    Si experimentas alguna de estas situaciones, es posible que estés sufriendo violencia intragénero. Es importante buscar ayuda y apoyo para salir de esta situación y asegurarte de estar segura, desde Quiero Psicología podemos ayudarte.

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    ¿Hay acoso laboral en mi empresa?

    El acoso laboral o mobbing puede definirse como una serie de malos tratos psicológicos injustificados (insultos, humillaciones, aislamiento, difusión de rumores, etc.), en ocasiones incluso físicos o sexuales, por parte de superiores, compañeros de trabajo o incluso la propia empresa. Todas estas acciones se realizan de forma deliberada y ofensiva para perturbar el entorno laboral de las víctimas, hacer que se sientan intimidadas cuando van a trabajar y que terminen por abandonar su puesto de trabajo.

    El objetivo de los acosadores laborales es destruir por completo a su víctima para que abandone la empresa a medio o largo plazo, mermando así su capacidad de comunicación e interacción con los compañeros, reduciendo sus responsabilidades y dirigiendo contra él críticas y mentiras infundadas de su actividad laboral e incluso acerca de su vida personal.

    Existen diferentes causas por las cuales una persona puede estar siendo víctima de mobbing:

    • Diferencias significativas entre las víctimas del acoso y el resto de sus compañeros (p. ej., género, edad, procedencia, raza, orientación sexual, diversidad funcional, etc.)
    • Las víctimas pueden ser vistas como una amenaza para otros empleados, por tener más cualificación, experiencia, destrezas y habilidades.
    • Casos en los que la persona acosada tiene condiciones de trabajo más favorables que los demás empleados (mayor sueldo, más días de asuntos propios, mayor flexibilidad…)
    • Casos en los que la persona o personas acosadoras, quieren conseguir el puesto de trabajo de la/s víctima/s, el prestigio o la validación.
    • Situaciones en las que la víctima se niega a ser manipulada por sus superiores (hacer horas extras que no van a ser abonadas, trabajar más fines de semana de los estipulados por contrato, disponibilidad fuera de su horario laboral, etc) esto podría despertar la ira y las represalias del resto de compañeros que se ven obligados a ceder ante este tipo de abusos.

    ¿Cómo se si estoy siendo testigo de un caso de mobbing?

    Estos pueden ser algunos de los comportamientos más utilizados por los acosadores:

    Aislar a la persona del contacto o relación con otros compañeros de la empresa.

    Difundir mentiras y falsos rumores sobre la víctima con el objetivo de promover una mala imagen y crear distanciamiento y reticencias de los demás a la hora de tratar con la víctima.  

    Señalar ante terceras personas los fallos o errores de la persona acosada, humillar, ridiculizar o exagerar públicamente sus defectos.

    Establecer metas y plazos inalcanzables, sin proporcionar las herramientas y el equipo necesarios para lograrlos.

    Interferir en el trabajo de la víctima, esconder materiales, etc.

    ¿Cuáles son las consecuencias para quien lo sufre?

    Dentro de las consecuencias físicas, en muchas ocasiones producidas por las somatizaciones (cuando un malestar psicológico te afecta de alguna manera en el cuerpo), encontraríamos trastornos cardiovasculares como hipertensión, arritmias, dolores en el pecho; trastornos musculares (dolores lumbares, cervicales, temblores), trastornos respiratorios (sensación de ahogo, sofocos, hiperventilación) o trastornos gastrointestinales como dolores abdominales, náuseas, vómitos, sequedad de boca.

    Los síntomas psicológicos pueden ir desde nerviosismo, preocupaciones recurrentes sobre la situación de mobbing, alteraciones del sueño, sentimientos de culpabilidad, indefensión o suspicacia, hasta miedos a volver a tener que trabajar y a no ser capaz de desempeñar su trabajo adecuadamente, miedo a los pasos previos de ir al puesto de trabajo como coger el transporte público o conducir, estado de ánimo depresivo, apatía, aislamiento e incluso pensamientos recurrentes o intentos autolíticos.

    Por lo tanto, si crees que puedes estar siendo victima de mobbing no dudes en pedir ayuda, desde Quiero psicología podemos ayudarte.

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    La isla de las tentaciones ¿o la isla de «todo mal»?

    Hace unas semanas, comenzó la quinta temporada de la Isla de las tentaciones. Como ya sabréis este programa consiste en llevar a cinco parejas a un entorno paradisiaco para que pongan a prueba su relación. Las chicas son enviadas a una villa, donde convivirán con varios pretendientes y tendrán citas, fiestas y mucho alcohol. Y los chicos, más de lo mismo. El problema es que nos sentamos en el sofá a ver un programa en el que hay muchas cosas mal, empezando por la heteronorma y terminando por la reproducción del amor romántico.

    Después de cinco temporadas, a nadie se le ha ocurrido llevar parejas diversas, la gran mayoría de las personas que participan en el reality (por no decir todas) son personas cis heteros, blancas, sin ningún tipo de discapacidad y con cuerpos irreales. Que por una parte hasta te alegras de que no hayan metido a una persona gay con todos los clichés del mundo, para parecer inclusivos.

    Con respecto a los cuerpos de estas personas, poco o nada se parecen a los que tenemos nosotras o vemos por la calle. Ni un pelo donde no tiene que haberlo, ni un ápice de grasa, ni flacidez, celulitis, cicatrices, ojeras, granos, canas, ni un pie más grande que otro, pechos y/o culos operados y chicos que se ponen a hacer flexiones a las 2 de la tarde al sol en la república dominicana. No podemos hablar de la relación que tienen con la comida porque prácticamente no se ve (quiero pensar que es porque durante las comidas no pasa nada interesante a nivel de salseo).

    ¿Cómo te afecta esta cultura en tu pareja?

    Las frases de “si no estas celoso es porque no me quieres”, “Quiero verla bien, pero que tampoco demasiado bien”, “si lo pasa mal es porque me quiere” entre otras muchas, es lo más escuchado en ambas villas. Seguimos escuchando y reproduciendo los peligrosos mitos del amor romántico y al parecer, ninguna de las treinta personas que hay en la isla, se escandaliza.

    Porque lo peor que puede hacer tu pareja es ponerte los cuernos, la luz de gas, la manipulación, las mentiras, la falta de comunicación, el control, la desconfianza y las faltas de respeto, no nos indignan tanto. Parece que el único modelo relacional que está bien visto es la monogamia, (y con esto no queremos decir que todo el mundo tenga que practicar el poliamor o las relaciones abiertas) y como consecuencia, la mayor muestra de amor es la exclusividad sexual.

    Este tipo de programas pueden ser perjudiciales, sobre todo para les más jóvenes porque pueden sacar conclusiones equivocadas. Como por ejemplo que las personas con cuerpos no normativos, racializadas, neurodivergentes, discapacitadas, queer, y un largo etcétera, no suponemos una tentación para nadie y que por lo tanto no tenemos derecho a relacionarnos sexo afectivamente. O que, si no controlamos, no estamos celosas, no manipulamos o mentimos, ejercemos violencia de algún tipo, o nos sentimos atraídas por alguien más, dudamos, nos cuestionamos la relación, ponemos límites y los respetamos es porque no queremos a nuestras parejas, y nada más lejos de la realidad.

    Si te encuentras en situaciones similares, estaremos encantadas de acompañarte y ayudarte desde el equipo de Quiero Psicología.

    Gordofobia

    Gordofobia en el sistema sanitario

    Antes de meternos de lleno en el meollo del asunto, vamos a definir este término que se ha empezado a escuchar en los últimos años. Y como ya os podéis imaginar

    La gordofobia es el odio, el rechazo, la discriminación y un largo etcétera que sufren las personas gordas por el simple hecho de estarlo.  

    El bullying a la niña gorda de la clase, las críticas a la adolescente gorda por parte de sus amigas con cuerpos más normativos y por supuesto el rechazo o la indiferencia de los chicos a nivel sexoafectivo (porque aunque no estemos hablando de personas heterosexuales, todas sabemos que es lo que “te tiene” que gustar), el rechazo por parte de las empresas a la hora de acceder al mercado laboral, los comentarios de hate en redes sociales por el simple hecho de subir una foto comiendo una hamburguesa.

    las ridiculizaciones de unos hombres a otros por haber tenido relaciones sexuales con una mujer gorda, las dificultades para encontrar ropa de su talla, las miradas y los cuchicheos en piscinas y playas, la incredulidad de que una mujer gorda esté con un hombre con un cuerpo normativo, la preocupación de todo el mundo por tu estado de salud, el acoso que reciben en la calle etc.

    Todas estas situaciones tienen que vivir las personas gordas por el simple hecho de estarlo, sin que haya ninguna variable más por medio.

    Podríamos pensar que cuando acudimos a cualquier profesional de la salud (profesiones vocacionales, que requieren de tantos años de formación) lo que va a hacer es eso, velar por nuestra salud, sin embargo, nos encontramos con innumerables situaciones de gordofobia en la consulta. Profesionales, que deberían de saber cómo afecta el estrés y la ansiedad que generan los comentarios despectivos, las ridiculizaciones y las infravaloraciones de nuestras quejas, en la salud física (presión arterial alta, insuficiencia cardiaca, diabetes, problemas hormonales, problemas dermatológicos, problemas digestivos) y por supuesto a la salud mental, que deberían saber que un cuerpo no normativo no tiene por qué estar relacionado con enfermedad y que puede haber salud en todas las tallas.

    • Carolina, mujer de 38 años que acudió en cinco ocasiones al hospital, a consecuencia de un fuerte dolor abdominal, pérdida del periodo y subida repentina de peso. Estaba EMBARAZADA, y hasta el momento de parto no se le realizó una prueba de embarazo, el único tratamiento que le dieron fue hacer dieta. No fue hasta la quinta visita al hospital cuando se la ingresó con pronóstico grave ya que tenía dos coágulos en la cabeza y demás complicaciones producidas por el parto.
    • Miguel de 43 años, acudió al médico de cabecera con dolores en la zona del tórax y dificultad para respirar, el médico le dijo que si no era Covid-19 era por estar gordo y que adelgazase. Sufría una EMBOLIA PULMONAR.

    Estos son solo dos ejemplos de los tantos que hay, en atención primaria, en especialistas digestivos, ginecológicos o traumatología. Acudir al médico por dolores menstruales y que te digan que tienes que adelgazar sabiendo que nada tiene que ver con el motivo de consulta. Produciendo, por una parte, el infra diagnóstico por la vergüenza que nos ocasiona acudir a una cita médica y por la falta de pruebas que se les realizan a las personas gordas. Llegando a pensar que tienes un problema de salud y que tu cuerpo tiene algo malo y que tiene que ser cambiado a cualquier coste.

    No debería ser tan difícil encontrar un profesional que te trate con lo mínimo que todas las personas se merecen: respeto

    Estaremos encantados en ayudarte desde el equipo de Quiero Psicología.