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Ser mujer y LGTBIAQ+

En la sociedad hay una gran diversidad de experiencias y maneras de ser mujer.

Sin embargo, ser mujer y pertenecer al colectivo LGTBIAQ+ implica una discriminación múltiple debido tanto a la condición de mujer como a la pertenencia a la comunidad LGTBIAQ+. Esto resulta en la invisibilización de las realidades de las mujeres dentro del colectivo en muchos niveles (orientación sexual, identidad de género, raza, discapacidad, edad…), ya que la historia, el discurso social y las leyes relacionadas con la población LGTBIAQ+ han sido concebidas desde una perspectiva masculina, enfocada principalmente en la población gay.

Esta situación genera diversos tipos de violencia hacia las mujeres LTBAQ+ tanto dentro como fuera del colectivo.

Discriminación de las mujeres LGTBIAQ+

La discriminación que enfrentan las mujeres LTBAQ+ es un problema grave que afecta su bienestar psicológico, físico y social. A pesar de los avances en la lucha por los derechos, estas mujeres siguen siendo víctimas de prejuicios y estereotipos que las marginan y excluyen de la sociedad en diferentes ámbitos: laboral, educativo, familiar y sanitario.

  • En el ámbito laboral: las mujeres LTBAQ+ enfrentan obstáculos para acceder a empleos y ascender en sus trabajos debido a su orientación sexual o identidad de género. Muchas veces se ven obligadas a dejar sus puestos de trabajo por la presión o agresiones, explícitas o implícitas, que reciben.
  • En el ámbito educativo: enfrentan discriminación y acoso escolar. Un estudio cuantitativo realizado en España muestra que aún existe una parte del profesorado con altos niveles de prejuicios hacia el colectivo, así como una notable distancia social. Esto provoca que muchas mujeres LTBAQ+ no reciban el apoyo necesario para superar situaciones de violencia y abuso.
  • En el ámbito familiar: muchas mujeres enfrentan rechazo y discriminación por parte de sus familiares debido a su orientación sexual, lo cual se traduce en situaciones de desamparo, abandono y dependencia emocional. Además, tienen dificultades para formar familias debido a la falta de reconocimiento legal de sus relaciones.
  • En el ámbito sanitario: enfrentan barreras para acceder a servicios de salud adecuados y sensibles a sus necesidades. La discriminación percibida aumenta significativamente los síntomas de depresión y ansiedad, mientras que disminuyen la satisfacción con la vida y la autoestima. Además, en algunos casos, no existen protocolos de atención médica y ginecológica adaptados a las mujeres LTBAQ+.

A pesar de compartir los ámbitos donde se generan estas discriminaciones, las realidades son muy diversas, lo que genera discriminaciones específicas según la orientación sexual y expresión de género de las mujeres en el colectivo.

  • Lesbofobia: implica el rechazo y la discriminación por ser lesbiana. Socialmente, una mujer lesbiana con una expresión de género más “masculinizada” suele sufrir mayor discriminación que otra que se ajusta más a los cánones heteropatriarcales.
  • Bifobia: incluye el estigma social de entender esta orientación sexual como una “fase” o un “encubrimiento de su verdadera sexualidad”, anulando así la existencia y realidades bisexuales.
  • Transfobia: en todos los ámbitos, la discriminación se ejerce con mayor intensidad. Las mujeres trans sufren más agresiones, y la falta de acceso al mercado laboral genera un alto porcentaje de mujeres trans dedicadas a la prostitución. La incomprensión en el ámbito educativo y familiar conlleva altos índices de suicidio en la población trans infantil.

La invisibilización previamente mencionada conlleva que, además de sufrir distintos tipos de discriminación, las mujeres LTBAQ+ carezcan de referentes en diferentes ámbitos de la sociedad. Esto puede provocar malestar psicológico, falta de comprensión, baja autoestima, ansiedad, culpa y vergüenza.

No dudes en acudir a las profesionales de Quiero Psicología si sientes que necesitas ayuda.

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Relaciones no normativas

En la sociedad contemporánea, las relaciones no normativas han ido ganando visibilidad y aceptación, desafiando las convenciones tradicionales sobre cómo deben ser las relaciones personales y románticas. Este artículo explora diversos tipos de relaciones no normativas, destacando sus características y la manera en que redefinen las normas sociales.

1. Relaciones Poliamorosas

El poliamor es una práctica relacional en la que las personas tienen múltiples relaciones amorosas simultáneas con el consentimiento y conocimiento de todas las partes involucradas. Estas relaciones se basan en la transparencia, la honestidad y la comunicación abierta. A diferencia de las relaciones monógamas tradicionales, el poliamor permite a las personas establecer vínculos profundos con más de una pareja a la vez, desafiando la idea de exclusividad romántica.

2. Relaciones Abiertas

Las relaciones abiertas son aquellas en las que las parejas acuerdan que pueden tener relaciones sexuales o románticas con otras personas. Este tipo de relación se basa en la confianza y la comunicación continua entre las partes para asegurar que ambos se sientan cómodos con las experiencias externas. Las relaciones abiertas pueden variar en términos de reglas y límites, que son definidos por cada pareja.

3. Relaciones Intergeneracionales

Las relaciones intergeneracionales implican una diferencia significativa de edad entre los miembros de la pareja. Aunque pueden enfrentar juicios y estigmatización social, estas relaciones destacan la importancia de la compatibilidad emocional y el entendimiento mutuo sobre la diferencia de edad.

4. Relaciones entre personas del mismo género

 A pesar de la creciente aceptación, las relaciones homosexuales aún pueden considerarse no normativas en muchas partes del mundo debido a prejuicios y discriminación persistentes. Estas relaciones desafían las expectativas tradicionales de género y sexualidad, promoviendo la diversidad y la igualdad.

5. Relaciones BDSM

Las relaciones que incluyen prácticas de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo (BDSM) son a menudo vistas como no normativas. Estas relaciones se basan en el consentimiento, la comunicación clara y la negociación de límites y expectativas. El BDSM puede incluir una variedad de dinámicas y roles que difieren de las relaciones convencionales.

6. Relaciones Asexuales

En las relaciones asexuales, una o ambas personas no experimentan atracción sexual. Estas relaciones desafían la norma que enfatiza la sexualidad como un componente esencial de las relaciones románticas. Las personas asexuales pueden formar vínculos profundos y significativos que se centran en la intimidad emocional y el compañerismo.

7. Relaciones Interculturales

 Las relaciones interculturales involucran a personas de diferentes culturas o etnias. Aunque estas relaciones pueden enfrentar desafíos debido a diferencias culturales y posibles prejuicios, también promueven la comprensión y la apreciación de la diversidad cultural.

8. Relaciones No Monógamas Consensuadas

Además del poliamor y las relaciones abiertas, existen otras formas de no monogamia consensuada que desafían la monogamia tradicional. Estas pueden incluir tríos, cuartetos u otras configuraciones donde todas las partes acuerdan la estructura de la relación. La clave en estas relaciones es el consentimiento informado y la comunicación clara entre todos los involucrados.

9. Relaciones de Larga Distancia

Las relaciones de larga distancia pueden ser vistas como atípicas debido a la falta de proximidad física regular. Estas relaciones requieren una gran confianza, comunicación y compromiso para superar los desafíos de la separación geográfica.

Las relaciones no normativas, en sí mismas, no son patológicas. La idea de que una relación es «patológica» generalmente se refiere a dinámicas dañinas, abusivas o que perjudican la salud mental y emocional de las personas involucradas. Es importante distinguir entre relaciones no normativas y relaciones patológicas.

¿Cuándo una Relación Puede Ser Patológica?

Una relación puede considerarse patológica si presenta ciertas características, independientemente de si es normativa o no normativa. Algunas señales de una relación patológica incluyen:

1. Abuso Físico o Emocional: Cualquier forma de maltrato, ya sea físico, emocional, psicológico o sexual, es indicativa de una relación patológica.

2. Manipulación y Control: Si uno de los miembros de la relación intenta controlar o manipular al otro de manera perjudicial, esto es una señal de una dinámica tóxica.

3. Falta de Consentimiento: En relaciones saludables, todas las partes deben estar de acuerdo y consentir libremente a la estructura y dinámica de la relación. La falta de consentimiento o coerción es un problema grave.

4. Dependencia Emocional Extrema: Si la relación fomenta una dependencia emocional extrema, donde una persona no puede funcionar sin la otra, puede ser señal de una relación insana.

 5. Aislamiento Social: Si uno de los miembros de la relación aísla al otro de sus amigos, familia u otras formas de apoyo social, esto puede ser una táctica de control y abuso.

La Percepción Social de las Relaciones No Normativas

Es crucial reconocer que muchas veces, las percepciones negativas hacia las relaciones no normativas provienen de prejuicios y normas sociales rígidas. Estos prejuicios pueden llevar a la estigmatización y patologización injusta de relaciones que son perfectamente saludables y consensuadas.

Enfoque en la Salud y el Bienestar

Para evaluar si una relación es saludable, es fundamental centrarse en la salud y el bienestar de las personas involucradas, en lugar de juzgar la relación en función de su conformidad con las normas sociales tradicionales. Factores como el respeto mutuo, la comunicación abierta, el consentimiento informado y la felicidad de las personas involucradas son los verdaderos indicadores de una relación sana.

En resumen, las relaciones no normativas no son inherentemente patológicas. La patología en una relación depende de dinámicas específicas y dañinas, no de la estructura o naturaleza no convencional de la relación. La diversidad en las formas de relacionarse es una expresión de la rica variabilidad de la experiencia humana y debe ser respetada y entendida desde una perspectiva inclusiva y abierta.

Y si tienes una relación no normativa siempre serás bienvenido en Quiero Psicología.

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Darme cuenta de que soy LGTBAQ+

Darse cuenta de que eres una persona LGTBIAQ+ es un viaje íntimo y valiente. Es un proceso que implica una exploración profunda de la identidad y un desafío a las normas sociales establecidas. Desde una perspectiva psicológica, este proceso abarca emociones diversas y complejas así como la gestión de expectativas (personales, familiares, laborales y sociales) y la búsqueda de redes de apoyo.

Autodescubrirse como LGTBIAQ+

El viaje hacia descubrirse e identificarse como LGTBIAQ+ comienza con la reflexión y el cuestionamiento de la propia identidad. No encajar con los estándares sociales establecidos nos puede llevar a plantearnos nuestra identidad, orientación y expresión de género. Este proceso de cuestionamiento interno y externo genera mucha incertidumbre, miedo e inseguridad, pero también una gran sensación de libertad interna cuando sentimos que podemos ser quienes somos y relacionarnos con quien sintamos.

Miedo, ansiedad, rechazo, inseguridad…

Todas estas emociones suelen estar presentes en cualquier proceso de descubrimiento de las personas LGTBIAQ+. El miedo al rechazo y la ansiedad sobre cómo seremos percibidxs por otrxs son aspectos comunes de este proceso. El hecho de no encajar con lo que se espera de nosotrxs moviliza estas emociones que tenemos que ir gestionando y trabajando a lo largo de toda la vida. La psicología propone trabajar todas estas emociones a través de la autoafirmación positiva de la propia identidad, así como la construcción de una autoestima sólida, positiva y fuerte de quienes somos y la búsqueda de un apoyo emocional que nos proporcione ese sostén.

Expectativas Sociales

Las expectativas sociales y la presión cultural desempeñan, como comentábamos, un papel fundamental en todo este proceso. Es imprescindible cuestioonar y redefinir estas expectativas sociales y personales para vivir de una manera auténtica y desafiando estas normas que son rígidas y restrictivas. Como bien sabemos, vivimos en una sociedad cisheteropatriarcal (y blanca) que presupone a las personas su identidad (cis) y su orientación (heterosexual) dando a estas identidades un lugar de privilegio social por encima de las demás.

Apoyo social

Tener las redes de apoyo emocional básicas para emprender este viaje es fundamental ya que brinda el sostén que necesitamos para poder sentirnos menos solxs en el proceso. Estas redes pueden ser familiares, de amistades o pertenecientes a redes de apoyo del propio colectivo LGTBIQ+.

Capacidad de adaptación

Este proceso no es único, sino que forma parte de un proceso continuo en el que la identidad o la orientación puede variar a lo largo del tiempo. Para ello es necesario saber adaptarse a las nuevas situaciones, experiencias vitales y formas de ser y de sentir sin cerrarnos a ser de una determinada manera.

Respeto del propio Ritmo

Cada persona vive este proceso a su propio ritmo y por tanto es importante que se respete ese tiempo y espacio para compartir su identidad en el momento en que así lo sientan.

Terapia psicológica

El acompañamiento psicológico puede ser fundamental es este proceso de autodescubrimiento. Tener el sostén de un profesional expertx en género, identidad y con esta perspectiva feminista puede ser de gran ayuda para construir esta autoestima positiva desde las terapias de afirmación.

Acceso a la información

El acceso a información educativa sobre la diversidad sexual y de género puede ser de gran utilidad para entender los conceptos y desafíos a los que nos enfrentamos como personas LGTBIQ+. Tanto para las personas que lo viven como para aquellas que forman parte del entorno es imprescindible informarse y poder así fomentar la empatía y el apoyo.

Celebrar tu autenticidad

A medida que nos adentramos en este proceso, reconocer y celebrar nuestra identidad contribuye a tener un empoderamiento y autoafirmación de quienes somos.

Como comentábamos, conocer nuestra identidad o nuestra orientación es un proceso altamente personal y puede llevar su tiempo. No hay reglas estrictas o señales específicas, pero aquí te dejamos algunas consideraciones que podrían ayudarte a explorar y comprender tu identidad:

  1. Atracción emocional y/o sexual: considera hacia quiénes sientes atracción emocional y/o sexual. Reflexiona sobre tus experiencias y sentimientos hacia diferentes géneros.
  2. Exploración de la identidad: la autoexploración es clave. Pregúntate a ti mismx cómo te identificas y si alguna etiqueta (como gay, lesbiana, bisexual, pansexual, trans*, etc.) resuena contigo. Ten en cuenta que estas etiquetas son herramientas opcionales y que algunas personas pueden preferir no utilizar.
  3. Patrones de atracción a lo largo del tiempo: observa si hay patrones consistentes en tus atracciones a lo largo del tiempo. ¿Ha habido cambios en tus preferencias o han sido relativamente constantes?
  4. Comodidad con la identidad actual: evalúa tu comodidad con la identidad que has adoptado hasta ahora. ¿Te sientes auténticx y en paz con esta identidad, o sientes que hay algo más?
  5. Apertura a la Experiencia: estar abiertx a nuevas experiencias y a conocer personas de diferentes géneros puede ayudarte a comprender mejor tus propias preferencias y sentimientos.
  6. Conversaciones Reflexivas: hablar sobre tus sentimientos y experiencias con amigxs de confianza o, si te sientes cómodx, con profesionales de la salud mental, puede proporcionarte perspectivas valiosas.
  7. Educación sobre la Diversidad Sexual: informarte sobre la diversidad sexual y de género puede ser útil. Conocer las diferentes identidades y orientaciones sexuales te dará un contexto más amplio para explorar tu propia identidad.
  8. Respuesta a Estímulos Visuales o Emocionales: Presta atención a cómo reaccionas a estímulos visuales o emocionales relacionados con diferentes géneros. ¿Hay algún patrón en tus respuestas emocionales?
  9. Respeto a Tu Propio Tiempo: reconoce que este proceso puede llevar tiempo, y está bien si no tienes todas las respuestas de inmediato. La identidad y la orientación son fluidas y puede evolucionar a lo largo de la vida.
  10. Intuición Personal: confía en tu intuición y en cómo te sientes contigo mismx. La autenticidad y la aceptación personal son fundamentales en el proceso de comprenderte.

Recuerda que no hay una «respuesta correcta» a cómo hay que ser y cada persona experimenta su identidad y su orientación sexual de manera única. Lo que sientes es válido y lo más importante es que respetes tu tiempo y tu ritmo con independencia de las expectativas del entorno.

Y si te cuesta aceptarte o estas confusx y no sabes por dónde empezar en Quiero Psicología podemos ayudarte.

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Identidad(es) No Binaria(s): Más Allá de las Fronteras de Género.

La conceptualización de identidad de género ha evolucionado significativamente en las últimas décadas y una de las identidades que ha ido ganando más visibilidad es la de las personas NB (no binarias). Esta identidad es una experiencia única y personal que desafía las categorías tradicionales de sexo-género y es complicado definirla como algo generalizable a todas las personas que se identifican con esta categoría.

¿Qué es ser género no binario?

Esta identidad desafía la noción tradicional de género, que en las culturas occidentales suele ser binaria y hace una distinción clara entre lo masculino y lo femenino. Ser nb significa que una persona no se identifica como hombre o como mujer. Cada persona define, vive y expresa su identidad de una forma. Lo que tienen en común es la ruptura del binarismo hombre/mujer visibilizando la problemática que generan estas categorías. Así pues, pueden identificarse como género neutro, género fluido, agénero o cualquier otra identidad que no se ajuste a las convenciones tradicionales.

Pronombres y expresión de Género

En la interacción con otras personas es fundamental preguntar los pronombres. Y, de hecho, es una costumbre que deberíamos tener con todas las personas que conocemos. Independientemente de con qué se identifiquen. Preguntar los pronombres a las personas con las que nos relacionamos rompe de manera transversal con los prejuicios o estereotipos desde los cuales nos relacionamos. No debería ser algo que utilicemos única y exclusivamente con las personas nb o personas cuya expresión de género se salga de la norma. ¿Por qué? Porque precisamente no hay una única forma de ser nb. La expresión de género de las personas que se identifican como nb es diversa y no por tener una expresión de género “más congruente” con su género asignado al nacer es menos nb.

No hay una prueba que te haga ser más o menos nb al igual que no hay una persona que sea más o menos trans por haber realizado modificaciones corporales. Por esta razón, no deberíamos reducir la cuestión de los pronombres a aquellas personas que pensamos que no encajan en las categorías hombre/mujer sino que lo ideal sería que lo hiciéramos con todas las personas.

Algunas personas no binarias pueden preferir pronombres de género neutro como «they/them» en inglés, «elle/ellx» en español. No obstante, esto no es así para todas las personas nb. Muchas de ellas prefieren los pronombres de él o ella y estos pronombres son igual de legítimos y válidos que el pronombre neutro. Sí es cierto que el uso del lenguaje neutro lleva asociada una discriminación y nbfobia concreta por la ridiculización trasgeneracional que la sociedad ha hecho de este lenguaje.

¿Qué es la nbfobia?

Es la discriminación que sufren las personas nb por el hecho de serlo. La más evidente es la falta de reconocimiento de su identidad de género. En España aún nos queda mucho trabajo de educación y visibilización para normalizar esta forma de ser y de estar en el mundo como están el resto de identidades. No obstante, la identidad no binaria sigue siendo ridiculizada, discriminada e infravalorada de manera constante por parte de la población general y las instituciones. Por otro lado, al igual que en la LGTBIQ+fobia, es constante el acoso verbal o físico así como la discriminación en el ámbito laboral, educativo y médico.

Referentes NB o dónde informarme más

Bibliografía

Butler, J. (1990). Gender trouble and the subversion of identity. New York et Londres:  Routledge.

Fausto-Sterling, A., y García Leal, A. (2006). Cuerpos sexuados: La política de género y  la construcción de la sexualidad. Barcelona: Melusina.

Missé, M., y Coll-Planas, G. (2010). El género desordenado. Críticas en torno a la  patologización de la transexualidad. Madrid: Egales.

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Despatologizando identidades que escapan de lo «normativo»(II)

El supuesto sexo biológico

Como ya mencionábamos en nuestro anterior artículo sobre este tema: Nacemos dentro de este marco sociocultural que va a marcar el significado de nuestras identificaciones y lo va a hacer, primariamente, en función de una atribución a un supuesto sexo biológico -adecuándonos así a la estética de la diferencia sexual- (Fausto-Sterling y García Leal, 2006). No obstante, y como bien remarca Elena Casado (1999), el sexo biológico y/o el género no son las únicas categorías que marcan las identificaciones y que establecen una jerarquía de poder: la clase social, etnia, diversidad funcional, edad, orientación sexual, etc. son también categorías que confieren identidad. 

La distinción sexo/género supone que siempre es posible diferenciar entre lo biológico –sexo– y lo cultural –género–. Al mismo tiempo supone la maleabilidad del género frente al carácter permanente e inmutable del sexo. Este binarismo supone la idea de que en la dimensión biológica siempre es posible hallar la distinción entre mujeres y hombres. Butler (1999) desmantela la división radical entre sexo y género en contra de la idea de que la biología es el destino. ¿Qué tiene de natural el sexo cuando en su definición han operado diferentes discursos para producirlo? Butler sostiene que el sexo es también una construcción social y en ese sentido la distinción sexo/género es, por tanto, absurda. El sexo, más bien, es en sí mismo una construcción, instaurado a través de normas de género que ya están en su lugar.  El objetivo consiste por tanto en deshacer el sexo para instalar la proliferación de nuevas formas posibles, incluso morfologías corporales que escapen a las restricciones de lo binario. 

Tal como señala Foucault (2008), las categorías sexuales han sido asignadas a partir del siglo XIX. Este proceso de clasificación se ha acelerado y han proliferado una enorme variedad de identidades sexuales que resultan paradójicas y ambiguas. Los sujetos que portan estas identidades no pueden ser claramente clasificados en la dicotomía hombre/mujer. Estamos hablando de la intersexualidad y la transexualidad. Son estas personas las que desafían fuertemente las concepciones de cuerpo que subyacen al binarismo. La intersexualidad cuestiona el modelo dimórfico de la diferencia sexual desde que las cirugías de reasignación de sexo constituyen un testimonio sobre el establecimiento de nuevos contornos a cuerpos con morfologías ambiguas. Hay evidencias de que el sexo no ofrece una morfología binaria exhaustivamente clasificable (Kessler y McKenna, 2000).

Las discusiones que giran en torno al género siempre implican la dimensión del sexo. En este sentido, teorizar la intersexualidad y transexualidad supone un desafío fundamental, no solo para la comprensión del género, sino para cuestionar, de modo más radical, el sexo. Aunque limitada por las categorías actualmente disponibles, la teoría Queer ha demostrado potencialidad para cuestionar los supuestos que operan en torno al sexo. Esta postura torna posible producir interrogantes que nos conduzcan hacia nuevos supuestos acerca de la materialidad de los cuerpos, más allá de las marcas binarias del sistema sexo/género. 

Cuerpo y género

El pensamiento feminista de la Segunda Ola se ha construido sobre la base de una concepción de cuerpo naturalmente y dimórficamente diferenciado. El cuerpo, en estos términos, constituye una superficie sobre la cual el género opera como un acto de inscripción cultural (Butler, 1990).

Es en la construcción de las identidades cuando se internaliza la discriminación. Lo que Bourdieu denominó habitus (2007). Es importante mencionar este concepto porque le otorga una importancia primaria al cuerpo. El cuerpo no es sólo un espacio material, es la cobertura simbólica con la que nos recubrimos e interactuamos. Es el conjunto de significados que le atribuimos y bajo los cuales nos reconocemos. El género, en este sentido, construye el cuerpo. Por ello, no nos referimos sólo a una materia física que nos venga dada con el nacimiento: nos referimos a una matriz de significados en permanente construcción que confluyen en ese lugar físico (Butler, 1990; 1993). 

Para Bourdieu (2007), la dominación se asienta en las estructuras sociales: un sistema de clasificación por sexo que tiene una idea sobre la masculinidad y la feminidad. Esto se interioriza en las identidades y se asienta en los cuerpos –cuerpos que sienten, piensan y hacen-. Es a través de un proceso de subjetivación en el que se construyen estructuras sociales que se escapan a la conciencia como se crean identidades reconocibles con respecto al  género.

Estas estructuras históricas de dominación implican que las personas no contemos con la misma legitimidad política, los mismos privilegios, los mismos derechos de ciudadanía o las mismas posibilidades de elección (Gil, 2011).

Y durante mucho tiempo ha privado a las personas invisibilizadas incluso de una adecuada atención sanitaria, social, educativa… Desde Quiero Psicología luchamos en contra de esa discriminación, así que si te has sentido así y quieres contárnoslo, tienes nuestras puertas abiertas.

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Despatologizando las identidades que escapan de lo «normativo»

Vivimos en una sociedad que determina, primariamente, y en base a los genitales, si un bebé es niño o niña. Una vez realizada esta asignación médica se ponen en marcha diferentes mecanismos sociales que van a condicionar la construcción de su identidad (roles y expresión de género y orientación del deseo). Es decir, nos van a decir quién ser, como comportarse y a quién desear como pareja.

Estos mecanismos y categorías sociales son lo que denominamos “norma” y cualquier persona que se salga de ella queda excluida, discriminada y patologizada. En este post pretendemos aportar un poco de luz al origen de esta construcción y cuan necesaria es una mirada despatologizante en la psicología clínica hacia las personas que se salen de esta norma.

No podemos entender a las personas fuera del contexto sociocultural en el que están inmersas y por ende es un error poner el foco en ellas y no en esos mecanismos de creación y control social. 

Son las instituciones socialmente legitimadas de cada momento histórico las que han dictaminado lo que es normal” y “anormal” en relación a los sexos/géneros y a las sexualidades; cómo esas fronteras han definido y organizado el modelo de vida sexual que preconcebían como sano y equilibrado; así como las etiquetas, definiciones y percepción social que se han generado y otorgado a esos márgenes.

Sexo-Género-Orientación del deseo

Según Butler (1990) todas las personas estamos marcadas por una identidad con respecto a una matriz conformada por tres conceptos: sexo, género y orientación del deseo sexual.

Sexo se refiere a la genitalia con la que naces, a lo biológico, y base a ello te asignan un género: eres mujer u hombre, y orientación del deseo sexual se refiera a quién vas a desear, que lo «lógico» y aceptable para la sociedad siempre ha sido a alguien del género contrario.

La correspondencia entre estas dimensiones es una construcción social que, al establecerse como “natural”, coarta el desarrollo de todas las personas y legitima una forma única de pensar, sentir y hacer como hombres y mujeres. De esta forma, quienes no se identifican con esas categorías cerradas son personas patologizadas y excluidas (Butler, 1990; Missé y Coll-Planas, 2010). 

La orientación sexual, la identidad sexual y la expresión de género son el resultado de una construcción/producción social, histórica y cultural, y por lo tanto no existen papeles sexuales o roles de género, esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza humana.

El género y el sexo son actuaciones, actos performativos: repeticiones ritualizadas de actos de habla y de todo un repertorio de gestos corporales que obedecen a un estilo relacionado con uno de los dos géneros culturales (los mujeres deben ser delicadas, los hombres rudos, las mujeres cuidadoras, los hombres proveedores, etc).

Esta repetición ritualizada no es opcional, sino que se basa en un discurso regulativo, una exigencia constante del entorno. Cuando se produce el resultado esperado, tenemos un género y una sexualidad culturalmente considerados congruentes con el sexo del sujeto.

En este sentido puede entenderse el lenguaje como un dispositivo de poder social y político: si el lenguaje construye la creación del yo y el discurso sobre la sexualidad ha creado las identidades sexuales y de género.

Marco sociocultural

Como ejemplo se pueden observar las prácticas de crianza occidentales en las cuales desde que nace el niño tiene un lugar y un papel predeterminado en el mundo: su ropa será azul; sus juegos estarán relacionados con la fuerza, la competencia y el poder (armas, coches, fútbol, etc.); tendrá menos restricciones en su movimiento (no usará vestidos, faldas ni sandalias que le impidan, por ejemplo, subir a un árbol); el trato de los hombres de la casa hacia él tendrá cierto nivel de fuerza y temple; y, por supuesto, se le prohibirá en lo posible llorar (“los hombres no lloran”) o ser “afeminado” (maquillarse, jugar con muñecas o con utensilios de cocina), así como expresar atracción o sentimiento estético por otros niños. Y lo mismo ocurrirá con las niñas: vestirán de rosa; sus juegos estarán marcados por el cuidado, el respeto, la sensibilidad y la empatía; y el trato que recibirá será desde la fragilidad. Se le prohibirá cualquier tipo de “masculinización” y orientación que no sea hacia el género masculino.

A todas las personas que no corresponden con este sexo-género-orientación del deseo se las va a patologizar, y es grave, que dentro de la Psicología Clínica usemos estas categorías artificialmente creadas de lo que es normativo para clasificar lo que es sano o no, debemos mirar más allá del sistema cualtural a la persona, a su realidad, a su sentir particular, que puede ser tan válido y sano como el de cualquiera.

Y si necesitas una mirada así, ya sabes que en Quiero Psicología te podemos ayudar.

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Mi familia no me acepta como LGTBIAQ+

Contar con el apoyo de la familia cuando se pertenece al colectivo LGTBIAQ+ puede tener un impacto significativo en el bienestar y la calidad de vida de una persona de diferentes formas:

  • Autoaceptación: La aceptación y el apoyo de la familia pueden ayudar a las personas LGTBIAQ+ a desarrollar una mayor autoaceptación. Sentirse amade y valorade por quienes son puede fomentar una imagen positiva de sí mismes y fortalecer su autoestima.
  • Reducción del aislamiento: El apoyo familiar puede ayudar a contrarrestar el sentimiento de aislamiento que a menudo experimentan las personas del colectivo. Saber que tienen un sistema de apoyo sólido en su familia puede brindarles la seguridad y la conexión necesarias para enfrentar los desafíos y las situaciones adversas que puedan surgir.
  • Salud mental y bienestar general: Al contar con un ambiente de apoyo en el hogar, se reduce el riesgo de desarrollar problemas de salud mental, como la depresión o la ansiedad, entre otras.

Sin embargo, es importante destacar que el apoyo familiar puede variar en cada situación. No todas las familias son capaces de brindar apoyo inmediato y algunas pueden requerir tiempo para comprender y aceptar plenamente la orientación o identidad de sus seres queridos.

Pero ¿qué hago cuando mi familia no me acepta?

El hecho de que tu familia no acepte tu identidad LGTBIAQ+, puede ser muy difícil de manejar, sin embargo, aquí te damos algunas sugerencias para lidiar con ese rechazo.

  • Busca apoyo externo: Busca sostén en la comunidad LGTBIAQ+, grupos de apoyo, organizaciones, compañeres y personas que pertenezcan al colectivo. Compartir tus experiencias con personas que hayan pasado por situaciones similares puede brindarte consuelo y sentimiento de pertenencia.
  • Encuentra recursos y servicios: Investiga y busca recursos y servicios disponibles para personas LGTBIAQ+, como terapeutas especializados en identidad de género y orientación sexual. El apoyo profesional puede ayudarte a enfrentar los desafíos emocionales y proporcionarte herramientas para afrontar la situación familiar.
  • Establece límites saludables: Si la relación con tu familia se vuelve tóxica o perjudicial para tu bienestar, es importante establecer límites saludables para protegerte emocionalmente. Puedes establecer límites en cuanto a las conversaciones o los temas que se traten, o incluso limitar el contacto si es necesario.
  • Busca un buen círculo social: Apóyate en compañeres, amigues y/o pareja que te brinden aceptación y apoyo incondicional. Afortunadamente, podemos crear nuestra propia familia.
  • Sé paciente y cuida de ti misme: Aceptar y lidiar con la falta de aceptación familiar lleva tiempo. Sé paciente y compasive contigo misme y permítete sentir y procesar tus emociones.

Recuerda que mereces amor, aceptación y respeto, tal como eres.

Aunque sea difícil enfrentar la falta de aceptación familiar, no estás sole y hay personas y recursos disponibles para brindarte apoyo. En caso de que esta situación se te haga cuesta arriba, pide ayuda, en Quiero psicología, estaremos encantadas de ayudarte.

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Lo que significa ser mujer y lesbiana

Sin adentrarnos ni profundizar en lo que significa ser mujer, seguro que muchas de nosotras sabemos lo que conlleva ser mujer. Y aunque ya hemos superado algunas cosas, hasta hace no mucho, se nos llamaba “el sexo débil”.

La discriminación contra las mujeres es un problema grave y generalizado en muchas sociedades en todo el mundo. Se manifiesta en diferentes formas y niveles, y puede ocurrir en áreas como el empleo, la educación, el acceso a la atención médica, la participación política y la violencia de género, entre otros.

Discriminación por mujer

Algunos ejemplos de discriminación por ser mujer incluyen:

  • Brecha salarial de género: Las mujeres a menudo reciben salarios más bajos que los hombres por realizar el mismo trabajo o trabajo de igual valor.
  • Obstáculos en la carrera profesional: Las mujeres pueden enfrentar barreras en su desarrollo profesional, como la falta de oportunidades de ascenso, la falta de representación en puestos de liderazgo y la discriminación en la contratación y promoción basada en estereotipos de género.
  • Violencia de género: Las mujeres son víctimas desproporcionadas de violencia física, sexual y emocional por el simple hecho de ser mujeres. Esto puede incluir violencia doméstica, acoso sexual, agresión sexual, trata de personas y matrimonio forzado, entre otros.
  • Acoso y discriminación en el lugar de trabajo: Las mujeres a menudo enfrentan acoso sexual y discriminación de género en el entorno laboral, lo que puede dificultar su progreso profesional y crear un ambiente hostil.
  • Falta de acceso a la educación: En algunos lugares, las mujeres enfrentan barreras para acceder a una educación de calidad debido a normas culturales, discriminación y estereotipos de género.

Discriminación por ser lesbiana

¿Pero que sucede cuando además de ser mujer, no sigues con los roles establecidos por la sociedad cisheteropatriarcal en la que vivimos? Como, por ejemplo, ser mujer y lesbiana.

La doble discriminación experimentada por las mujeres lesbianas se refiere a la carga adicional de discriminación y estigmatización que enfrentan debido a su género y orientación sexual. Esta combinación puede agravar la discriminación y el prejuicio que enfrentan las mujeres en general.

La doble discriminación puede manifestarse de varias maneras:

  • Discriminación de género amplificada: Las mujeres lesbianas pueden enfrentar estereotipos y roles de género restrictivos, que a menudo se basan en expectativas heteronormativas. Pueden enfrentar presiones para cumplir con los roles tradicionales de género y expectativas de feminidad, al tiempo que son deslegitimadas o invisibilizadas debido a su orientación sexual.
  • Prejuicio y estigma: Las mujeres lesbianas pueden enfrentar prejuicios y estigmatización tanto por su género como por su orientación sexual. Pueden ser objeto de discriminación social, exclusión o violencia basada en estereotipos negativos y actitudes homófobas o tránsfobas.
  • Dificultades en las relaciones familiares: Algunas mujeres lesbianas pueden enfrentar rechazo, alienación o discriminación dentro de sus familias debido a su orientación sexual. Esto puede resultar en tensiones y dificultades en las relaciones familiares, así como en la falta de apoyo emocional y social.
  • Barreras adicionales en el acceso a servicios y derechos: Las mujeres lesbianas pueden enfrentar obstáculos adicionales para acceder a servicios de salud, educación, vivienda, empleo y derechos legales debido a la discriminación y la falta de protección legal. Pueden experimentar falta de reconocimiento legal de sus relaciones y enfrentar dificultades en la adopción o crianza de hijos.

Podríamos seguir con lo que significa ser mujer y formar parte de otra minoría discriminada, como ser racializada, tener un cuerpo no normativo, pertenecer a la clase social baja, migrantes, personas con discapacidad… Es importante saber que estas luchas se entrelazan y es fundamental abordarlas todas para lograr un cambio social significativo.

Aprovechamos este mes del orgullo para reivindicar nuestros derechos, pero nos merecemos tener espacios seguros todos los meses del año. En Quiero Psicología nos encargamos de generarlo para nuestros pacientes porque todas las personas merecen ser tratadas sin ninguna discriminación.

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Recomendaciones a profesionales para trabajar con personas trans

Para la visibilidad Trans, nos hemos animado a traeros algunas recomendaciones aportadas por la evidencia científica, que ha demostrado que un correcto acompañamiento por parte de diferentes profesionales aumenta la salud mental y la sensación de bienestar de las personas Trans.

Esta pensado principalmente para profesionales de la salud mental no especializades en diversidad, para estudiantes que finalizan su formación, aquelles que se planteen realizar voluntariado con el colectivo LGTBIQA+, y la población con sensibilidad y curiosidad por revisarse prejuicios y estereotipos.

  • Primer paso, asumir que el género NO es un constructo binario.

Se ha de tener presente, que algunas personas trans han carecido de acceso a referentes, personas con visibilidad, modelos con los que sentirse identificades. Esto puede ahondar en un sentimiento de aislamiento social. 

  • Como acompañante, procura trabajar la aceptación a la ambigüedad, realiza un acompañamiento promoviendo el desarrollo y exploración sobre aspectos de género. Esto especialmente si se trabaja con población infanto/juvenil.

Realizar un acompañamiento sin juicios, asumiendo que la identidad de género como algo fluido y variable, ayuda a reducir sentimiento de rechazo o discriminación.

  • Importante, sobre todo para aquellas personas que comienzan a acercarse a la diversidad afectivo sexual y de género, que la identidad y la orientación son cosas diferentes. Revisa y recomienda referentes, forma y sensibiliza sobre terminología, estudia que recursos puedes ofrecer a las personas y sus familias para realizar un acompañamiento integral.
  • Es necesario tomar conciencia de los sesgos y actitudes fruto de la socialización, para realizar un acompañamiento respetuoso y transafirmativo.
  • Desarrollar sensibilidad frente a las situaciones de prejuicio y discriminación que reciben las personas trans. E identificar fortalezas, recursos de apoyo, estrategias de autodefensa y estrategias de afrontamiento para aumentar sus recursos de protección y autocuidado.
  • Se tendrá que identificar aquellos estresores que pueden permitir u ocasionan violencia, afectando al bienestar social y psicológico.
  • Si hablamos del acompañamiento a infancia y adolescencias trans, será sumamente importante que desarrollemos una constante actualización a través de literatura científica, así como una actitud crítica con mensajes polarizados, sin base ni evidencia científica.
  • Se anima a crear espacios de encuentro para compartir y validar las experiencias trans, aumentando con ello, la validación emocional, la empatía y la construcción de redes de apoyo.
  • Desde el ámbito profesional, especialmente desde la psicología se ha de entender que muchas de las preocupaciones, obstáculos y malestar, no tienen relación con la identidad de género, y sí con los efectos psicológicos que ocasiona el estrés por pertenencia a una minoría.
  • Uno de los valores importantes en el acompañamiento es identificar los apoyos afirmativos, y ayudar en la construcción de redes de apoyo sociales que acepten y afirmen su identidad de género.
  • En lo referente a las relaciones sexo afectivas, las profesionales que acompañan a personas trans, tendrán que hacerlo diferenciando si se trata de relaciones ya consolidadas o iniciales. En el momento de comenzar la transición, se procurará un acompañamiento a la pareja en el primer caso.
  • Promover la diversidad en la crianza y en la formación de familias para adaptarse a toda la variabilidad de formas que pueden adoptar.
  • Por último, animar a profesionales de la psicología a realizar investigaciones en las diferentes aéreas que afectan a las personas trans. A pesar de que han aumentado muy rápido la cantidad de investigaciones, todavía quedan muchos desafíos, sobre todo en el ámbito social.

Fuente:

American Psychological Association. (2015). Guidelines for psychological practice with transgender and gender nonconforming people. American Psychologist, 70(9), 832-864.

bifobia

¿Podrá por fin la bisexualidad dejar de ser cuestionada?

Este post podría reflejar las vivencias de cualquier persona lectora. Pero si observamos un poco lo que está pasando en estos últimos años, se observa un cambio entre las generaciones más jóvenes, en cuanto a ofrecer la merecida visibilidad de la bisexualidad.

Pero ¿y esas generaciones más mayores, o aquellas personas que, tras una vida heteronormativa, sale del armario como bisexual?.

Todo un reto, intentando desmontar prejuicios y estigmas.

¿Qué mitos enfrenta una persona bisexual?

Sin entrar en el género de las personas bisexuales, consensuamos que tienen en común que su orientación sexual ha sido frecuentemente cuestionada.

Nos llegan comentarios que intentan negar nuestra orientación como:

“es una fase”

“bueno… pero te gusta más ellos, o ellas»

“lo que pasa es que tienes mucho vicio, y además bastante promiscua/o/e

y esto recibirlo desde la heteronormatividad es doloroso, pero desde dentro del propio colectivo es indignante.

Uno de los prejuicios al que se ven expuestas las personas bisexuales, es que se infiere nuestra orientación sexual dependiendo de quien sea nuestra pareja en ese momento. Teniendo que decidir o no realizar ese activismo para visibilizar la B del colectivo.

Encontramos rechazo cuando nos cuestionan nuestro deseo, entonces eres lesbiana, eres gay, eres hetero… ¡NO!, soy Bisexual, independientemente con quien esté manteniendo una relación sexoafectiva en este momento.

Y no podemos obviar las múltiples discriminaciones, de mano del machismo y la bifobia. Por la que las mujeres somos cosificadas y meros objetos sexuales, además de promiscuas, y en el caso de los hombres, una transgresión a los mandatos de género.

¿Qué puedo hacer para evitar estos prejuicios?

Trabaja tus mitos sobre personas bisexuales:

Uno: por ser bisexual una persona no es más o menos promíscua. Revísate esa idea, y, si tu pareja es una persona bisexual, aún más. Las personas que son infieles son infieles por otros motivos (porque son mentirosas, porque no se han atrevido a dejar a su pareja, porque no quieren enfrentar los problemas en su relación, etc). Que te gusten más géneros no aumenta las probabilidades de una infidelidad.

Dos: relacionada con esta de celos, ningún género es mejor que el otro, si eres pareja de alguien bisexual y ahora está contigo, no le «falta» nada del otro género. Revisa tus ideas patriarcales.

Tres: no es una fase. La persona no tiene porqué definirse hacia un lado o a otro, y no tiene que ser tampoco que es que hayan descubierto ahora que son gays/lesbianas (si a lo mejor han descubierto más tarde que les atraen personas del mismo género) porque es normal, en una sociedad donde la heterosexualidad es obligatoria y se te asume por defecto, que tardes más en darte cuenta de tu atracción hacia el mismo género. Pero no tiene porqué ser excluyente.

Cuatro: no juzgues por quién salga con esa persona, por el aspecto más masculino o femenino que tenga, etc. Es la persona quien te puede decir su orientación, no tienes que asumirla tú. No te bases en clichés.

Como se decía al principio del texto, estos prejuicios se reducen entre las nuevas generaciones, donde tanto la identidad como la orientación, tienden a ser más fluida.

Pero incidimos en aquellas personas que viven su bisexualidad, fuera de la heteronormatividad en la etapa ya adulta. Es necesario que desde la psicología se pueda dar un adecuado acompañamiento y validación a los retos que van a tener que transitar en esta etapa.

Así como a aquellas personas que viven es espacios rurales o urbes pequeñas. Dónde ser visible, ocasiona señalamiento y discriminación.

¿Y la sociedad en conjunto qué puede hacer?

Para resolver esta situación, se ha de pasar por algo que, por no más repetido es menos válido: LA SENSIBILIZACIÓN y la EDUCACIÓN desde todas las etapas, es el motor necesario para el cambio.

A partir de la nueva LEY 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, en su ARTÍCULO 6. Recoge que se “promoverán campañas de sensibilización, divulgación y fomento del respeto a la diversidad en materia de orientación sexual, identidad sexual, expresión de género y características sexuales y a la diversidad familiar, dirigidas a toda la sociedad, y en especial en los ámbitos donde la discriminación afecte a sectores de población más vulnerables”.

Así mismo el ARTÍCULO 10. Que recoge la Estrategia estatal para la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI. Las medidas dirigidas a la información, sensibilización y formación en igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI, prestando especial atención a la sensibilización y prevención de la violencia LGTBIfóbica. Donde prestará especial atención a las discriminaciones múltiples e interseccionales.

Como contribución en esta última parte, recogemos algunas recomendaciones por parte de las personas del colectivo representadas por la FELGTB en para reducir o evitar el borrado bisexual (que es esta invisibilidad de la que venimos hablando):

  • Dar visibilidad y dar a conocer referentes bisexuales.
  • Organización de jornadas y coloquios.
  • Tomar posiciones de representatividad dentro y fuera del colectivo LGTBIQA+
  • Se visibilicen y se difundan los estudios, investigaciones y trabajos donde se aborde la bisexualidad.
  • Pedir de manera explícita, que los medios de comunicación tomen conciencia en el tratamiento de la realidad bisexual.