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Tengo ataques de celos por un trauma de infidelidad: ¿qué me pasa?

Los celos no son simplemente un “defecto de carácter” ni una muestra de inseguridad superficial. Cuando alguien ha vivido una experiencia de infidelidad, la mente y el cuerpo quedan marcados por una herida que se asemeja a un trauma. Y como ocurre con cualquier trauma, el pasado se queda almacenado en el presente.

Síntomas más comunes

Después de una traición, es habitual que la persona desarrolle una hipervigilancia constante: comprobar redes sociales, interpretar señales ambiguas como amenazas, sentir ansiedad cuando la pareja no responde al teléfono o incluso tener pesadillas.
Otros síntomas frecuentes son:

  • Pensamientos intrusivos: recuerdos de la infidelidad que aparecen de repente.
  • Sensación de peligro constante: como si en cualquier momento “volviera a ocurrir”.
  • Respuestas emocionales intensas: ira, tristeza, miedo, vergüenza, todo en cuestión de segundos.
  • Dificultad para confiar: no solo en la pareja actual, sino también en uno mismo y en el propio criterio.

¿Qué puede activar los ataques de celos?

Los llamados triggers o disparadores son elementos que despiertan la herida emocional. No siempre son lógicos, y de hecho suelen ser desproporcionados en comparación con la situación real. Algunos de los más comunes son:

  • Cambios en la rutina de la pareja (llegar más tarde, usar más el móvil).
  • Ver situaciones en redes sociales que generan comparaciones.
  • Silencios, evasivas o simples distracciones de la otra persona.
  • O incluso, recordar lugares, frases o gestos que estuvieron asociados a la infidelidad pasada.

La mente interpreta todo esto como una amenaza real, aunque en el presente no haya peligro.

¿Por qué no soy capaz de parar?

Aquí está la clave: porque no se trata de un problema de voluntad, sino de un sistema nervioso activado por una herida traumática.
Cuando algo recuerda a la infidelidad vivida, el cerebro activa el mismo circuito de alarma que se enciende en una situación de peligro. Es el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal liberando cortisol, la amígdala disparando la señal de alarma, y el cuerpo respondiendo como si necesitara defenderse. Por eso los pensamientos de celos se vuelven tan obsesivos: en realidad, es una reacción de supervivencia, no un simple capricho.

El problema es que, al intentar controlar compulsivamente a la pareja o comprobar mil veces lo que hace, se obtiene un alivio momentáneo que refuerza la conducta. Es decir, sin querer, el propio miedo se alimenta a sí mismo

Si te reconoces en esta descripción, no es que seas “demasiado celosx” o que tengas un fallo en tu personalidad. Lo que ocurre es que tu sistema emocional todavía no ha podido procesar y elaborar la herida de la traición. Los celos en este caso no hablan de tu falta de valor, sino del dolor no resuelto que se activa una y otra vez.

Trabajar este trauma en terapia puede ayudarte a dejar de vivir en alerta y empezar a recuperar la confianza: en los demás, sí, pero sobre todo en ti mismx.

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El perfeccionismo en los Trastornos de la Conducta Alimentaria

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, no se explican únicamente por una preocupación por el peso o la imagen corporal. Cada vez más investigaciones apuntan al perfeccionismo como un rasgo de personalidad profundamente implicado en el desarrollo, mantenimiento y recaída de estos trastornos. Pero, ¿qué significa realmente ser perfeccionista y por qué este rasgo está tan estrechamente relacionado con los TCA?

¿Qué es el perfeccionismo?

El perfeccionismo es una tendencia a fijarse estándares extremadamente altos y rígidos para uno mismo, acompañado de una autocrítica excesiva cuando no se alcanzan esos estándares. Aunque en su forma más adaptativa puede estar vinculado a la motivación y el logro, cuando es desadaptativo se convierte en una fuente de malestar emocional, rigidez cognitiva y baja autoestima.

Perfeccionismo y TCA: ¿Cuál es la conexión?

Varios estudios han identificado al perfeccionismo como un factor de vulnerabilidad para el desarrollo de un TCA. Este rasgo se manifiesta en distintos niveles del trastorno:

  1. Como factor predisponente. Muchos individuos con TCA reportan haber tenido rasgos perfeccionistas desde la infancia. Esta tendencia puede surgir en contextos familiares exigentes o críticos, donde el afecto y el reconocimiento están condicionados al rendimiento o a la obediencia. En estos casos, la persona desarrolla una autoimagen dependiente del éxito y del control, aspectos que se trasladan luego a la alimentación y la imagen corporal.
  2. Como factor precipitante. Durante momentos de transición vital (pubertad, cambios sociales, estrés académico), el perfeccionismo puede centrarse en el cuerpo como objeto de control. La dieta extrema o la pérdida de peso se convierten en una forma de demostrar autocontrol, competencia y “valía”, en un intento de alcanzar ideales irreales de belleza y éxito.
  3. Como factor de mantenimiento. El perfeccionismo también perpetúa el trastorno al reforzar ciclos de autoexigencia y culpa. Las reglas alimentarias rígidas, la comparación constante con otros, y la interpretación dicotómica del comportamiento (“he comido perfecto o he fracasado”) dificultan la flexibilidad necesaria para la recuperación. Incluso cuando se alcanza un peso ideal o se cumple una meta dietética, nunca es suficiente: la meta se reajusta, manteniendo el ciclo activo.
  4. Relación con la baja autoestima. El perfeccionismo en TCA suele estar vinculado a una autoestima frágil y condicionada. La autoaceptación depende de lograr estándares difíciles de cumplir. Cualquier desviación de estos ideales alimenta el sentimiento de desprecio, intensifica la sintomatología y refuerza la necesidad de control.

Tratamiento psicológico: abordando el perfeccionismo

La terapia cognitivo-conductual (TCC) y enfoques como la Terapia Basada en la Compasión o la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) integran estrategias específicas para trabajar el perfeccionismo. Entre ellas se encuentran:

  • Identificación y flexibilización de creencias perfeccionistas.
  • Desarrollo de una autoimagen más compasiva.
  • Exposición a errores o imperfecciones sin recurrir a conductas compensatorias.
  • Fomento de valores más amplios que no dependan del control corporal o el rendimiento.

Conclusión

El perfeccionismo no solo es un síntoma paralelo en los TCA, sino que muchas veces es un eje estructural del trastorno. Comprenderlo como una forma rígida y dolorosa de buscar aprobación, control o seguridad emocional, permite humanizar aún más el sufrimiento de quienes lo padecen. Para una recuperación profunda, no basta con normalizar la conducta alimentaria: es necesario transformar las creencias perfeccionistas que sostienen el malestar interno.

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Pacientes insistentes y con apego ansioso

Cómo intervenir sin reforzar la dependencia y favoreciendo el desarrollo y la autonomía.

Muchos terapeutas han experimentado la complejidad de acompañar a pacientes con altos niveles de ansiedad interpersonal: aquellos que envían mensajes entre sesiones, que preguntan reiteradamente si la relación terapéutica está bien, que se angustian si el terapeuta tarda en responder o si una sesión se reprograma. Aunque a veces estas conductas pueden sentirse invasivas o demandantes, en la mayoría de los casos reflejan un patrón emocional profundamente arraigado: un estilo de apego ansioso.

Estos pacientes no son simplemente «dependientes» o “intensos”. Están expresando, a través de su insistencia, un temor profundo a la pérdida del vínculo. Lo que buscan no es atención excesiva, sino aliviar una angustia que sienten como urgente y desbordante. El desafío clínico está en cómo sostener el vínculo con empatía, sin ceder a reforzar patrones que alimentan esa misma ansiedad.

¿Qué significa “apego ansioso” en la práctica clínica?

El apego ansioso se construye muchas veces en historias donde el cuidado fue inconsistente: a veces disponible, a veces no. Como resultado, estos pacientes desarrollan la creencia de que el amor es inestable y que hay que luchar constantemente para mantener la conexión.

En consulta, este patrón se manifiesta con:

  • Necesidad frecuente de confirmación: “¿Qué te parece/qué opinas sobre esto?”, “¿Está bien lo que dije/lo he hecho bien?”.
  • Alta sensibilidad al silencio o al cambio: interpretaciones rápidas de abandono o indiferencia.
  • Dificultad para tolerar pausas, demoras o distancia en la relación terapéutica.
  • Conductas impulsivas para aliviar el malestar: mensajes fuera de sesión, urgencias, audios, alargar las sesiones.

Aunque comprensibles, estas conductas no ayudan a largo plazo. Al contrario, refuerzan el círculo de ansiedad – búsqueda – alivio – ansiedad, generando más dependencia.

¿Por qué no es útil responder a todas las demandas?

Cuando el terapeuta responde siempre de forma inmediata a las demandas (por ejemplo, atendiendo mensajes fuera del horario o modificando frecuentemente el encuadre para evitar angustia), puede estar reforzando sin querer un patrón que perpetúa el malestar:

  • El paciente aprende que solo puede calmarse si el otro responde.
  • Se evita el contacto con el malestar, sin desarrollar herramientas para tolerarlo.
  • La ansiedad aumenta cada vez que el entorno no responde como se espera.

Así, sin buscarlo, el vínculo terapéutico se convierte en una fuente de alivio momentáneo, pero no de crecimiento. La función del terapeuta no es estar siempre disponible, sino ayudar al paciente a tolerar mejor la espera, la incertidumbre y la autonomía emocional.

¿Qué estrategias clínicas se pueden implementar?

Mapear el patrón emocional y relacional

Antes de intervenir, es útil comprender con el paciente qué sucede cuando siente urgencia o temor al abandono:

  • ¿Qué dispara esa ansiedad?
  • ¿Qué interpreta cuando no hay respuesta?
  • ¿Qué siente y cómo actúa en esos momentos?
  • ¿Qué espera que ocurra si contacta inmediatamente?

Explorar estas preguntas permite nombrar el ciclo y empezar a observarlo desde una posición más consciente y menos impulsiva.

Sostener límites con claridad y calidez

Los límites terapéuticos (como no responder mensajes fuera del horario o no extender sesiones) no son castigos. Son parte del marco de trabajo y, correctamente planteados, pueden ser contenedores de la ansiedad.

Frases útiles para comunicar límites sin invalidar:

  • “Entiendo que fue difícil esperar. Me alegra que hayas traído eso a sesión para pensarlo juntos.”
  • “No siempre podré responder fuera de horario, pero eso no significa que no me importe tu malestar.”

Este tipo de respuestas reconocen la emoción sin reforzar la conducta impulsiva, favoreciendo formas más saludables de conexión.

Fortalecer recursos internos para la autorregulación

El objetivo no es que el paciente deje de sentir angustia o necesidad, sino que pueda atravesar esos estados sin quedar atrapado en ellos ni depender exclusivamente de otro para calmarse.

Estrategias posibles:

  • Identificar pensamientos repetitivos que intensifican la ansiedad.
  • Desarrollar autoinstrucciones: frases internas de calma y contención.
  • Técnicas de respiración, escritura o distracción que ayuden en momentos críticos.
  • Acordar planes de acción para situaciones entre sesiones (por ejemplo, esperar un tiempo antes de actuar, registrar la emoción, anticipar que será tema de la próxima sesión).

Reforzar cada avance, por pequeño que sea

Cuando un paciente logra no escribir fuera de sesión, tolera una espera, o puede expresar su angustia en vez de actuarla, es importante reconocerlo:

“Eso que hiciste requiere un gran esfuerzo. Lo que antes necesitabas resolver en el momento, ahora lo pudiste sostener hasta que lo hablemos juntos.”

El refuerzo positivo de estas pequeñas victorias fortalece su sentido de eficacia y aumenta su autoestima.

Los pacientes con apego ansioso no necesitan más respuestas inmediatas. Necesitan experiencias relacionales que les muestren que el vínculo puede sostenerse sin urgencia, que su malestar puede ser sentido sin que se desborde, y que pueden contar con otro sin tener que pedirlo a gritos.

Como terapeutas, nuestra tarea no es calmar cada vez que se enciende la alarma, sino acompañar a que esa alarma pierda poder. No se trata de dejar al paciente solo, sino de ayudarle a descubrir que puede estar consigo mismo sin desmoronarse.

Un vínculo seguro no es uno sin ansiedad, sino uno donde la ansiedad puede ser pensada, sostenida y transformada.

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¿Qué puedo hacer si me da inseguridad buscar trabajo? Pautas, pasos y consejos

Buscar trabajo puede ser una experiencia desafiante, especialmente si viene acompañada de inseguridad, dudas sobre nuestras capacidades o miedo al rechazo. Estos sentimientos son comunes y humanos, pero cuando se vuelven obstáculos persistentes, es importante abordarlos desde una perspectiva psicológica. En este artículo te brindaremos pautas prácticas, consejos para reforzar tu autoestima y pasos concretos que pueden ayudarte a enfrentar este proceso con mayor seguridad.

¿Por qué me siento insegurx al buscar trabajo?

La inseguridad en la búsqueda laboral puede surgir por múltiples razones, entre ellas:

  • Experiencias previas negativas, como entrevistas fallidas o despidos.
  • Falta de experiencia o de preparación para el mercado laboral actual.
  • Comparación constante con otrxs que parecen tener más logros.
  • Autoexigencia y perfeccionismo, que generan una sensación constante de “no estar listx”.
  • Miedos internos, como el miedo al fracaso, al rechazo o al juicio externo.

Es importante entender que la inseguridad no define tu valor. Es una emoción que puede ser gestionada, entendida y transformada.

Trabaja tu autoestima desde lo cotidiano

La autoestima no es algo fijo: se construye y fortalece cada día con acciones pequeñas y consistentes.

  • Reconoce tus logros, por pequeños que parezcan. Lleva un registro diario o semanal de cosas que hayas hecho bien.
  • Habla con amabilidad contigo mismx. Observa tu diálogo interno: ¿te hablas como lo harías con un amigx que está pasando por lo mismo?
  • Rodéate de personas que te apoyen, no que te hagan dudar de ti.
  • Acepta tus emociones sin juicio. Tener miedo o dudas no significa que seas débil, significa que estás en un momento de crecimiento.

Reestructura tus pensamientos limitantes

A menudo, nuestras inseguridades provienen de creencias automáticas como “no soy lo suficientemente buenx” o “nadie me va a contratar”. Puedes practicar una técnica llamada reestructuración cognitiva, que consiste en identificar esos pensamientos y cuestionarlos:

  • ¿Qué evidencia tengo de que esto es cierto?
  • ¿Estoy generalizando por una experiencia negativa?
  • ¿Qué le diría a un amigx que piensa lo mismo?

Reemplazar estos pensamientos por otros más realistas y compasivos te ayudará a disminuir la ansiedad y recuperar el control.

Prepara un plan de acción con pasos pequeños y concretos

La inseguridad se alimenta de la sensación de caos o desorganización. Tener un plan te dará dirección y seguridad:

  • Actualiza tu currículum y adáptalo a cada oferta.
  • Haz una lista de empresas o áreas que te interesan.
  • Practica entrevistas con alguien de confianza o frente a un espejo.
  • Establece metas diarias o semanales, como enviar cierta cantidad de CVs o inscribirte a una capacitación online.

Lo importante no es la velocidad, sino la constancia.

Celebra los avances, incluso si no consigues el empleo de inmediato

Buscar trabajo no solo se trata de conseguirlo, sino de estar en movimiento hacia él. Cada correo enviado, cada entrevista, cada error corregido es un paso hacia adelante. Celebra esos esfuerzos. Te están acercando más de lo que crees.

Considera acompañamiento psicológico si la ansiedad o la tristeza te paralizan

Si sientes que la inseguridad es muy intensa, que te sabotea constantemente o que te impide actuar, tal vez sea el momento de buscar ayuda profesional. Podemos ayudarte a identificar patrones de pensamiento, trabajar heridas del pasado y acompañarte en este proceso con herramientas terapéuticas personalizadas.

Tú no eres tus miedos.

Buscar trabajo siendo insegurx no es un fracaso, es un acto de valentía. Reconocer lo que sientes ya es un paso poderoso. Desde allí, puedes construir una búsqueda más consciente, cuidarte emocionalmente y recordar que el valor que tienes no se mide por un puesto conseguido, sino por tu historia, tus capacidades y tu forma única de ver el mundo.

Confía en tu proceso. Estás aprendiendo, creciendo y avanzando.