¿Evitas los conflictos a toda costa?
Salvo excepciones, a nadie le resulta agradable y armonioso terminar una relación de pareja donde se ha querido a la otra persona y se han compartido momentos juntos.
Que te despidan de ese trabajo que sentías que te gustaba y en el que te esforzabas por hacerlo bien; que fallezca algún familiar o que te sientas descuidada por tu grupo de amigas, tampoco son situaciones en las que nos gusta estar y eso es perfectamente normal y sano.
Pero otra cosa diferente es negar lo que está ocurriendo, evitarlo y no procesarlo. El hecho de asumir lo que sucede y procesarlo hace que experimentes algunas emociones como la tristeza, la rabia o el asco que, una vez han pasado, te ayudan a que superes la situación.
Si no te permites sentir las emociones nunca superarás del todo lo que pasó.
¿Cómo saber si tengo un un problema de evitación?
Hay algunas pistas que te pueden ayudar a identificar si estás experimentando un problema de evitación:
- Intentas no hablar de determinados temas porque te generan malestar.
- Evitas las situaciones que crees que te van a suponer un conflicto con alguien aunque no hablar de lo que te pasa te hace sufrir.
- Predominan en ti frases como «hay que seguir adelante», «sufrirlo no me va a servir de nada», «lo que hay que hacer es animarse»…
- Piensas que el hecho de experimentar emociones te impedirá avanzar.
¿Por qué puedo ser evitativo?
Cuando en tu familia de origen tus padres no expresan ni validan algunas emociones, tú aprendes que hay determinadas emociones que no tienen lugar, que no se hablan ni se cuentan.
Cuando eras pequeño, al experimentar miedo o tristeza, recibiste frases como “tienes que ser fuerte y seguir adelante«, “no te sirve de nada estar triste/tener miedo”, aprendiste que esas emociones no tienen utilidad y aún ahora, crees que si no las reconoces ni expresas, desaparecen.
Que no te hayan mostrado la realidad como es y te hayan contando una historia alternativa para que así “no sufras/no te preocupes” como por ejemplo negarte la muerte de un familiar y decirte que se ha ido de vacaciones a un sitio lejano, no desarrollas recursos para afrontar los posibles acontecimientos negativos con los que te puedas encontrar en la vida.
¿Qué situaciones se suelen evitar?
Conflictos
Prefieres pasar por la vida sin hacer mucho ruido y no generar conflictos así que, aunque la situación no te agrade del todo, prefieres pasar en vez de expresar lo que te apetece, lo que piensas o lo que sientes.
Esto en el fondo te genera un gran malestar ya que sientes que no decides tú por ti, que no vives las situaciones como te gustaría que fueran.
Expresar lo que sientes.
No expresas lo que piensas y lo que sientes, consideras que te da igual cuando en realidad el hecho de ignorar lo que estás sintiendo y no atenderlo hace que los síntomas se manifiesten de otra forma: con ansiedad, mucha actividad, irascibilidad, insomnio, etc.
Es normal que en la fase inicial de un duelo se niegue lo que ha sucedido, es un mecanismo del cerebro para poder adaptarse a la nueva situación y procesar la pérdida, pero, por ejemplo, sería patológico seguir negando lo ocurrido cuando ya ha pasado un año.
¿Qué hago si tengo esta tendencia?
Al final cuanto más te conozcas y más entiendas de dónde vienen tus emociones, más cerca vas a estar de sentirte mejor contigo mismo/a.
Evitar lo que sientes, lo que te sucede o lo que eres, hace que te alejes de ti y por lo tanto puedas experimentar mayor ansiedad, estado de animo bajo, etc. En definitiva, acabar explotando y sufriendo más porque no estás escuchando y atendiendo a tus emociones.
Reconocerte en este texto o que hayan sonado campanas lejanas al leerlo te pude dar una pista sobre si eres una persona evitativa.
Comenzar a cambiarlo está en tu mano y en Quiero Psicología estamos para acompañarte en ese cambio.