Homofobia intrafamiliar.
Desde fuera parece que casi nadie se plantea lo que implica para algunos/as compartir o hablar con normalidad sobre su orientación/expresión sexual.
Hay quien dice algo como “cuanta más normalidad le des, mejor”, “tampoco será para tanto, tienes que contarlo” y un largo etc.
Sin embargo, aún queda un largo camino hasta que a quién quieras amar o cómo quieras vivir no sea un tema de conversación “que se tenga que hablar”. Todo lo que se sale de «lo normal» sigue necesitando ser explicado.
La teoría dice que uno de los primeros pasos cuando «vives fuera de la norma» es comunicarlo a la familia. En el caso de tu orientación o expresión sexual, se supone que es lo más recomendable.
Hacerlo, hablar con tu familia y decirles quién eres y cómo quieres vivir debería ser algo sencillo y normalizado, aunque aún no lo es del todo, especialmente en según qué ambientes o familias.
Puede que experimentes taquicardia, mareos, ganas de llorar, síntomas de ansiedad, o cualquier otra reacción física en los momentos previos a decir “mamá, soy lesbiana” “papá, soy un chico y tengo novio”, “quiero hormonarme para ser mujer, no me siento hombre”, etc.
Por mucho que creas que conoces a tus padres o hermanos/as, algunas de las reacciones que veas pueden ser de sorpresa, incluso de shock. Una conmoción que puede durar días, incluso semanas.
Quizás actúen como si no les hubieras contado nada, estando en una fase de negación. Que tus familiares se sientan culpables también es una reacción que puede aparecer e ir dirigida tanto hacia la persona que habla de sus emociones (tú) con frases del tipo «vas por mal camino» o «te estás equivocando, eso no puede ser así»; hacia alguno de los progenitores «si es que lo has malcriado», «siempre ha hecho lo que le ha dado la gana y mira»; o incluso hacia uno mismo «¿qué he hecho mal para que me salgas así?», «la culpa es mía», etc.
¿Qué sensación de seguridad o confianza en sí mismo puede desarrollar un niño si sus cuidadores principales le rechazan o maltratan?
En los casos en los que la homofobia es muy intensa, el rechazo inicial puede ser tan fuerte que existan conductas negligentes de padres-madres hacia los hijos/as. Es este el caso de La Veneno, ampliamente expuesto en la serie de televisión homónima que muestra una cruda realidad ante lo que fue un proceso de homofobia en el seno de una familia que maltrató a su hija por no sentirse varón.
El maltrato físico, psicológico o la privación de necesidades básicas son conductas que tienen un impacto muy negativo en el bienestar mental de una persona, especialmente cuando se dan en edades tempranas. Cuanto más joven, más profunda la herida.
La ira y la rabia que la víctima experimenta, toman fuerza y generan una situación de hostilidad, negando por completo la identidad de la persona, anulando su propio self y mandando un mensaje que invalida totalmente sus emociones, pensamientos, etc.
En otros casos, la homofobia intrafamiliar ocurre de forma más sutil. Quizás no existe un rechazo tan explícito pero se le da, por ejemplo, un carácter fatalista y tremendista a la situación: “me ha nacido así el niño…”. El discurso va cargado de indirectas que pueden hacer pensar que “estás mal”, “eres defectuoso/a” o “te pasa algo malo”.
¿Cómo puede crecer un adolescente al que sus padres-madres le niegan su propia identidad?
Las consecuencias que a nivel psicológico se observan en la víctima tras un proceso de maltrato o negligencia familiar por homofobia pueden ser:
Trastornos de ansiedad y/o depresión.
Aparición de conductas de riesgo.
Como pueden ser adicciones, autolesiones, impulsividad en las relaciones sexuales, etc.
Somatizaciones.
Problemas en la piel, enfermedades autoinmunes, tricotilomanía, alopecia, etc.
Fuerte conflicto ante la propia identidad.
Que puede llevar a tener miedo a ser homosexual, generar procesos de homofobia interiorizada, etc.
Miedo e inhibición del comportamiento.
Provocando una modificación consciente o inconsciente de determinados comportamientos que puedan hacer «que crean que soy gay», «que digan que soy una marimacho». Se busca la aceptación familiar y social mediante la supresión de la propia identidad.
Búsqueda de aprobación excesiva.
Lejos de “querer llamar la atención” y “querer montar un espectáculo” quizás lo que hay detrás no es más que la búsqueda primaria e incesante de apego.
La valoración y validación por parte de la familia es la primera puerta para aprender a querernos a nosotros mismos, a valorarnos, y a no estar dispuestos a aceptar cualquier cosa con tal de recibir algo de cariño.
El caso de La Veneno muestra la cruda realidad de un menor que fue desprovisto de cariño, afecto y acogida incondicional por el hecho de ser diferente. Las consecuencias posteriores hacen que ir a la deriva sea la única opción para mantenerse a salvo.
Falta de confianza en uno mismo.
O bien inflo mi ego de forma desproporcionada para llegar a creérmelo, o bien quiero que casi nadie me vea y pasar desapercibido/a.
Desgaste psicológico.
Provocado por la sensación de “alerta” constante que hay que mantener a causa del rechazo que existe alrededor.
Irritabilidad y/o hipersensibilidad.
Relacionadas con el desgaste psicológico mencionado ante una situación de acoso constante, bien sea real o imaginario por experiencias anteriores.
Todos estos «síntomas» no tiene que darse de forma generalizada, puede que te sientas identificado/a solo con algunas e incluso que estés experimentando otras que no aparezcan aquí.
Cualquier menor, sea cual sea su situación, necesita un vínculo seguro. Todo aquello que genere miedo, inseguridad, ambivalencia o incertidumbre, provoca un desajuste psicológico que afecta la vida de la persona desde el primer momento.
En un caso de homofobia, el maltrato intrafamiliar causa un daño que, si vivimos en una sociedad homofóbica que lo repite, retraumatiza haciendo mucho más complicado solventar las carencias iniciales que una persona pueda experimentar.
La falta de referentes, los escasos recursos de apoyo, la poca visibilización, los estigmas sociales y familiares, las leyes que intensifican los prejuicios o la normalización de la violencia al colectivo LGTBIQ+ se convierten en la continuación de una pesadilla que pudo haber empezado en la infancia.
Esto, inevitablemente, aumenta el bucle de malestar e insatisfacción y el recibir ayuda, si la familia falla, es vital para realizar un proceso de aceptación que lleve a las personas al bienestar interior y general.
Este es el aprendizaje y el legado que aquellos y aquellas que, como La Veneno, sufrieron la homofobia de la forma más severa nos han dejado: la importancia de ofrecer a nivel familiar y social respeto y aceptación sin peros ni porqués.
Si estás en un proceso en el que crees que tu familia puede rechazarte, en Quiero Psicología te ofreceremos un espacio seguro. Un lugar cercano en el que hablar y ser tú, sin condiciones ni etiquetas. Te acompañaremos en el proceso para ayudarte a generar los recursos necesarios que te permitan mantener tu equilibrio emocional.