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Límites entre el deseo sexual normal y la conducta obsesiva

El deseo sexual es una parte natural de la vida humana. Forma parte de nuestra biología, de la intimidad en pareja y de la manera en que nos relacionamos con el placer. Sin embargo, existen situaciones en las que ese deseo se vuelve tan intenso o difícil de manejar que deja de ser una experiencia saludable.

Deseo sexual saludable

En psicología se entiende que la sexualidad es normal cuando cumple estas características:

  • Flexibilidad: el deseo aumenta o disminuye según factores como el estrés, la edad, la salud o la relación de pareja.
  • Integración: no interfiere de manera negativa con el trabajo, los estudios, la familia ni la vida social.
  • Control voluntario: la persona puede decidir cuándo y cómo expresar su sexualidad.
  • Respeto y consentimiento: las conductas no ponen en riesgo la integridad propia ni la de los demás.

Conducta sexual problemática u obsesiva

Cuando la necesidad sexual se vuelve difícil de controlar y empieza a generar consecuencias negativas, hablamos de conducta sexual compulsiva o de un patrón de hipersexualidad.

Algunos síntomas característicos son:

  • Pensamientos intrusivos: el sexo ocupa gran parte del tiempo mental, incluso en momentos poco apropiados.
  • Pérdida de control: dificultad para frenar la conducta, aunque se tengan claras las consecuencias.
  • Uso como escape emocional: recurrir al sexo para calmar ansiedad, soledad o tristeza.
  • Impacto en la vida diaria: descuido de responsabilidades, bajo rendimiento laboral o académico, problemas en la pareja.
  • Prácticas de riesgo: conductas sexuales inseguras, exposición a enfermedades o a situaciones peligrosas.
  • Malestar subjetivo: sentimientos de culpa, vergüenza o frustración tras la conducta.

Factores asociados

No se trata de una sola causa, sino de una combinación de variables:

  • Estrés crónico y falta de estrategias de afrontamiento.
  • Ansiedad generalizada o depresión, donde el sexo funciona como escape.
  • Traumas previos, como abuso sexual o negligencia emocional en la infancia.
  • Falta de educación sexual, lo que genera mitos, culpa o búsqueda descontrolada de placer.
  • Consumo de sustancias (alcohol, drogas, fármacos estimulantes).
  • Acceso ilimitado a pornografía y contenidos sexuales en línea, que puede reforzar el patrón compulsivo.
  • Dificultades en las relaciones afectivas (soledad, problemas de pareja, aislamiento social).
  • Impulsividad elevada o dificultad para postergar gratificaciones.
  • Trastornos de personalidad (por ejemplo, rasgos límite, antisociales o narcisistas, en algunos casos).
  • Baja autoestima o búsqueda constante de validación a través del sexo.
  • Contexto cultural o social donde el sexo se usa como forma de poder, dominio o autoafirmación.
  • Disponibilidad tecnológica: aplicaciones de citas, chats eróticos o redes sociales que facilitan la gratificación inmediata.

¿Cuándo buscar ayuda?

La recomendación es acudir a un profesional cuando:

  • El sexo genera más malestar que placer.
  • Se experimenta pérdida de control.
  • Afecta a otras áreas importantes de la vida.
  • Se ponen en riesgo la salud o las relaciones.

La psicoterapia especializada y, en algunos casos, el apoyo farmacológico, pueden ayudar a recuperar el equilibrio y construir una vivencia sexual más libre y satisfactoria.

El límite no está en la frecuencia ni en la intensidad del deseo, sino en el impacto que tiene en la vida y en el bienestar de la persona.

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Bullying por homofobia

El bullying por homofobia es una experiencia profundamente dañina que deja cicatrices emocionales a largo plazo. No se trata solo de burlas o agresiones físicas; es una forma de violencia sostenida que ataca la identidad misma de la persona, afectando su autoestima y autoimagen incluso en la adultez.

¿Por qué es un trauma complejo?

Hablamos de trauma complejo cuando una persona sufre abuso o violencia de manera continuada, especialmente en etapas de desarrollo como la infancia y adolescencia. En el caso del bullying por homofobia, el daño es muy profundo porque:

  • Ataca la identidad: No es solo rechazo por una acción o característica, sino por el ser mismo de la persona.
  • Aísla y silencia: Muchas víctimas sienten que no pueden pedir ayuda por miedo al juicio social o familiar.
  • Refuerza la vergüenza y el miedo: La violencia sistemática hace que la persona internalice mensajes negativos sobre su orientación sexual.

Impacto en la autoestima y autoimagen en la adultez

Las heridas emocionales del bullying por homofobia pueden manifestarse de diversas formas en la adultez, incluyendo:

  • Autoconcepto deteriorado: La persona puede desarrollar una percepción negativa de sí misma, sintiéndose inadecuada o defectuosa.
  • Miedo al rechazo: Puede haber dificultades para establecer relaciones afectivas por temor a ser lastimadx nuevamente.
  • Hipervigilancia y ansiedad: La constante exposición a la violencia en la infancia puede generar inseguridad y miedo en entornos sociales.
  • Autocensura o disociación: Algunas personas reprimen aspectos de su identidad para evitar confrontaciones, lo que puede generar depresión y falta de autenticidad.

Sanar es posible

El primer paso para sanar es reconocer que el dolor no es culpa de quien lo sufrió. La terapia psicológica, el apoyo de comunidades LGBTQ+ y la construcción de espacios seguros pueden ayudar a reconstruir la autoestima y vivir con autenticidad.

El bullying por homofobia es una herida profunda, pero, con el tiempo, acompañamiento y resiliencia, es posible recuperar la confianza y el amor propio. Nadie debería sentir vergüenza por ser quien es. 

TLP

Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) y relaciones de pareja

El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es una condición mental compleja que afecta las emociones, las relaciones interpersonales y el comportamiento. Si sospechas que tu pareja podría tener TLP, es importante reconocer los signos comunes de este trastorno para comprender mejor su comportamiento y cómo puede influir en la relación. Sin embargo, solo una persona profesional de la salud mental puede realizar un diagnóstico definitivo.

A continuación, te compartimos algunas señales clave que podrían indicar que tu pareja tiene TLP.

Situaciones habituales si tu pareja tiene TLP

  • Inestabilidad emocional: Las personas con TLP suelen experimentar cambios rápidos y extremos de humor, pasando de sentirse muy felices a muy tristes o enojadas en poco tiempo. Esta inestabilidad emocional puede ser desconcertante y difícil de gestionar en una relación.
  • Relaciones intensas y conflictivas: Es común que las personas con TLP tengan relaciones intensas y, a menudo, inestables. Pueden idealizar a su pareja al principio, viéndola como la persona perfecta, solo para luego devaluarla y rechazarla por pequeños errores o malentendidos.
  • Miedo al abandono: El temor al abandono es un aspecto central en el TLP. Quienes lo experimentan pueden reaccionar de manera intensa ante situaciones que perciben como un posible rechazo o separación, incluso cuando no existe una amenaza real.
  • Comportamientos impulsivos y autodestructivos: Las personas con TLP pueden involucrarse en conductas impulsivas y riesgosas, como el abuso de sustancias, el gasto excesivo, la promiscuidad o las autolesiones, especialmente cuando se sienten abrumadas por sus emociones.
  • Sentimientos de vacío crónico: Muchas personas con TLP reportan una sensación constante de vacío, lo que puede llevarlas a buscar estímulos o conductas que les ayuden a llenar ese vacío emocional.
  • Problemas con la identidad: Es común que las personas con TLP tengan una identidad inestable, cambiando de intereses, valores o metas rápidamente. Esto puede hacer que sus comportamientos y decisiones parezcan erráticos o contradictorios.
  • Reacciones extremas al estrés: La baja tolerancia a la frustración puede hacer que las personas con TLP reaccionen de manera desproporcionada ante eventos cotidianos, lo que puede generar conflictos en la relación.

Si notas varios de estos signos en tu pareja, es posible que tenga TLP. En este caso, es fundamental buscar ayuda profesional para obtener un diagnóstico adecuado y explorar opciones de tratamiento, como la terapia dialéctico-conductual (TDC), que ha demostrado ser eficaz para quienes viven con este trastorno.

El impacto del TLP en la pareja

El TLP no solo afecta a quien lo experimenta, sino que también tiene un impacto profundo en quienes le rodean, especialmente en sus relaciones afectivas. Si estás en pareja con alguien que tiene TLP, es importante comprender cómo este trastorno puede influir en tu bienestar emocional y mental.

Efectos que podrías experimentar

  • Altibajos emocionales constantes: las personas con TLP suelen experimentar cambios emocionales intensos y rápidos, lo que puede generar un ambiente impredecible en la relación. Un día todo puede parecer estar bien, y al siguiente, todo puede cambiar sin previo aviso, creando una sensación de tensión constante. Estos altibajos emocionales pueden generar estrés y ansiedad en su pareja, ya que muchas veces sienten que deben estar en constante alerta para manejar las emociones cambiantes de la otra persona, lo cual puede resultar agotador.
  • Inseguridad y agotamiento emocional: el miedo al abandono es un síntoma central del TLP. Quienes lo padecen pueden temer constantemente que su pareja les deje, lo que puede llevarles a buscar atención excesiva o a comportamientos de dependencia. En algunos casos, este miedo puede derivar en conductas desesperadas para evitar el abandono, lo que genera desgaste emocional en la pareja. Si tu pareja con TLP muestra estas conductas, podrías empezar a sentir que no importa lo que hagas, nunca es suficiente para satisfacer sus necesidades emocionales. Esto puede hacerte sentir agotade, insegure y culpable, lo que afecta tu bienestar personal y la dinámica de la relación.
  • Confusión por la dinámica de la relación: una característica común del TLP es la alternancia entre idealización y devaluación. Esto significa que tu pareja puede verte como la persona más importante y admirable en un momento, y luego desvalorizarte poco después. Esta oscilación emocional puede dejarte confundide y con dificultades para comprender la relación.
  • Impacto en tu bienestar mental: estar en una relación con alguien que tiene TLP puede afectar tu propia salud mental. Las dificultades para entender sus reacciones emocionales o la sensación de no poder hacer nada para aliviar su sufrimiento pueden generar ansiedad, tristeza y desesperación. Si constantemente debes lidiar con reacciones impulsivas e intensas, podrías sentirte frustrade, confundide y estresade. Con el tiempo, esto puede erosionar tu bienestar y generar sentimientos de impotencia.
  • Comportamientos impulsivos y destructivos: las personas con TLP pueden involucrarse en conductas impulsivas o autodestructivas como una forma de lidiar con sus emociones. Esto puede incluir el abuso de sustancias, gastos excesivos, autolesiones o crisis de furia descontrolada. Si te encuentras en una relación con alguien que exhibe estas conductas, podrías sentir una gran angustia y desesperación, ya que puede ser difícil saber cómo actuar para ayudarle sin poner en riesgo tu propia salud emocional.
  • Dificultad para mantener límites saludables: el TLP puede dificultar la creación y el mantenimiento de límites sanos en la relación. La persona con este trastorno puede ser muy demandante, lo que puede llevarte a priorizar sus necesidades por encima de las tuyas. Esto puede hacer que los límites se vuelvan difusos, lo que a su vez genera resentimientos y agotamiento emocional. Además, quienes tienen TLP pueden interpretar cualquier intento de establecer límites como un rechazo, lo que puede hacerte sentir culpable por cuidar de tu propio espacio emocional.
  • Aislamiento social: las dificultades emocionales y de relación con una pareja que tiene TLP pueden llevarte a aislarte de tu círculo social. La relación podría volverse una prioridad absoluta, descuidando así las amistades y vínculos familiares. En algunos casos, tu pareja puede intentar alejarte de otras personas por celos, inseguridad o miedo al abandono. Este aislamiento puede volverte más vulnerable, al reducir tu red de apoyo emocional.

¿Qué puedes hacer?

Si estás en una relación con alguien que tiene TLP, es fundamental que tomes medidas para cuidar de tu bienestar emocional:

  • Establecer límites claros: es importante que ambas personas comprendan qué es aceptable y qué no en la relación. Los límites saludables evitan que te veas absorbide por las necesidades emocionales de tu pareja.
  • Buscar apoyo emocional: hablar con amigues, familiares o unx terapeuta puede ayudarte a procesar tus emociones y obtener una perspectiva externa. Contar con una red de apoyo es clave para mantener tu bienestar mental.
  • Terapia individual o de pareja: la terapia profesional puede ser beneficiosa tanto para la persona con TLP como para su pareja. Si la relación es difícil, la terapia de pareja o individual puede proporcionar herramientas para manejar la dinámica.

Estar en una relación con alguien que tiene TLP puede ser emocionalmente desafiante. Sin embargo, al establecer límites claros, buscar apoyo y priorizar tu salud emocional, puedes afrontar los desafíos que presenta la relación y proteger tu propio bienestar. Recuerda que tu felicidad y salud también son fundamentales.

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Ghosteo en Apps de ligue

El «ghosteo» en apps de ligue es un fenómeno social que ocurre cuando una persona corta toda comunicación sin previo aviso en entornos digitales, como las aplicaciones de citas. Esta forma de evasión, sin explicaciones ni despedidas, puede afectar la autoestima y el bienestar emocional de la persona ghosteada, influyendo en su percepción sobre las relaciones y su propio valor.

¿Por qué ocurre el ghosteo?

Desde el punto de vista psicológico, hay varias razones por las cuales una persona puede optar por desaparecer sin dar explicaciones:

  1. Evitar conversaciones incómodas: Algunas personas prefieren cortar la comunicación abruptamente en lugar de afrontar una despedida o un rechazo directo.
  2. Falta de habilidades sociales y emocionales: Quienes tienen dificultades para expresar sus emociones pueden usar el ghosteo como una forma de evitar la confrontación.
  3. Cultura de inmediatez y gratificación instantánea: En las apps de ligue, donde las opciones parecen ilimitadas, algunas personas tratan las relaciones de forma desechable.
  4. Dinámica de las plataformas digitales: La facilidad para conocer a nuevas personas puede hacer que algunas interacciones se abandonen sin previo aviso.

Consecuencias del Ghosteo en la Salud Mental

Ser ghosteado puede generar diferentes respuestas emocionales y afectar la confianza en las relaciones. Algunas de las consecuencias más comunes incluyen:

  • Duda sobre el propio valor: La falta de explicación puede hacer que la persona ghosteada cuestione si hizo algo mal.
  • Ansiedad y rumiación: La incertidumbre sobre lo sucedido puede generar estrés y pensamientos repetitivos.
  • Miedo al rechazo futuro: Después de experimentar ghosteo varias veces, algunas personas pueden desarrollar resistencia a involucrarse emocionalmente.
  • Impacto en la autoestima: Puede reforzar sentimientos de inseguridad, especialmente en personas con antecedentes de experiencias negativas en sus relaciones.

Estrategias para Afrontar el Ghosteo

Si bien el ghosteo puede ser doloroso, hay formas de manejarlo de manera saludable y minimizar su impacto emocional:

  1. No tomarlo como algo personal: La decisión de ghostear suele estar más relacionada con las limitaciones emocionales del otro que con la valía propia.
  2. Regulación emocional: La regulación emocional es clave para evitar que el ghosteo genere una respuesta desproporcionada de estrés o ansiedad. Algunas estrategias efectivas incluyen:
    • Identificar y aceptar las emociones: En lugar de reprimir el enojo o la tristeza, reconocer estos sentimientos ayuda a procesarlos de manera saludable.
    • Respiración diafragmática y meditación: Técnicas como la respiración y la meditación guiada pueden ayudar a calmar la mente y reducir la activación.
    • Reinterpretación cognitiva: Enfocar la situación desde una perspectiva menos personal y más objetiva ayuda a reducir la carga emocional negativa.
  1. Reforzar la autoestima y la resiliencia: Recordar las propias cualidades y rodearse de personas que valoran la relación es clave para superar el impacto del ghosteo.
  2. Exposición gradual a nuevas interacciones: No permitir que una mala experiencia defina futuras relaciones. Construir vínculos de calidad es un proceso continuo.

El ghosteo es una realidad frecuente en el mundo digital, y aunque puede ser frustrante y doloroso, no debe definir la forma en que nos percibimos a nosotros mismos ni nuestra capacidad de conectar con otros. Con una mentalidad adecuada y estrategias emocionales saludables, es posible afrontar el ghosteo sin que afecte nuestro bienestar y nuestras futuras relaciones.

No obstante, si es algo que te afecta en tu día a día y te impide dar el paso hacia aquello que deseas, desde Quiero psicología podemos ayudarte a conseguir esos objetivos.

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Síntomas del Abuso Sexual Infantil (ASI)

El ASI es profundamente traumático y afecta a millones de niños y niñas en todo el mundo. Este tipo de abuso presenta sintomatología psicológica, física y conductual aguda y a medio-largo plazo. A continuación, se exponen los principales síntomas asociados al ASI, cómo se manifiestan en diferentes edades y qué hacer ante la sospecha de abuso.

Síntomatología psicológica

  • Ansiedad y miedo: lxs niñxs que han sido abusados sexualmente suelen vivir con un miedo constante. Este miedo puede estar dirigido hacia el abusador o hacia situaciones que les recuerden el abuso. También pueden desarrollar fobias o ansiedad generalizada, incluyendo temor excesivo a la oscuridad, a quedarse solxs o a ciertas personas.
  • Depresión y tristeza persistente: el abuso sexual infantil a menudo provoca sentimientos intensos de tristeza, desesperanza y vacío. Algunxs niñxs pueden presentar síntomas de depresión, como pérdida de interés en actividades que solían disfrutar, irritabilidad o irascibilidad, cambios en el apetito, enuresis nocturna o problemas de sueño.
  • Baja autoestima y culpa: muchxs niñxs internalizan el abuso creyendo que es culpa suya o que de alguna manera lo merecen. Esto puede llevar a un deterioro de la autoestima, sentimientos de vergüenza tóxica y una percepción negativa de sí mismxs.
  • Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT): el ASI puede desencadenar síntomas de TEPT, como:
    • Flashbacks o recuerdos intrusivos del abuso.
    • Pesadillas recurrentes.
    • Evitación de personas, lugares o situaciones que recuerden el trauma.
    • Hipervigilancia, sobresaltos fáciles y sensación constante de peligro.
    • Trastornos del sueño.

Síntomas conductuales

El comportamiento puede ser una ventana hacia su mundo emocional. Los síntomas conductuales asociados al ASI incluyen:

  • Regresión en el desarrollo: niñxs pequeñxs pueden regresar a comportamientos más propios de edades anteriores, como mojar la cama, chuparse el dedo o aferrarse excesivamente a lxs cuidadorxs.
  • Cambios drásticos en el comportamiento.
  • Agresividad inusual o comportamiento desafiante.
  • Aislamiento social o pérdida de interés en interactuar con amigxs o familiares.
  • Aparición de conductas sexualizadas inapropiadas para su edad como lenguaje sexual explícito, juegos sexuales con otrxs niñxs o curiosidad extrema por temas sexuales.
  • Conductas autodestructivas: en niñxs mayores o adolescentes, el abuso puede conllevar:
    • Autolesiones como cortarse o quemarse.
    • Abuso de sustancias como alcohol o drogas.
    • Comportamientos temerarios o de riesgo, incluyendo actividades sexuales inadecuadas.
  • Dificultades escolares: disminución en el rendimiento académico, problemas de concentración, evitación de la escuela o aumento en las ausencias injustificadas.

Sintomatología física

Aunque los síntomas psicológicos y conductuales son más comunes, algunos signos físicos pueden ser indicativos de abuso sexual:

  • Dolor, irritación o lesiones en el área genital.
  • Infecciones de transmisión sexual (ITS) en niñxs.
  • Dolor inexplicable en el abdomen o en otras partes del cuerpo.
  • Alteraciones en el sueño, como insomnio o pesadillas frecuentes.
  • Alteraciones físicas de cualquier índole sin etiología clara.

Factores que influyen en los síntomas

La forma en que los síntomas se manifiestan puede variar según diversos factores:

  • Edad del niñx: lxs niñxs más pequeñxs pueden mostrar síntomas más conductuales, mientras que los adolescentes pueden expresar el trauma a través de conductas autodestructivas.
  • Duración del abuso: un abuso prolongado tiende a generar síntomas más graves y persistentes.
  • Relación con el abusador: si el abusador es alguien cercano, como un familiar, las secuelas suelen ser más intensas debido a la traición de confianza.
  • Apoyo recibido: lxs niños que cuentan con un sistema de apoyo sólido pueden manejar mejor los síntomas que aquellxs que enfrentan el trauma en aislamiento.

Detectar estas señales es crucial para intervenir de manera temprana y brindar el apoyo necesario a las víctimas.

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Hablar de sexualidad con nuestros hijos e hijas

Cuando nos planteamos la idea de tener que hablar con nuestros hijos sobre sexualidad nos asaltan miles de dudas y miedos.

¿Será el momento adecuado? ¿cómo debo hablarle? ¿qué debo decirle? ¿cuánta cantidad de información?

En otro post hace unos meses te hablamos de Niños, niñas y pornografía. Te mostrábamos algunas pautas directamente relacionadas con la pornografía y la forma de educar a nuestros hijos e hijas en la sexualidad.

Queremos ahondar en este tema. Que nuestros niños y niñas sean adultos sanos. Conseguir que la sexualidad, el sexo y todo lo concerniente al tema sea abordado desde la honestidad y la cercanía. Hacer que nuestros hijos e hijas se sientan cómodos y seguros a lo largo de las distintas etapas de su desarrollo.

La información debe ser adecuada a la edad del niño.

Hay varios requisitos fundamentales a la hora de abordar «la charla». Uno de ellos es tener siempre en cuenta en qué etapa de desarrollo se encuentra nuestro hijo o hija.

La manera en la que le damos la información a un niño de 6 años, no es igual a la forma en la que se la damos a un adolescente.

Procesan la información de manera distinta en función de sus experiencias, de sus conocimientos previos, de la edad madurativa y cronológica.

Si sobresaturamos y ofrecemos información para la que no están preparados, podemos hacerles más lío que aclarar conceptos.

Debemos hablarles de una forma clara, concisa y veraz.

No debemos hablarles con dudas, dando demasiadas vueltas, utilizando metáforas infantiloides (la abejita pone una semillita) balbuceando, etc. Estas actitudes pueden mostrar a nuestros hijos e hijas que nos da vergüenza hablar “de estos temas” que es justo lo que queremos evitar.

¿Cuándo debo hablar con ellos y ellas?

Hay diferencia entre hablar de manera puntual sobre un tema de educación sexual y ofrecer una educación sexual. Son dos conceptos muy diferentes.

Al hablar con nuestros hijos e hijas, estamos transmitiendo una información concreta. Información que o bien han pedido ellos o nosotros como adultos hemos decidido ofrecer por considerarlo necesario, adecuado para su correcto desarrollo, etc.

La educación se da en el día a día, en la cotidianeidad.

El mejor ejemplo que podemos dar es en nuestro día a día.

La forma en que vivimos y expresamos nuestra propia sexualidad en la intimidad de nuestro hogar es fundamental.

Normalizar las muestras de afecto, cariño y respeto hacia nuestras parejas, hablar sobre la menstruación sin hacerlo parecer algo «sucio», etc.

No ocultarnos, no avergonzarnos, les enseñará a ellos y ellas a no hacerlo.

¿Qué temas tratar?

Según nuestros hijos e hijas van cumpliendo años, su capacidad cognitiva, su nivel de comprensión, su curiosidad y su interés aumentan.

Como ya hemos comentado, los temas que vayamos abordando tienen que estar muy ligados a la edad de nuestros hijos.

A partir de los 2 años.

Un dato importante a tener en cuenta es que los niños comienzan a percibir diferencias entre los sexos a partir de los 2 años.

Empiezan a sentir curiosidad por las distintas características entre niños y niñas y comienzan las autoexploraciones.

Son conductas normales y sanas que todos los niños tienen. No es preocupante ni alarmante y es una señal de que podemos ir comenzando a ofrecerles una educación sexual sana y adecuada.

Es el momento para indicarles los nombres reales de sus genitales. Para ir explicándoles las diferencias físicas entre niños y niñas, por ejemplo.

Debemos permitir la autoexploración. Se les puede indicar que es algo que es mejor hacer en casa que en el parque. Es importante remarcar que no es porque sea vergonzoso o algo que esconder. Podemos decirles que así no se llenarán de arena o cualquier otra idea que no les indique que lo que hace ha de ser escondido.

Al comenzar a sentir curiosidad, además de la autoexploración, intentan investigar en otras personas.

Cuando comienzan a intentar hacer esto, es la oportunidad perfecta para transmitirles que nadie tiene derecho a tocar a otra persona sin su consentimiento. Ni ellos pueden tocar, ni tampoco deben permitir que otros les toquen, ni siquiera un familiar o un amigo.

4 – 5 años.

Entorno a los 4 o 5 años, empiezan a hacer preguntas sobre de donde vienen los bebés. Puede suceder que, al ver a una embarazada, pregunten qué le pasa. Normalizar siempre es la clave.

Es precisamente en este momento, cuando se les puede ir explicando los procesos del embarazo, la gestación y el nacimiento. Sin dar más información de la necesaria, pero sí recordando hablarles con datos veraces y reales.

Cada persona lo hará a su manera. Es importante que uses tu lenguaje y tu manera particular de hablar. Utilizar palabras sencillas y habituales cuando te comunicas con tu hijo o hija. Siempre cumpliendo la premisa de no transmitir fantasías como hablarles de cigüeñas o similares.

Hay que contarles cómo es el proceso de la fecundación sin entrar en detalles más profundos. Si les damos más información o más profunda de la que están preparados para recibir, perderán la atención y el interés.

Para transmitir, primero debemos escuchar lo que están interesados en descubrir.

+/- 8 años.

Entorno a los 8 años, la curiosidad aumenta. Sus capacidades también lo hacen y es probable que hayan tenido acceso a más información a través de algún amigo o de hermanos mayores.

Es un momento complicado. Nuestros hijos e hijas empiezan a ser conscientes de que la sexualidad es un proceso íntimo y comienzan a asociar estos procesos con algo vergonzante.

Pueden llegar a ocultarnos lo que saben, lo que han descubierto. Este descubrimiento y de dónde llega es vital. En muchas ocasiones llega a través de la pornografía y esto puede hacer que en sus cabezas se instalen conceptos e ideas erróneas.

Aquí, es muy importante que seamos los adultos quienes tomemos la iniciativa. Dejarles claro que estamos disponibles para hablar con ellos y ellas de todo lo que les puedan preocupar.

10 – 12 años.

Alrededor de los 10 años, muchos de los niños y la mayoría de las niñas comienzan a experimentar cambios corporales. Este suceso que les puede generar dudas e inquietudes.

Es ahora cuando debemos hablarles sobre cuáles son los orígenes de estos cambios que están sintiendo.

Hay que informarles de los procesos de ambos sexos (menstruación, eyaculación, ovulación, etc).

De esta forma les estaremos ofreciendo consciencia de las diferencias sin marcarlas como algo negativo. La idea es justo la contraria, identificar que cada uno experimenta cosas diferentes y que todo está bien.

Adolescencia.

Con la llegada de la adolescencia, debemos abordar temas más complejos y amplios. Hablar de las relaciones sexuales en sí mismas, el placer asociado, las infecciones de transmisión sexual, las opciones de anticoncepción, las distintas formas de relaciones, etc.

Como siempre, teniendo en cuenta que la información que les transmitimos debe ser clara, concisa y veraz. Ofreciéndoles confianza y un espacio seguro y libre de crítica o juicio para que expresen sus dudas.

La sexualidad no es sólo un proceso biológico.

Hasta ahora hemos visto cómo hablarles sobre los procesos biológicos y físicos asociados a la sexualidad. Obviamente, todos sabemos que no es únicamente un proceso físico.

Es un hecho que lleva asociado expresión emocional, no únicamente amor, también deseo y pasión que pueden ser independientes del amor.

Todo lo que les contemos debe ir acompañado de esta parte más emocional y del respeto por el otro o los otros.

Es fundamental que tengan claro desde pequeños que se trata de procesos íntimos en el que se ven involucradas dos o más personas de manera voluntaria y consciente.

Sentar las bases del respeto mutuo es un básico. El respeto debe ser el hilo conductor de todas las interacciones sexuales que tengan a lo largo de su vida.

Todas las prácticas sexuales son lícitas, correctas y maravillosas siempre que las personas que involucradas se sientan respetadas y tomadas en cuenta.

Si logramos transmitir este concepto a nuestros hijos e hijas estaremos consiguiendo que puedan vivir y tener una sexualidad sana. Que, en un futuro, sepan hablar con sus hijos e hijas de una forma cercana como hemos hecho nosotros.

¿Crees que no sabes relacionarte con tus hijos o hijas de esta forma?. Si necesitas ayuda para dar el paso de hablar sobre sexualidad o cualquier otro tema que te resulte “delicado”, no lo dudes: contáctanos y estaremos encantadas de ayudarte.