Entradas

crisis-pareja-vacaciones

Cómo afrontar una crisis de pareja en vacaciones

Las vacaciones suelen llegar con grandes expectativas: descanso, disfrute, conexión y tiempo para compartir con la pareja. Sin embargo, ese mismo tiempo extra de convivencia, sumado al cansancio acumulado del año y a las altas expectativas, puede generar discusiones y tensiones. A veces, lo que imaginábamos como días idílicos acaba convirtiéndose en un terreno de fricciones.

Vivir una crisis en vacaciones no significa necesariamente que la relación esté destinada al fracaso. Al contrario, puede ser una señal de que hay aspectos que necesitan revisarse y de que existe la oportunidad de crecer como pareja. La clave está en cómo afrontamos lo que sucede después.

Reconocer lo ocurrido sin dramatizar

El primer paso es poner palabras a lo que pasó. Muchas veces, el silencio o el dramatismo hacen que la situación se agrave. Reconocer lo ocurrido con serenidad ayuda a ponerlo en perspectiva.

En lugar de negar o minimizar lo que sentimos, conviene decir algo como: “Durante el viaje discutimos varias veces por los planes y eso me hizo sentir frustrade y distante”. Nombrar la emoción es más sanador que callarla o transformar la incomodidad en reproches.

Practicar la comunicación asertiva

Cuando hablamos desde la acusación (“nunca haces”, “siempre me ignoras”), el otro se pone a la defensiva. En cambio, hablar en primera persona acerca de cómo nos sentimos abre espacio para que la otra persona pueda escuchar sin sentirse atacada.

Por ejemplo:

  • En lugar de: “Nunca me escuchas”.
  • Decir: “Cuando siento que mis opiniones no cuentan, me frustro y me cuesta seguir disfrutando”.

Asertividad significa expresarse con sinceridad, pero también con respeto. No es callar lo que duele, ni soltarlo de forma hiriente, sino encontrar un equilibrio.

No quedarse atrapadx en el pasado

Después de una discusión, es fácil quedar enganchade al recuerdo de lo que se dijo o hizo. Pero recrear una y otra vez la pelea solo mantiene el conflicto vivo. Lo que ayuda a la pareja es usar el pasado como punto de partida para pensar en el futuro.

Pregúntate:

  • ¿Qué puedo hacer diferente yo para mejorar la comunicación?
  • ¿Qué necesitamos como pareja para evitar repetir este patrón?

Dejar de buscar culpables y pasar a la construcción conjunta es el verdadero cambio de perspectiva.

Poner el foco en soluciones

Quejarse o señalar lo que no funciona es fácil; lo difícil es ofrecer alternativas. Una crisis se resuelve cuando, en lugar de quedarse en el problema, se proponen acciones concretas:

  • “Cuando organicemos actividades, ¿te parece si primero compartimos nuestras ideas por escrito y luego decidimos juntes?”.
  • “Cuando una discusión se tense demasiado, hagamos una pausa de 10 minutos antes de seguir hablando”.

Este tipo de pactos sencillos ayudan a bajar la carga emocional y previenen que los conflictos se repitan.

Recordar lo que sí funciona

En medio de una crisis, es fácil enfocarse solo en lo negativo. Sin embargo, toda relación también tiene puntos fuertes que merecen ser reconocidos. Valorar lo que sí funciona —el apoyo mutuo, la complicidad, los momentos de ternura— ayuda a equilibrar la balanza y a no perder de vista la razón por la que la relación merece la pena.

Un gesto tan simple como decir: “A pesar de la discusión, agradezco mucho cómo me cuidaste en tal momento”, puede ser un recordatorio de que el vínculo no se reduce al conflicto.

Si hace falta, pedir ayuda

Hay discusiones que se resuelven conversando, y otras que muestran patrones más profundos que conviene revisar. En esos casos, buscar apoyo terapéutico individual o de pareja no es un signo de debilidad, sino de compromiso. Un espacio profesional puede ayudar a traducir esos conflictos en aprendizajes y nuevas herramientas de comunicación.

Tener una crisis de pareja en vacaciones no es el fin del mundo. Es una oportunidad para mirar con honestidad lo que está pasando en la relación y decidir cómo queremos seguir construyendo. Con asertividad, soluciones prácticas y un enfoque en el futuro, incluso una discusión dolorosa puede convertirse en un punto de inflexión que fortalezca el vínculo.

Porque, al final, lo importante no es no discutir nunca, sino aprender a reconciliarnos mejor cada vez.

ruptura-amorosa

Por qué una ruptura amorosa puede ser tan dolorosa y cómo superarla

El fin de una relación de pareja puede ser una de las experiencias más difíciles en la vida de una persona. En muchos casos, el impacto emocional es tan fuerte que puede compararse con un duelo por el fallecimiento de un ser querido. Sin embargo, algunas rupturas duelen más que otras debido a ciertos factores emocionales y psicológicos. A continuación, exploramos las razones detrás de este dolor y cómo superarlo de manera saludable.

Factores que intensifican el dolor de una ruptura

  • Relaciones intermitentes

Las relaciones que terminan y se reanudan repetidamente generan una fuerte dependencia emocional. La incertidumbre y la esperanza de que «esta vez sí funcionará» pueden hacer que cada separación sea más dolorosa y confusa, alargando el proceso de duelo.

  • Relaciones tóxicas o abusivas

Cuando una relación implica manipulación emocional o abuso psicológico, la autoestima de la víctima suele verse gravemente afectada. A pesar de que la separación es lo mejor, la persona puede sentirse perdida, culpable o incluso con miedo de seguir adelante.

  • Relaciones de alta intensidad.

Cuando una relación es extremadamente apasionada o incluso tortuosa, la ruptura puede generar un vacío difícil de llenar. Muchas veces, la vida de una persona gira completamente en torno a su pareja, lo que hace que la separación se sienta como una pérdida de identidad y propósito.

  • Ghosting y abandono repentino

Cuando una persona desaparece sin dar explicaciones, la otra queda atrapada en la incertidumbre. La falta de respuestas puede generar ansiedad, pensamientos obsesivos y dificultades para confiar en futuras relaciones.

  • Planes y expectativas compartidas

Si una pareja ha construido juntos proyectos de vida (como vivir juntos, casarse o formar una familia), la ruptura no solo implica perder a la persona, sino también los sueños que se habían construido juntos. Esto puede hacer que la separación se sienta como la pérdida de un futuro entero.

  • Baja autoestima y miedo a la soledad

Las personas con baja autoestima o con un gran temor a estar solas suelen depender emocionalmente de su pareja. Cuando la relación termina, pueden sentir que han perdido su fuente principal de validación y seguridad, lo que intensifica el sufrimiento.

  • Factores biológicos y químicos

El amor activa en el cerebro los mismos circuitos que generan adicción. Durante una relación, se liberan dopamina y oxitocina, sustancias que producen bienestar y apego. Cuando la relación se rompe, el cerebro experimenta un «síndrome de abstinencia», lo que puede explicar la sensación de desesperación o necesidad de volver con la expareja.

Estrategias para superar una ruptura y sanar emocionalmente

Si bien superar una ruptura es un proceso difícil, existen estrategias que pueden ayudar a afrontar el dolor de manera más saludable:

  • Permítete sentir el dolor

Es normal sentir tristeza, rabia o confusión tras una ruptura. Reprimir las emociones solo prolonga el sufrimiento. Permitirse llorar y expresar lo que se siente es un paso fundamental para superarlo.

  • Rodéate de apoyo.

Hablar con amigos, familiares o gente que haya pasado por lo mismo, puede ser de gran ayuda. Expresar lo que sientes con alguien de confianza te permitirá liberar emociones y recibir nuevas perspectivas sobre la situación.

  • Evita el contacto con la expareja

Seguir en contacto con la persona que has perdido puede dificultar el proceso de superación. Es recomendable establecer distancia, al menos en la fase inicial, para evitar recaídas y darte la oportunidad de exponerte a las mismas cosas contigo mismo o con otras personas.

  • Enfócate en ti mismo

Aprovecha este momento para redescubrirte. Retomar pasatiempos, fijar nuevas metas, practicar algún deporte, aprender algo nuevo o dedicar tiempo a tu autocuidado te ayudará a poco a poco habituarte y disfrutar de tu propia compañía.

  • Date tiempo y paciencia

El dolor de una ruptura no desaparece de la noche a la mañana. Superar el duelo es un proceso que toma tiempo, pero con cada día que pasa, el dolor se irá haciendo más llevadero. Sé amable contigo mismo y permítete avanzar a tu propio ritmo.

Como decíamos al principio, superar una ruptura es todo un desafío. Si sientes que la ruptura se está volviendo insostenible y afecta tu bienestar diario, desde Quiero psicología podemos acompañarte.

violencia-pareja

La violencia en la relación de pareja

La violencia en la relación de pareja es un fenómeno complejo que afecta a millones de personas alrededor del mundo. Se trata de un patrón de comportamientos abusivos que una persona utiliza para controlar o dominar a su pareja, ya sea de manera física, emocional, psicológica, sexual o económica. Este tipo de violencia puede ocurrir en cualquier tipo de relación, sin importar la edad, el género, el estatus social o el origen cultural. A pesar de su prevalencia, la violencia en las relaciones a menudo es difícil de reconocer, debido a que puede manifestarse de formas sutiles y escalonadas.

Tipos de Violencia en la relación de pareja

  1. Violencia física: Es la forma más visible de abuso y puede incluir golpes, empujones, pellizcos, patadas, quemaduras o cualquier otro tipo de agresión física que cause daño corporal. En muchas ocasiones, la violencia física no aparece de manera aislada, sino que se combina con otros tipos de abuso.
  2. Violencia psicológica o emocional: Esta es una de las formas más insidiosas de abuso, ya que no deja marcas visibles, pero sus efectos pueden ser igualmente devastadores. Incluye amenazas, insultos, humillaciones, manipulaciones, desvalorización constante y el aislamiento de la persona de sus seres queridos. El objetivo principal de este abuso es controlar la autoestima de la víctima y hacerla sentir impotente o dependiente.
  3. Violencia sexual: Implica cualquier acto sexual no consensuado o forzado. La violencia sexual en la relación de pareja no solo se limita a la agresión física, sino que también puede incluir coerción sexual, presión para realizar prácticas no deseadas o el uso de la intimidad para controlar o dominar a la pareja.
  4. Violencia económica: Este tipo de abuso se refiere a controlar el acceso a los recursos financieros de la pareja. Puede manifestarse a través de la limitación del dinero, la desvalorización del trabajo de la pareja o el uso de la economía como una herramienta de control.
  5. Violencia verbal: Insultos, gritos, humillaciones constantes y descalificaciones son algunas de las formas más comunes de violencia verbal. Aunque no es tan física como la violencia directa, puede tener efectos duraderos en la salud mental y emocional de la víctima.

Claves para distinguir la Violencia en la relación de pareja

Desbalance de poder y control

Una de las características más definitorias de la violencia en una relación es el uso del poder para controlar a la otra persona. Si uno de los miembros de la pareja constantemente ejerce control sobre la toma de decisiones, los movimientos, las finanzas o incluso las interacciones sociales del otro, es una señal clara de que hay un abuso en juego.

Ciclos de abuso

Las relaciones abusivas a menudo siguen un patrón de ciclos que pueden ser difíciles de reconocer para quienes están involucrados. Estos ciclos suelen incluir una fase de «tensión», seguida de una «explosión» o episodio de abuso, y luego una «fase de luna de miel», en la cual el agresor puede pedir perdón, prometer cambiar y hacer todo lo posible por recuperar el afecto de la pareja. Sin embargo, con el tiempo, este ciclo se repite y la violencia se intensifica.

Aislamiento social

Uno de los métodos más comunes que utilizan los agresores es aislar a la víctima de sus amigxs, familiares y otros apoyos emocionales. El agresor puede intentar distorsionar la realidad, descalificando a la gente cercana a la víctima y creando una dependencia emocional. Esto puede dificultar que la víctima busque ayuda o incluso que reconozca que está siendo abusada.

Sentimientos de culpa y vergüenza

Las víctimas de violencia a menudo sienten culpa o vergüenza por la situación en la que se encuentran. Pueden convencerse a sí mismas de que están haciendo algo mal o que son responsables de las acciones de su pareja. Este sentimiento de culpa puede dificultar que denuncien la situación o que busquen apoyo.

Normalización del abuso

En muchas relaciones abusivas, el abuso se presenta como algo «normal» o «esperado». Las víctimas pueden llegar a creer que el abuso es parte natural de una relación o que es algo que debe ser soportado. Esta normalización es un proceso insidioso que hace que sea más difícil reconocer el abuso o que se minimicen sus efectos.

Cambios en el comportamiento y la autoestima

La violencia en una relación puede llevar a la víctima a experimentar un deterioro en su autoestima. Pueden sentirse inseguras, temerosas, deprimidas o ansiosas. A medida que el abuso aumenta, los cambios en el comportamiento de la víctima se vuelven más evidentes: la persona puede volverse más sumisa, más introvertida o más evitativa.

Cómo ayudar a las víctimas de Violencia en la relación de pareja

Es crucial que las víctimas de violencia en la relación de pareja busquen apoyo y ayuda. Aquí algunos pasos clave para brindar apoyo:

  • Escuchar sin Juzgar: si alguien confiesa ser víctima de abuso, es esencial escuchar con empatía y sin hacer juicios. La víctima necesita sentir que es escuchada y apoyada.
  • Promover la búsqueda de ayuda profesional: las víctimas de violencia deben ser alentadas a buscar ayuda de profesionales como psicólogxs o trabajadorxs sociales que puedan orientarlas sobre cómo salir de una situación abusiva.
  • Proveer recursos de apoyo: existen numerosas organizaciones y líneas de ayuda dedicadas a asistir a las víctimas de violencia. Es importante que las personas afectadas tengan acceso a estos recursos, ya sea en línea, por teléfono o en persona.
  • Reflejar comprensión y paciencia: Dejar claro que la víctima no está sola y que el abuso no es su culpa es fundamental para ayudar a que la persona recupere su confianza y su autonomía.

La violencia en las relaciones de pareja no siempre es fácil de identificar, ya que puede manifestarse de muchas formas.

Siendo conscientes de las señales y patrones comunes, podemos ofrecer apoyo efectivo a las personas que atraviesan este doloroso proceso.

Es fundamental crear conciencia sobre la violencia en las relaciones y promover una cultura de respeto y apoyo para todas las personas, independientemente de su situación. Si bien la salida de una relación abusiva puede ser un proceso difícil y largo, nunca es tarde para buscar ayuda y tomar decisiones que conduzcan a una vida más sana y libre de violencia.

TLP

Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) y relaciones de pareja

El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es una condición mental compleja que afecta las emociones, las relaciones interpersonales y el comportamiento. Si sospechas que tu pareja podría tener TLP, es importante reconocer los signos comunes de este trastorno para comprender mejor su comportamiento y cómo puede influir en la relación. Sin embargo, solo una persona profesional de la salud mental puede realizar un diagnóstico definitivo.

A continuación, te compartimos algunas señales clave que podrían indicar que tu pareja tiene TLP.

Situaciones habituales si tu pareja tiene TLP

  • Inestabilidad emocional: Las personas con TLP suelen experimentar cambios rápidos y extremos de humor, pasando de sentirse muy felices a muy tristes o enojadas en poco tiempo. Esta inestabilidad emocional puede ser desconcertante y difícil de gestionar en una relación.
  • Relaciones intensas y conflictivas: Es común que las personas con TLP tengan relaciones intensas y, a menudo, inestables. Pueden idealizar a su pareja al principio, viéndola como la persona perfecta, solo para luego devaluarla y rechazarla por pequeños errores o malentendidos.
  • Miedo al abandono: El temor al abandono es un aspecto central en el TLP. Quienes lo experimentan pueden reaccionar de manera intensa ante situaciones que perciben como un posible rechazo o separación, incluso cuando no existe una amenaza real.
  • Comportamientos impulsivos y autodestructivos: Las personas con TLP pueden involucrarse en conductas impulsivas y riesgosas, como el abuso de sustancias, el gasto excesivo, la promiscuidad o las autolesiones, especialmente cuando se sienten abrumadas por sus emociones.
  • Sentimientos de vacío crónico: Muchas personas con TLP reportan una sensación constante de vacío, lo que puede llevarlas a buscar estímulos o conductas que les ayuden a llenar ese vacío emocional.
  • Problemas con la identidad: Es común que las personas con TLP tengan una identidad inestable, cambiando de intereses, valores o metas rápidamente. Esto puede hacer que sus comportamientos y decisiones parezcan erráticos o contradictorios.
  • Reacciones extremas al estrés: La baja tolerancia a la frustración puede hacer que las personas con TLP reaccionen de manera desproporcionada ante eventos cotidianos, lo que puede generar conflictos en la relación.

Si notas varios de estos signos en tu pareja, es posible que tenga TLP. En este caso, es fundamental buscar ayuda profesional para obtener un diagnóstico adecuado y explorar opciones de tratamiento, como la terapia dialéctico-conductual (TDC), que ha demostrado ser eficaz para quienes viven con este trastorno.

El impacto del TLP en la pareja

El TLP no solo afecta a quien lo experimenta, sino que también tiene un impacto profundo en quienes le rodean, especialmente en sus relaciones afectivas. Si estás en pareja con alguien que tiene TLP, es importante comprender cómo este trastorno puede influir en tu bienestar emocional y mental.

Efectos que podrías experimentar

  • Altibajos emocionales constantes: las personas con TLP suelen experimentar cambios emocionales intensos y rápidos, lo que puede generar un ambiente impredecible en la relación. Un día todo puede parecer estar bien, y al siguiente, todo puede cambiar sin previo aviso, creando una sensación de tensión constante. Estos altibajos emocionales pueden generar estrés y ansiedad en su pareja, ya que muchas veces sienten que deben estar en constante alerta para manejar las emociones cambiantes de la otra persona, lo cual puede resultar agotador.
  • Inseguridad y agotamiento emocional: el miedo al abandono es un síntoma central del TLP. Quienes lo padecen pueden temer constantemente que su pareja les deje, lo que puede llevarles a buscar atención excesiva o a comportamientos de dependencia. En algunos casos, este miedo puede derivar en conductas desesperadas para evitar el abandono, lo que genera desgaste emocional en la pareja. Si tu pareja con TLP muestra estas conductas, podrías empezar a sentir que no importa lo que hagas, nunca es suficiente para satisfacer sus necesidades emocionales. Esto puede hacerte sentir agotade, insegure y culpable, lo que afecta tu bienestar personal y la dinámica de la relación.
  • Confusión por la dinámica de la relación: una característica común del TLP es la alternancia entre idealización y devaluación. Esto significa que tu pareja puede verte como la persona más importante y admirable en un momento, y luego desvalorizarte poco después. Esta oscilación emocional puede dejarte confundide y con dificultades para comprender la relación.
  • Impacto en tu bienestar mental: estar en una relación con alguien que tiene TLP puede afectar tu propia salud mental. Las dificultades para entender sus reacciones emocionales o la sensación de no poder hacer nada para aliviar su sufrimiento pueden generar ansiedad, tristeza y desesperación. Si constantemente debes lidiar con reacciones impulsivas e intensas, podrías sentirte frustrade, confundide y estresade. Con el tiempo, esto puede erosionar tu bienestar y generar sentimientos de impotencia.
  • Comportamientos impulsivos y destructivos: las personas con TLP pueden involucrarse en conductas impulsivas o autodestructivas como una forma de lidiar con sus emociones. Esto puede incluir el abuso de sustancias, gastos excesivos, autolesiones o crisis de furia descontrolada. Si te encuentras en una relación con alguien que exhibe estas conductas, podrías sentir una gran angustia y desesperación, ya que puede ser difícil saber cómo actuar para ayudarle sin poner en riesgo tu propia salud emocional.
  • Dificultad para mantener límites saludables: el TLP puede dificultar la creación y el mantenimiento de límites sanos en la relación. La persona con este trastorno puede ser muy demandante, lo que puede llevarte a priorizar sus necesidades por encima de las tuyas. Esto puede hacer que los límites se vuelvan difusos, lo que a su vez genera resentimientos y agotamiento emocional. Además, quienes tienen TLP pueden interpretar cualquier intento de establecer límites como un rechazo, lo que puede hacerte sentir culpable por cuidar de tu propio espacio emocional.
  • Aislamiento social: las dificultades emocionales y de relación con una pareja que tiene TLP pueden llevarte a aislarte de tu círculo social. La relación podría volverse una prioridad absoluta, descuidando así las amistades y vínculos familiares. En algunos casos, tu pareja puede intentar alejarte de otras personas por celos, inseguridad o miedo al abandono. Este aislamiento puede volverte más vulnerable, al reducir tu red de apoyo emocional.

¿Qué puedes hacer?

Si estás en una relación con alguien que tiene TLP, es fundamental que tomes medidas para cuidar de tu bienestar emocional:

  • Establecer límites claros: es importante que ambas personas comprendan qué es aceptable y qué no en la relación. Los límites saludables evitan que te veas absorbide por las necesidades emocionales de tu pareja.
  • Buscar apoyo emocional: hablar con amigues, familiares o unx terapeuta puede ayudarte a procesar tus emociones y obtener una perspectiva externa. Contar con una red de apoyo es clave para mantener tu bienestar mental.
  • Terapia individual o de pareja: la terapia profesional puede ser beneficiosa tanto para la persona con TLP como para su pareja. Si la relación es difícil, la terapia de pareja o individual puede proporcionar herramientas para manejar la dinámica.

Estar en una relación con alguien que tiene TLP puede ser emocionalmente desafiante. Sin embargo, al establecer límites claros, buscar apoyo y priorizar tu salud emocional, puedes afrontar los desafíos que presenta la relación y proteger tu propio bienestar. Recuerda que tu felicidad y salud también son fundamentales.

ghosteo-en-apps-de-ligue

Ghosteo en Apps de ligue

El «ghosteo» en apps de ligue es un fenómeno social que ocurre cuando una persona corta toda comunicación sin previo aviso en entornos digitales, como las aplicaciones de citas. Esta forma de evasión, sin explicaciones ni despedidas, puede afectar la autoestima y el bienestar emocional de la persona ghosteada, influyendo en su percepción sobre las relaciones y su propio valor.

¿Por qué ocurre el ghosteo?

Desde el punto de vista psicológico, hay varias razones por las cuales una persona puede optar por desaparecer sin dar explicaciones:

  1. Evitar conversaciones incómodas: Algunas personas prefieren cortar la comunicación abruptamente en lugar de afrontar una despedida o un rechazo directo.
  2. Falta de habilidades sociales y emocionales: Quienes tienen dificultades para expresar sus emociones pueden usar el ghosteo como una forma de evitar la confrontación.
  3. Cultura de inmediatez y gratificación instantánea: En las apps de ligue, donde las opciones parecen ilimitadas, algunas personas tratan las relaciones de forma desechable.
  4. Dinámica de las plataformas digitales: La facilidad para conocer a nuevas personas puede hacer que algunas interacciones se abandonen sin previo aviso.

Consecuencias del Ghosteo en la Salud Mental

Ser ghosteado puede generar diferentes respuestas emocionales y afectar la confianza en las relaciones. Algunas de las consecuencias más comunes incluyen:

  • Duda sobre el propio valor: La falta de explicación puede hacer que la persona ghosteada cuestione si hizo algo mal.
  • Ansiedad y rumiación: La incertidumbre sobre lo sucedido puede generar estrés y pensamientos repetitivos.
  • Miedo al rechazo futuro: Después de experimentar ghosteo varias veces, algunas personas pueden desarrollar resistencia a involucrarse emocionalmente.
  • Impacto en la autoestima: Puede reforzar sentimientos de inseguridad, especialmente en personas con antecedentes de experiencias negativas en sus relaciones.

Estrategias para Afrontar el Ghosteo

Si bien el ghosteo puede ser doloroso, hay formas de manejarlo de manera saludable y minimizar su impacto emocional:

  1. No tomarlo como algo personal: La decisión de ghostear suele estar más relacionada con las limitaciones emocionales del otro que con la valía propia.
  2. Regulación emocional: La regulación emocional es clave para evitar que el ghosteo genere una respuesta desproporcionada de estrés o ansiedad. Algunas estrategias efectivas incluyen:
    • Identificar y aceptar las emociones: En lugar de reprimir el enojo o la tristeza, reconocer estos sentimientos ayuda a procesarlos de manera saludable.
    • Respiración diafragmática y meditación: Técnicas como la respiración y la meditación guiada pueden ayudar a calmar la mente y reducir la activación.
    • Reinterpretación cognitiva: Enfocar la situación desde una perspectiva menos personal y más objetiva ayuda a reducir la carga emocional negativa.
  1. Reforzar la autoestima y la resiliencia: Recordar las propias cualidades y rodearse de personas que valoran la relación es clave para superar el impacto del ghosteo.
  2. Exposición gradual a nuevas interacciones: No permitir que una mala experiencia defina futuras relaciones. Construir vínculos de calidad es un proceso continuo.

El ghosteo es una realidad frecuente en el mundo digital, y aunque puede ser frustrante y doloroso, no debe definir la forma en que nos percibimos a nosotros mismos ni nuestra capacidad de conectar con otros. Con una mentalidad adecuada y estrategias emocionales saludables, es posible afrontar el ghosteo sin que afecte nuestro bienestar y nuestras futuras relaciones.

No obstante, si es algo que te afecta en tu día a día y te impide dar el paso hacia aquello que deseas, desde Quiero psicología podemos ayudarte a conseguir esos objetivos.

San Valentín y los bulos sobre el amor.

14 de febrero, San Valentín.

Hemos sufrido o disfrutado de la publicidad relacionada con San Valentín, regalos exclusivos para parejas, planes románticos…

Esta saturación de mensajes esconde un fin consumista que muchas veces puede hacer que nos sintamos en la obligación de comprar o regalarle algo a nuestra pareja, o como puede ser en el caso de los y las solteros y solteras, sentirse vacíos o incompletos.

¿Cómo nos afecta este bombardeo?

Si tienes pareja, lo habitual es que aparezcan pensamientos del tipo:

¿Debería comprarle algo?

¿Si no recibo ningún regalo será que mi pareja no me quiere?

Le voy a regalar algo carísimo, que quede claro cuánto le quiero.

Menudo rata, no se ha podido gastar menos, es significa que le importo bien poco.

En el caso de las personas sin pareja, los pensamientos puede ser algo como:

¿Soy menos guay si no tengo con quién celebrar San Valentín?

¿Necesito tener una pareja para ser feliz?

Es San Valentín, estoy sola y me gusta ¿soy rara?.

Otro San Valentín sin pareja. Me siento mal por estar contento.

Todos estos pensamientos están muy relacionados con los llamados mitos del amor romántico.

¿Qué son los mitos del amor romántico?

Todos tenemos una imagen creada de lo que “debe” ser una relación de pareja. Muchas de las ideas que damos como buenas están construidas sobre unas bases injustas, desequilibradas y, sobre todo, falsas.

Son una serie de mandatos de género en torno al amor que, gracias a la perpetuación del imaginario a través de películas, libros y demás se han transmitido socialmente y nos han hecho creer que para que una relación funcione,  tiene que ser lo más pasional posible con subidones de pasión, dramas y otras “delicadezas” que no pueden estar más lejos de lo que una buena relación de pareja es.

Estos mitos se sustentan sobre unos puntos básicos “imprescindibles”:

La media naranja.

Siempre es agradable mostrar compatibilidad con tu pareja, compartir aficiones y puntos de vista. Sin embargo, este mito puede llevarnos a pensar que existe alguien predestinado a nosotros y que además nos completará.

Es importante recordar que ante todo, somos seres independientes y no necesitamos de nadie para que nos complete, podemos ser naranjas enteras. Además, las diferencias con tu pareja pueden ser realmente enriquecedoras y suponer nuevos aprendizajes.

El amor todo lo puede.

Cuando una relación no funciona, el amor no es suficiente.

Quererse no va a hacer que los problemas de pareja desaparezcan. Este mito puede dar pie al pensamiento “si me quiere, cambiará” provocando que en muchas ocasiones nos veamos en la obligación de tolerar situaciones desagradables esperando a que el amor entre la pareja por sí solo lo arregle.

Ante estas dificultades la mejor herramienta es la comunicación, si hay algo que te moleste de tu pareja te animamos a expresarlo asertivamente, indicando cómo te sientes y cómo te gustaría solucionarlo.

Si no duele no es amor.

Una relación requiere esfuerzo, tolerancia y flexibilidad.

Es normal y hasta sano y necesario que en ocasiones surjan pequeños conflictos o discusiones, somos humanos y a veces nos equivocamos. Sin embargo, una relación no implica sufrimiento.

De hecho, las discusiones constantes y el malestar pueden ser un indicador de que algo va mal, por lo que a veces, una ruptura puede acabar siendo una ganancia.

El amor es eterno.

Vivieron felices y comieron perdices.

¿Cuántas películas finalizan con este mensaje?, ¿y si el matrimonio acabó en divorcio?, ¿o si la pareja se cansó y decidió dejarlo?.

Como ya hemos visto, quererse no es suficiente para mantener una relación.

Una relación sana implica esfuerzo y aceptación.

Esfuerzo para mantener lo positivo en primera línea, aceptación de lo que no te gusta y tienes que aprender a manejar.

Es normal que a veces no termine de funcionar. Esto no debería suponer un fracaso, sino que quizás existen diferencias entre ambas personas demasiado profundas o falta de entendimiento que no se llega a solucionar.

El amor va modificándose con el paso del tiempo, lo que al principio puede ser un amor muy pasional, puede dar pie a un amor más íntimo y comprometido o un amor de compañerismo.

Siente celos porque me quiere.

Los celos son una emoción que aparece cuando percibimos que podemos perder aquello que tenemos o amamos. Esto no habla de amor. Una persona celosa puede esconder inseguridad, ansiedad y un sentimiento de posesión exagerado y malsano.

Tener celos no nos da derecho a prohibir o limitar comportamientos a nuestra pareja. Recuerda que somos seres independientes y completos y es importante respetar y confiar en la pareja para que la relación funcione.

Exclusividad.

Estar enamorado o tener pareja no implica que no te puedan atraer otras personas.

Es normal sentir atracción y fijarse en otras personas. Una cosa es sentir atracción sexual y otra enamorarse.

Esto último puede dar pie a lo que se conoce como poliamor: relaciones afectivas de más de dos personas; o a relaciones abiertas, donde una pareja acuerda por decisión mutua la posibilidad de mantener relaciones sexuales y/o amorosas con otras personas fuera de la pareja.

No existe un prototipo de relación ideal. Lo fundamental es que las personas que forman la relación decidan de forma consensuada lo que es mejor para ambos.

Si de verdad me quiere, me lo hará saber.

Es aquello de que mi pareja me va a leer el pensamiento o va a entender lo que quiero o necesito con una simple mirada.

Esto puede llegar a suceder tras muchos años de relación y no es, ni de lejos, la capacidad de leer la mente, sino la costumbre y el conocerse mutuamente.

Este mito puede generar problemas y falta de entendimiento en la pareja a raíz de los mensajes que nos transmite el día de San Valentín.

Existen diferencias en los estilos de comunicación que hacen que algunas personas sean más expresivas o más evitativas que otras. Una cosa es sentir la emoción de amor y otra muy distinta es comunicarla.

Al igual que el lenguaje, el amor puede expresarse de múltiples formas.

Gary Chapman, en su libro “Los 5 lenguajes del amor” define justo eso: 5 formas de expresar el amor a través de una serie de comportamientos que aportan valor y calidad a la relación y a lo que cada una de las partes hace en ella.

Estas 5 formas de expresión del amor son:

El contacto físico.

Está más que demostrado que los abrazos, las caricias, los besos, mejoran el sistema inmunológico, refuerzan los lazos afectivos, generan una lluvia de hormonas que nos hacen sentir extraordinariamente bien y lo mejor de todo, son gratis.

Disfrutar de tiempo de calidad.

Ahora que el ritmo de vida frenético que llevábamos ha parado y que las restricciones nos impiden hacer todos los planes que nos gustaría, compartir tiempo de calidad con tu pareja puede ser realmente beneficioso.

Palabras de afirmación.

Verbalizar cómo nos sentimos y señalar lo que nos gusta de nuestra pareja a través de una carta o una canción. Expresar verbalmente nuestros sentimientos hacia ella/él es algo agradable que a todo el mundo le gusta escuchar.

Actos de servicio.

Cocinar su plato favorito, darle un masaje al finalizar el día, desplazarse a un lugar lejano con el fin de estar cerca de tu pareja, etc. son acciones que a veces damos por sentado y realmente suponen un esfuerzo y compromiso por parte de la otra persona.

Regalos.

Regalar no implica gastarse una gran cantidad dinero, de hecho, se puede optar por obsequios realizados por uno mismo y tendrá más valor que algo caro y ostentoso.

Existen muchas formas de expresar el amor.

Gastarse mucho dinero no significa sentir más amor, dependerá del estilo de comunicación y elección de cada persona.

¿Qué pasa si estoy soltero o soltera en San Valentín?

Estar soltero o soltera no te hace estar incompleto o incompleta.

Puede ser una elección propia, un momento en el tiempo, un período de duelo necesario.

No menosprecies el tiempo de estar solo o sols, dedícalo a conocerte, a mimarte y a cuidarte como nadie más que tú sabe hacerlo.

San Valentín está reconocido como el día del amor en pareja cuando realmente debería celebrarse todos los días, empezando por el amor propio.

Permítete sentir estas emociones, busca planes que te agraden, fomenta el autocuidado o escribe a esas amistades que hace tanto tiempo que no ves.

Recuerda: todos somos naranjas completas y la felicidad no depende exclusivamente de la pareja.

Si sientes que tu relación de pareja está asentada sobre unos cimientos erróneos. O si te sientes mal por no tener pareja, quizás debas darle una vuelta a tu relación de pareja o a la relación que tienes contigo mismo o misma.

No lo dudes: escríbenos y estaremos encantadas de escucharte.

lesbianas

El amor en el siglo XXI

Vivimos en una sociedad en la que el amor se ha convertido en algo de usar y tirar. Pensamos una relación como algo temporal y perecedero, sentimos que podemos saltar de relación en relación sin implicarnos demasiado emocionalmente. 

Esto no es un concepto nuevo, Zygmunt Bauman en su libro “Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos” habla justo de esto, de lo volátiles que son los vínculos que nos estamos acostumbrando a crear.

Esta es la época de la obsolescencia programada, que hace que todo tenga una vida útil determinada y luego se quede obsoleto. Ya no interesa que los productos duren para siempre, se busca que haya un consumismo constante.

Es justo por eso que estamos todo el tiempo expuestos a actualizaciones: el último modelo de móvil, la última lavadora, la nueva forma de planchar o el nuevo coche, son ejemplos que hacen que pongamos el foco en lo nuevo, en lo actualizado, antes que invertir tiempo y dinero en arreglar lo que ya tenemos. Cuando pedimos presupuesto para arreglar lo que se nos ha estropeado, podemos ver como muchas veces nos sale más rentable comprar algo nuevo y “mejor”.

Sale más económico comprar algo nuevo que reparar lo viejo.

Si llevamos esta idea a las relaciones, ¿te suena?

Esta prisa por “actualizarse”, por cambiar lo antiguo por algo nuevo y supuestamente mejor, puede haber creado en ti una sensación de incertidumbre e inestabilidad porque no sabías cuales eran las bases del vínculo ni dónde están o cuáles son los limites.

En tu relación, la otra persona, desde su individualismo, realmente no atendía a tus necesidades ni a las necesidades comunes. Aunque esto te generaba malestar te mantenías a su lado esperando que algún día fuera diferente. Sin hacer nada al respecto, claro está, sólo esperando un cambio ajeno a ti pero que podría cambiar tu relación.

Puede ser que hayas sido tú quien ha tenido esta necesidad de no querer etiquetar, de no poner en palabras lo que está pasando ya que así tienes la sensación de mayor libertad.

Las personas no somos objetos.

Sentimos, nos emocionamos y tenemos necesidades. Merecemos saber la verdad, conocer en qué punto está la otra persona y tomar conciencia de en qué punto estamos nosotros. Se trata de ser responsables afectivamente. Serlo para con los demás y, sobre todo, serlo para con nosotros mismos.

¿Has sentido que tu pareja no se responsabiliza de las cosas que no van bien en la relación?

¿Tienes la sensación de que prefiere pasar del tema y no comprometerse con el cambio?

¿Prioriza su necesidad individual de vivir algo placentero y prefiere no ocuparse de aquello que genere malestar?

Cuando hablamos de vínculos frágiles, hablamos de la incapacidad de permanecer en una relación, de lo fugaz del encuentro y de la búsqueda de otro diferente para que siga satisfaciendo esa necesidad de consumir. De consumir otra relación sin haber intentado estar de manera sincera en la anterior.

¿Te has encontrado en alguna situación donde tú querías tener algo más y la otra persona solo buscaba una relación sexual?

Por supuesto, al hablar de relaciones y de vínculos, también hablamos de sexualidad. El sexo se ha convertido en algo que tiene un fin en sí mismo: la obtención de placer. Lo placentero se consigue en el mismo encuentro y el homo consumens, busca encuentros sexuales sin implicación emocional.

Este concepto el de homo consumens, (utilizado por primera vez por Eric Fromm en su libro «Socialist Humanism») refleja muy claramente el espíritu que queremos representar en este post: el hombre, la persona, cuyo objetivo principal no es poseer cosas sino consumir. Lo que sea. A toda velocidad. Una detrás de otra. También se pueden consumir personas, sexo, en vez de cosas.

Pero el sexo no es sólo placer o no tiene porqué serlo. Es una forma de estar con el otro, una forma de acercamiento, de ser junto a otra persona. En el sexo hay una implicación, del tipo que sea, y negar esta parte sería desvincularnos del concepto cuerpo-mente. Como diría Bauman, parafraseando a Milan Kundera, “la insoportable levedad del sexo” puede hacer que sientas confusión, desvinculación o disociación.

Vivir en una sociedad que promueve el consumismo no implica que tengas que ser consumista.

Es importante que seas consciente de lo que realmente necesitas, de si te estás sintiendo bien haciendo lo que haces o no, de si esa relación te esta generando una sensación de incertidumbre que no te permite estar seguro/a.

Tienes derecho a querer algo diferente, o al menos a replantearte lo que estás teniendo o has tenido. Puedes desear que haya sinceridad en tu relación. Sinceridad contigo mismo/a y sinceridad con la otra persona. Quizás necesites plantearte algunas preguntas:

¿Cuáles son las necesidades que tienes en tu relación? ¿son iguales para tu pareja? ¿cómo las satisfaces?

¿Cuáles son las bases de tu relación?

¿Dónde están los limites? ¿cuáles son los tuyos?

¿Cómo es la comunicación entre vosotros?

Puede que ambas partes hayáis acordado tener una relación abierta. Los límites son diferentes que si habéis acordado tener una relación donde el vínculo se limita a vosotros dos.

Quizás una necesidad de tu pareja sea que ambos paséis tiempo con su familia y para ti no es una necesidad e incluso preferirías no hacerlo.

En ambos casos es muy importante negociar las necesidades de cada uno y llegar a un punto en común.

Si vuestras necesidades personales no coinciden, habría que plantear cuáles son las bases de la relación, aquellas sobre las que se asienta el vínculo, sobre lo que descansa, lo que le sirve de soporte.

Es importante que sepas y busques lo que necesitas. A lo mejor un encuentro sexual cada dos semanas no es lo que te está satisfaciendo realmente, a ti te gustaría compartir más con esa persona pero sin embargo “aceptas” eso que te da, aunque sea mucho menos de lo que te gustaría tener.

Una vez que has reflexionado sobre el punto en el que estáis, en el que estás y en el que crees que está la otra persona, ¿por qué no hablar sobre ello?: “yo siento esto y necesito esto, ¿tú como te sientes respecto a esto?”. Tienes derecho a una comunicación sincera.

Una comunicación sincera implica hablar de cómo me siento y esperar que el otro me hable de cómo se siente, de forma sincera. Esto permite tener claro hacia donde ir, con cuidado y respeto.

Si conozco el punto de partida, puedo ser más consciente de la situación real y no invertir tanto tiempo en adivinar el pensamiento del otro: “no sé si querrá lo mismo que yo”, “parece que quiere una cosa pero luego hace otra”.

Busca lo que te haga sentir bien a nivel emocional, afectivo y sexual. El ser humano es un ser social y necesita al otro para sobrevivir. El otro es quién nos sirve de modelo, nos enseña a regularnos emocionalmente cuando somos pequeños, es el otro a través del que aprendemos a vivir en el mundo. Cuando somos adultos es el otro el que nos sirve de reflejo, nos acompaña, quien nos sostiene y nos cuida y el que nos debería respetar.

Si sientes que esa persona no te está acompañando, respetando y cuidando, quizá no estés donde deberías estar. Plantéate si la relación en la que te encuentras es la que te gustaría tener y qué puedes hacer para cambiar eso. ¿Por qué no nos llamas y hablamos de ello?

maltrato reality

Realities o la normalización de la toxicidad.

Si asistes al espectáculo de los realities ¿Te sientes identificado/a con algún/a concursante?

En los que muestran parejas ¿Crees que son un reflejo real de cómo son las relaciones, las mujeres y los hombres?

¿Si a ti te pasara algo así, no podrías aguantarlo?

Como norma general en casi cualquier reality, ya desde los primeros minutos observamos dinámicas cargadas de prejuicios, estereotipos, roles de género, toxicidad, etc.

Si nos centramos en los que nos muestran a parejas en un lugar paradisíaco, con villas de lujo y cuerpos esculturales como cebo para justificar infidelidades. “Esta experiencia hay que vivirla” , “esto ocurre porque te sientes en otro mundo” y otros argumentos sobre el por qué es tan fácil descontrolarse o perder la cabeza en aquel lugar.

Vamos a desgranar algunas de las «perlas» que nos muestran este tipo de programas:

Roles de género.

Chicos que abrazan a sus novias por la espalda en señal de protección, posesión y control. Chicas abrazadas por sus novios como signo de dependencia, fragilidad y sumisión.  “Las chicas son celosas”, “las chicas nos molestamos por todo” , mitos y categorías que distan mucho de la realidad: no por ser mujer tienes que ser celosa, y no por ser hombre te enfadas menos. “Bastante tenemos con nuestras novias ya”, la mujer como una carga pesada.

Rivalidad y odio.

“Chihuahua” ,“una mujer que viene a quitarle el novio a otra mujer me demuestra los valores que tiene” , discusiones, insultos y hostilidad entre las chicas y las tentaciones de sus parejas, perdiendo el respeto entre mujeres por luchar por la atención o el cariño de los chicos. A esto le añadimos que los chicos, para calmar a sus novias, infravaloran al resto de chicas con comentarios despectivos como “es fea”.

Lucha de egos.

Al inicio del programa, los chicos tienen que colocar un collar de flores en señal de interés por alguna de las chicas, una lucha de poder entre los «gallitos» en la que la mujer pasa a ser un objeto por el que dos hombres pelean. Ella es sólo un trofeo si opinión ni deseo ni, casi, cerebro.

Amor líquido.

Haciendo referencia a este concepto de Bauman, otra de las «situaciones» es cuando aparecen nuevas tentaciones en las villas. Si quiero cambiar mi cita por otra, puedo hacerlo, tengo donde elegir, hoy quiero contigo y mañana no, al instante. Cambian personas como si cambiasen de pantalones.

Normalización del conflicto.

“Discutimos mucho pero nos queremos” , «estamos teniendo discusiones ya como si fuéramos una pareja” , “nuestra relación es tricíclica, estamos bien, estamos mal y estamos muy mal”. Conductas en las que se acepta el conflicto en las relaciones como algo normal y típico en las parejas. Lo cierto es que está muy lejos de ser normal: el amor es que experimentes tranquilidad y sosiego en tus relaciones de manera habitual y sea un lugar de calma para ti.

Sentido de propiedad sobre las personas.

“Me van a quitar a mi novia” ,“no me importaría que tocara a otra chica”, “le dije que nadie le hiciera masajes”. Conductas posesivas en chicos y chicas. Tratar a una persona como si fuera algo tuyo implica anular sus emociones y necesidades, tener derecho sobre él/ella y estar por encima, yo decido, yo mando.

Ansiedad por separación.

“No puedo estar sin ti”, “no nos separemos nunca más”, “me quiero morir, no voy a aguantar”. Estar lejos de alguien a quien aprecias puede ser doloroso, pero ser incapaz de vivir y continuar debido a la ausencia de tu pareja implica dependencia y la total reducción de tu autonomía. Corres un grave peligro si tu bienestar depende por completo de que alguien se quede o no. 

Comprobaciones constantes de su amor.

“Tengo que verlo todo para saber si puedo confiar al 100% en él”, “no es su prototipo”. Amar no es poner a prueba a tu pareja para estar completamente seguro/a de él/ella. El amor no es un campo de batalla en el que tengas que observar que tu pareja resiste y consigue salir ileso/a ante un montón de tentaciones para saber si realmente te quiere o no. Observar cada paso que da te hace estar alerta constantemente, con el consiguiente desgaste ya que además, nunca podrás controlar absolutamente todo.

Atribuciones erróneas sobre responsabilidades.

“Él está harto de mis celos”, “para no destrozar nuestra relación miento” , “me he cohibido muchas cosas por ella”, “estoy cansado de no poder ser como soy”. ¿Quién es el/la último/a responsable de nuestras propias conductas? Nosotros/as mismos/as, salvo casos en los que exista algún tipo de desequilibrio en la relación y poderes y haya una amenaza. Hacer responsable a tu pareja de algo culpabilizándola, no es amor. Si algo no te gusta, tienes la opción de irte y si decides mantenerte en la relación, no justifiques tus actos culpando a tu pareja.

Aguantar todo por amor.

“Nunca habla bien de mi”, “no me hace masajes”, “en toda la relación nunca ha bailado conmigo”. Una pareja no tiene por qué complementarte en absolutamente todo, sin embargo, si para ti es importante el cariño, y tu pareja no suele tener gestos cariñosos o afectivos hacia ti, quizás habría que replantear si te sientes a gusto y tus necesidades están cubiertas. Muchos son los comentarios de chicos y chicas que denotaban insatisfacción por carencias en sus relaciones o la aceptación de dinámicas contrarias a las que uno desea. Si no te sientes bien, romper la relación también es una opción.

Desconfianza.

“No te acercas a una persona que no conoces sin un interés”, “si yo me siento así, es por algo”. No me fío ni de ti ni de mi, cuestiono todo lo que haces porque me provoca emociones negativas que no sé gestionar ni reconocer. Mi propia inseguridad la vuelco en ti y en tus actos.

Autoestima y calma a través del dolor de otros.

«Ya no quiero que disfrute, quiero verlo triste”, «me hubiera hasta arrodillado”, “a uno le sienta bien ver como dos chicas se pelean por ti”. Si le veo mal, significa que me quiere. Pensamientos alejados de lo que es amar a alguien, ya que, además de tu bienestar también te importa el suyo.

Desprecios.

“Tiene un carácter de mierda”, “no te preocupes, no pueden hacer nada”, “está loca”. Cuando no sé cómo gestionar lo que la otra persona hace, me limito a insultarla y descalificarla porque no soy capaz ni de entender lo que hace, ni el porqué.

Incertidumbre y confusión. Miedo y descontrol.

Una de las parejas que más atención obtiene (T y M) son el ejemplo claro de cómo no tratar a tu pareja: cuando hay un problema de celos, lo ideal es que exista comunicación fluida, empatía, comprensión, calma y seguridad. Si este problema persiste y se hace insostenible, la solución sería terminar la relación antes que estar en una dinámica de desconfianza, mentiras o dudas.

T. era ambivalente y lo mismo le decía un “te quiero” que rompía el compromiso con M. para besarse con otra chica a sus espaldas. Ante la inseguridad que siente M., estas conductas mantienen el bucle y el malestar se intensifica. Lejos de ser sincero y honesto, T. prefiere mantener viva la ilusión de que “todo está bien” “es sólo un juego” y “no ha pasado nada” , desconcertando y manipulando a una M. totalmente dependiente hacia él.

M. pierde el control y experimenta emociones con una intensidad desmedida, presa del miedo se olvida completamente de ella misma, reacciona con agresividad, posesión y sumisión lo que le imposibilita para actuar de la forma más adaptativa y saludable.

Pues bien, los realities no dejan de ser un reflejo pervertido de lo que sucede en la sociedad, si te has sentido identificado/a con alguna de estas situaciones que te mostramos o de alguna otra que resuene en ti y no tienes los recursos para gestionar lo que sucede, en Quiero Psicología trabajaremos toda la esfera que envuelve una relación para ayudarte a conseguir seguridad, calma y bienestar.

¿Ha afectado el confinamiento a mi relación?

La situación excepcional que hemos vivido y estamos viviendo nos afecta a nivel personal y, por tanto, a cualquier vínculo como puede ser el de la pareja.

Las condiciones que formaban parte del día a día antes de la pandemia, se han visto modificadas durante el confinamiento. Pasar todo el tiempo, incluido el del trabajo, en casa; que los hijos/as no puedan asistir al colegio; la restricción de libertades que impiden salir para cualquier plan con normalidad y un largo etc.

Para poder gestionar el posible deterioro hay que conocer en qué punto os encontrabais antes de esta nueva situación y en cuál estáis ahora.

Hay parejas que no pasaban tanto tiempo juntos/as y se han visto frente a frente, haciendo surgir las discrepancias que previamente existían. Además, la aparición de nuevos conflictos invita a la reflexión al mostrar partes quizás desconocidas de la pareja que pueden generar un distanciamiento o un acercamiento.

¿Esta nueva situación os ha pillado por sorpresa y han surgido conflictos que antes no ocurrían?

¿El deterioro comenzó antes y ahora se ha incrementado?

¿Os ha fortalecido?

Para trabajar y solventar esta situación es importante contar con un cóctel que tenga como ingredientes la motivación de ambas partes para comprender lo que está ocurriendo y como no, contar con los pilares que facilitan una relación sana: respeto, equilibrio en los espacios propios y de la pareja, confianza, reciprocidad y comunicación.

Para intentar conocer en qué punto estáis utilizaremos la metáfora de la cuenta bancaria:

Los ahorros de la relación se establecen en función de los ingresos y gastos emocionales de cada miembro de la pareja, y son imprescindibles para afrontar el día a día. Cada pareja tiene una dinámica y estos límites se establecen de forma subjetiva para cada relación.

  • La primera pregunta es ¿tengo ahorros? Estos ahorros pueden estar a un nivel óptimo o pueden estar por ejemplo, bajo mínimos. ¿En qué punto estás?
  • La segunda pregunta es ¿cuánto estoy ingresando? Puede que durante el confinamiento tu pareja o tú, o ambos/as, hayáis descuidado los ingresos, o todo lo contrario.

Por ejemplo: “bah, mi pareja está ahí, estamos acostumbrados/as y no le presto tanta atención”. En este caso no estarías invirtiendo sino sólo gastando.

  • La tercera pregunta es ¿cuánto quiero sacar? Aquí puede surgir el conflicto ante las expectativas que tienes de la relación y la realidad que hayáis estado viviendo.
  • La cuarta y última pregunta requiere de imaginación. Si tuvieses una varita mágica ¿cómo sería tu relación?

Manteniendo el lenguaje metafórico que estamos usando ¿cuánto quieres invertir?

Si cada parte de la pareja realiza esta actividad de manera individual y luego os juntáis para exponer los resultados, podréis trabajar sobre la situación emocional de cada uno/a y reconectar entendiendo lo que ha podido “fallar”. Podéis hacer esta reflexión pensando en la relación antes de la pandemia y después de ella.

En estos momentos hay que contar con antídotos para hacer frente a una situación excepcional que puede llegar a envenenar la relación. Estos antídotos pueden ser:

La flexibilidad, que permitirá entender que estamos en una situación única en la que las emociones pueden estar a flor de piel.

-La empatía, que ayuda a ver más allá de ti mismo/a y comprender que tu pareja también puede tener miedo, inseguridad o estrés.

-La comprensión, que es el puente para crear nuevas pautas de funcionamiento para readaptaros a lo nuevo.

-La comunicación, porque sin una buena comunicación no podréis comprender las necesidades del otro/a, ni comunicar las tuyas propias.

Si sientes que tu relación se ha visto afectada por el confinamiento o que ya estaba deteriorada desde antes y has sido consciente ahora, y quieres (o queréis) trabajar en ello, en Quiero Psicología ofrecemos terapia individual y de pareja en función a lo que necesites.

*En caso de estar sufriendo durante la convivencia conductas violentas por parte de tu pareja y vivir con miedo la situación, pide ayuda y ponte a salvo lo antes posible. Puedes hacerlo llamando al 016 o al 112, o en caso de que no puedas utilizar el teléfono, acudiendo a la farmacia o supermercado más cercano y alguien te ayudará a contactar con la policía. *

pareja-confinamiento

Posibles problemas de pareja por el confinamiento

El confinamiento que estamos viviendo es una situación extraordinaria y excepcional, y como tal, hace que la convivencia también lo sea. Si estás viviendo esta situación con tu pareja puede que estéis atravesando momentos complicados.

¿Por qué?

Por un lado, la situación en sí requiere que pongas en marcha tus propios recursos para gestionar lo que está pasando, por otro lado, tu pareja también trata de adaptarse como puede o sabe.

¿Qué puede dar lugar a un conflicto?

Modelos de afrontamiento diferente:

Puedes estar sintiendo mucho miedo por lo que estás viviendo y que eso te esté desbordando, mientras que tu pareja está evitando lo que pasa.

Esto hace que no te pueda acompañar con tu emoción ni entender cómo te estás sintiendo realmente, ya que no es capaz ni de conectar con su propia emoción.

Aquí entran en juego las distintas personalidades que tengáis y las experiencias que hayáis vivido, por ejemplo, una persona de la pareja que puede ser más evitativo, y rechazar sentirse con miedo o con tristeza. Esta persona no afronta y a veces, ni siente las emociones, mientras que la otra parte de la pareja puede que sí conecte con sus emociones y entonces sienta que le falta el apoyo, la escucha y la comprensión de su compañero/a.

Es un buen momento para revisar cómo te sientes en la relación y analizar qué cosas te gustaría trabajar. En una relación se maneja la negociación, por eso es muy importante identificar qué cosas te están generando malestar y comunicárselo a tu pareja de una manera asertiva. Su respuesta y su posible cambio forman parte del otro.

Necesidades diferentes:

En estos tiempos que corren, ya no nos sirven las rutinas que teníamos y ya no nos indican desde fuera qué hacer y cuando hacerlo, por lo que nuestro tiempo depende únicamente de nosotros.

Aquí pueden surgir conflictos si tú tienes unas necesidades diferentes a las de tu pareja y no os estáis poniendo de acuerdo. Como por ejemplo qué cantidad de tiempo pasar juntos.

Puede que para tu pareja cuente como tiempo juntos el ver una película al final del día contigo pero tu sientas que eso no es suficiente.

Esta situación de confinamiento hace que inevitablemente pasemos una mayor cantidad de tiempo juntos y eso te permite ver qué necesidades estás teniendo y entender de dónde vienen.

Puede que tu necesidad de cariño y de atención estén haciendo que te dirijas a tu pareja en forma de exigencia o de reproche y eso provoque que tengáis discusiones.

Tienes derecho a identificar y expresar tus necesidades, pero esto no implica delegar en el otro y tratar de que tu pareja sea la responsable de satisfacerte.

Además, tu pareja también tiene derecho a tener sus propias necesidades y que no siempre tengan que ver contigo. ¿Sientes que te gustaría pasar más tiempo de calidad con tu pareja? Exprésale como te sientes y proponle alguna alternativa en la que también respetes sus necesidades.

Desregulación emocional:

Regular correctamente las emociones es muy importante, y en esta situación que estamos viviendo lo es más todavía.

¿Por qué?

Porque al tratarse de una vivencia excepcional, hace que conectemos con mayor facilidad con diferentes tipos de emociones. Podemos sentir miedo por lo que está pasando; rabia hacia lo incontrolable de la situación y hacia quiénes toman decisiones con las que no estamos de acuerdo; tristeza por las pérdidas que experimentamos, porque estamos lejos de las personas que nos importan, etc.

Si no tenemos las gestionamos correctamente, estás emociones pueden tomar el control y afectar a nuestra relación.

¿Cómo?

Si el miedo te hace estar en un estado de hiperactivación y alerta y esto lo proyectas en tu pareja mediante riñas o exigencias, puedes hacer que se sienta invadido/a y quiera poner un límite o alejarse. Si la tristeza te impide disfrutar de las cosas que sí sigues manteniendo o de las nuevas oportunidades que surgen de esta situación, también te impide que disfrutes de los momentos con tu pareja. Tener un espacio personal para permitirte conectar y escuchar lo que sientes es fundamental, si te puedes hacer cargo de ti, no necesitas que tu pareja se haga cargo de cómo te sientes y podrás disfrutar más de los momentos que tenéis para estar juntos.

Entonces ¿qué hago?

Esta situación puede ser una oportunidad para ver cómo te estás sintiendo, para resolver conflictos y conseguir una negociación, es una experiencia única la que estáis viviendo y esto podrá marcar un antes y un después en tu relación.

Podéis elegir seguir creciendo y compartiendo momentos juntos, o por el contrario, puede ser una buena oportunidad para analizar si es el momento de finalizar la relación. Si sientes que hay cosas que no entiendes, si ya no sabes qué depende de ti y qué de tu pareja, en Quiero Psicología te esperamos para trabajar contigo y ayudarte a tomar otra perspectiva que te acerque a ti. Contacta con nosotras aquí.