género

¿Cómo nos afectan los mandatos de género en nuestra personalidad y en nuestro día a día?

En nuestra sociedad, desde el momento en que nacemos y se nos asigna un género, empezamos a recibir mensajes —explícitos e implícitos— sobre cómo “deberíamos ser”. Estos mensajes son lo que conocemos como mandatos de género: normas culturales que dictan cómo debe comportarse una persona según el género que se le asignó al nacer.

Aunque muchas veces parecen “naturales” o “inofensivos”, tienen un fuerte impacto en nuestra personalidad, en nuestras decisiones y en la manera en que nos relacionamos con el mundo.

¿Qué son los mandatos de género?

Son expectativas sociales que nos dicen qué es lo correcto o lo esperado para hombres y mujeres. Están tan normalizados que muchas veces ni los cuestionamos: frases como “los niños no lloran” o “una niña debe ser delicada” muestran cómo desde la infancia se nos coloca en moldes rígidos. Estos mandatos pueden generar culpa, frustración, inseguridad y también hacernos sentir que no encajamos, especialmente dentro del colectivo LGTB+, donde las identidades y expresiones de género se viven de manera más diversa y libre.

Si te asignaron el género mujer

Los mandatos de género suelen girar en torno a:

  • El cuidado: se espera que seas atenta, maternal, responsable del bienestar de los demás.
  • La apariencia: se te empuja a estar siempre “arreglada”, a cumplir con un ideal de belleza.
  • La docilidad: se valora que seas complaciente, sumisa, amable y que evites el conflicto.
  • El amor romántico: se transmite la idea de que tu valor está en encontrar pareja (preferiblemente heterosexual) y formar una familia.

Si te asignaron el género hombre

Los mandatos suelen centrarse en:

  • La fortaleza: no mostrar vulnerabilidad ni expresar emociones como la tristeza o el miedo.
  • El éxito: se espera que seas proveedor, competitivo y que tu valía se mida en logros económicos o laborales.
  • La heterosexualidad obligatoria: se ridiculiza cualquier comportamiento asociado a lo “femenino” y se sanciona la diversidad sexual.
  • La independencia: se valora no pedir ayuda y mostrarse siempre autosuficiente.

¿Cómo nos atraviesan en el día a día?

Los mandatos de género influyen en la forma en que nos expresamos (ropa, gestos, voz), las decisiones vitales (qué estudiar, con quién relacionarnos, si queremos o no tener hijos), nuestra salud mental (culpa, ansiedad, depresión, sensación de no ser suficientes) y nuestras relaciones (aprendemos roles desiguales en la pareja, la familia y el trabajo).

Los mandatos de género influyen directamente en la salud mental porque nos obligan a ajustarnos a expectativas rígidas, aunque no coincidan con lo que realmente sentimos o necesitamos.

Esa tensión entre lo que somos y lo que “deberíamos ser” puede generar mucho malestar. Los principales impactos suelen ser:

  • Generación de culpa y autoexigencia: cuando no cumplimos con lo esperado —ser “buena madre”, “exitosa”, “fuerte”, “femenina”, “masculino de verdad”— aparece la sensación de culpa o fracaso. Esa autoexigencia permanente puede derivar en ansiedad, estrés crónico o depresión.
    • Represión emocional: a los hombres se les dice que no deben llorar o mostrar vulnerabilidad. Esto puede llevar a reprimir emociones, dificultar pedir ayuda y aumentar el riesgo de problemas como depresión o abuso de sustancias. A las mujeres se les exige ser complacientes y evitar el enfado, lo que puede provocar dificultades para poner límites y sensación de impotencia.
    • Baja autoestima e inseguridad: los mandatos generan una comparación constante con ideales inalcanzables: la belleza perfecta, el éxito laboral, la fuerza inquebrantable. No poder alcanzar esas expectativas hace que muchas personas duden de su valor y se sientan “insuficientes”.
    • Violencia interiorizada: el mensaje de que algo está “mal” en nosotras/os si no encajamos, especialmente en personas LGTB+, puede derivar en homofobia o transfobia interiorizada. Esto afecta la autoaceptación y puede aumentar el riesgo de aislamiento y sufrimiento psíquico.
    • Impacto en las relaciones: los roles de género aprendidos generan dinámicas de desigualdad: mujeres sobrecargadas con tareas de cuidado, hombres con dificultades para vincularse emocionalmente…
    • Dificultad para el autocuidad: si se espera que una mujer siempre cuide a los demás o que un hombre nunca muestre debilidad, es común que se descuide el autocuidado físico y emocional, aumentando el riesgo de burnout y problemas de salud mental.
    • Riesgo de problemas graves: cuando la presión es muy intensa y no se encuentran apoyos, los mandatos de género pueden estar en la base de trastornos de ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria, consumo de sustancias e incluso ideación suicida.

Los mandatos de género afectan con especial fuerza a las personas no binarias porque nuestra sociedad está organizada bajo una lógica binaria (hombre/mujer) que no contempla identidades fuera de esas categorías. Esto genera una serie de impactos en la salud mental, la autoestima y la vida cotidiana como invisibilidad y falta de reconocimiento, presión por encajar en roles tradicionales, agresiones y discriminación

No solo limitan la libertad de expresión e identidad, sino que también son un factor de riesgo para la salud mental. Identificarlos y cuestionarlos es un paso fundamental para vivir con mayor bienestar, autenticidad y equilibrio.

Cuestionar estos mandatos es un proceso complejo de autoconocimiento y empoderamiento. Reconocer que no tenemos que encajar en estereotipos nos permite

conectar con lo que realmente somos y queremos. En espacios seguros, se puede acompañar este proceso para:

  • Explorar cómo los mandatos han influido en tu vida.
  • Construir una identidad más auténtica.
  • Desarrollar herramientas para poner límites y relacionarte de forma sana.
  • Fomentar el autocuidado sin culpa.

Los mandatos de género no son reglas universales: son construcciones sociales que podemos cuestionar y transformar. Cuanto más conscientes seamos de ellos, más capacidad tendremos para decidir cómo queremos vivir nuestra identidad y nuestras relaciones, desde la libertad y el respeto a la diversidad.

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La tiranía del cuerpo perfecto: autoestima corporal, mujeres, disidencias y redes sociales en verano

Llega el verano y con él el calor, las vacaciones… y la presión estética. Para muchas mujeres y personas disidentes, esta época no solo supone un cambio de ropa, sino también una mayor exposición al juicio externo. En redes sociales, en la calle, en la playa: los cuerpos son observados, comentados y comparados.

Y mientras se nos vende libertad, en realidad se nos impone un estándar corporal tan estrecho como asfixiante.

¿Por qué el verano golpea más fuerte?

El verano nos expone. La ropa se acorta, los cuerpos se muestran y las redes se llenan de imágenes que repiten un mismo ideal: delgadez, piel perfecta, cuerpos depilados, vientres planos, músculos tonificados… Este bombardeo afecta especialmente a mujeres, personas trans, gordas, racializadas, neurodivergentes o con discapacidades.

La presión no es solo estética: también es política, social y emocional.

¿Qué tiene que ver la autoestima corporal?

La autoestima corporal no es “quererme mucho todos los días”. Es construir una relación de respeto con el cuerpo, incluso cuando no encaja en lo que el mundo celebra. Para muchas mujeres y disidencias, esa relación se ve dañada por años de mensajes que asocian el valor personal con la apariencia física.

En verano, esto se intensifica: aparece la comparación, el rechazo, el intento de ocultarse o cambiar a contrarreloj. Pero podemos trabajar para desactivar esa tiranía.

Claves prácticas para resistir la presión estética este verano

  • Cuestiona el ideal, no tu cuerpo

El problema no está en tu cuerpo, sino en el modelo que lo invalida.

Pregúntate:

 “¿A quién beneficia que me sienta mal con mi cuerpo?”

Las industrias de las dietas, la moda, las operaciones estéticas o los filtros vive de tu inseguridad. Empieza por hacer consciente ese sistema.

  • Haz limpieza de redes

    Dedica 15 minutos a revisar a quién sigues. Si hay cuentas que te hacen sentir menos, culpa o vergüenza: silencia o deja de seguir.

    Sigue perfiles que muestren cuerpos diversos, mensajes feministas o enfoques de salud desde el autocuidado y la inclusión.

    • Vístete para el placer, no para encajar

    ¿Te incomoda usar ciertas prendas? No te obligues, pero tampoco renuncies si lo que te frena es el miedo al juicio.

    Tarea: haz el ejercicio de ponerte esa ropa en casa, frente al espejo, y conecta con cómo se siente en tu cuerpo más allá de cómo se ve.

    • Redefine el autocuidado

    El autocuidado no es “mejorar mi cuerpo para el verano”, sino tratarlo con respeto: dormir, alimentarte con cariño, descansar, moverte de forma placentera, poner límites.

    Pregúntate cada día: “¿Qué necesita hoy mi cuerpo para sentirse bien?”

    • Practica el diálogo compasivo

    En lugar de criticar tu reflejo, habla como lo harías a una persona que quieres.

     “Hoy no me siento bien en mi piel… pero mi cuerpo no tiene la culpa.”

    Hazlo en voz alta si puedes. La autocompasión es una habilidad entrenable y poderosa.

    • Reúnete con cuerpos reales

    Rodéate de personas que no se reduzcan a su apariencia. Habla del tema, comparte inseguridades, desactiva el tabú.

    La vergüenza se alimenta del silencio. En comunidad se diluye.

    Cuerpo libre, cuerpo presente

    No necesitas un “cuerpo de verano”. Ya lo tienes. Cada cuerpo que habita este mundo merece respeto, espacio y placer, sin condiciones.

    Este verano, en lugar de cambiar tu cuerpo, cambia el marco: deja de pensar que debes encajar, y empieza a preguntarte cómo cuidarte sin violencia estética.

    Si tu insatisfacción corporal te limita en tu día a día, en Quiero Psicología podemos ayudarte.

    bullying-por-homofobia

    Bullying por homofobia

    El bullying por homofobia es una experiencia profundamente dañina que deja cicatrices emocionales a largo plazo. No se trata solo de burlas o agresiones físicas; es una forma de violencia sostenida que ataca la identidad misma de la persona, afectando su autoestima y autoimagen incluso en la adultez.

    ¿Por qué es un trauma complejo?

    Hablamos de trauma complejo cuando una persona sufre abuso o violencia de manera continuada, especialmente en etapas de desarrollo como la infancia y adolescencia. En el caso del bullying por homofobia, el daño es muy profundo porque:

    • Ataca la identidad: No es solo rechazo por una acción o característica, sino por el ser mismo de la persona.
    • Aísla y silencia: Muchas víctimas sienten que no pueden pedir ayuda por miedo al juicio social o familiar.
    • Refuerza la vergüenza y el miedo: La violencia sistemática hace que la persona internalice mensajes negativos sobre su orientación sexual.

    Impacto en la autoestima y autoimagen en la adultez

    Las heridas emocionales del bullying por homofobia pueden manifestarse de diversas formas en la adultez, incluyendo:

    • Autoconcepto deteriorado: La persona puede desarrollar una percepción negativa de sí misma, sintiéndose inadecuada o defectuosa.
    • Miedo al rechazo: Puede haber dificultades para establecer relaciones afectivas por temor a ser lastimadx nuevamente.
    • Hipervigilancia y ansiedad: La constante exposición a la violencia en la infancia puede generar inseguridad y miedo en entornos sociales.
    • Autocensura o disociación: Algunas personas reprimen aspectos de su identidad para evitar confrontaciones, lo que puede generar depresión y falta de autenticidad.

    Sanar es posible

    El primer paso para sanar es reconocer que el dolor no es culpa de quien lo sufrió. La terapia psicológica, el apoyo de comunidades LGBTQ+ y la construcción de espacios seguros pueden ayudar a reconstruir la autoestima y vivir con autenticidad.

    El bullying por homofobia es una herida profunda, pero, con el tiempo, acompañamiento y resiliencia, es posible recuperar la confianza y el amor propio. Nadie debería sentir vergüenza por ser quien es. 

    TLP

    Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) y relaciones de pareja

    El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es una condición mental compleja que afecta las emociones, las relaciones interpersonales y el comportamiento. Si sospechas que tu pareja podría tener TLP, es importante reconocer los signos comunes de este trastorno para comprender mejor su comportamiento y cómo puede influir en la relación. Sin embargo, solo una persona profesional de la salud mental puede realizar un diagnóstico definitivo.

    A continuación, te compartimos algunas señales clave que podrían indicar que tu pareja tiene TLP.

    Situaciones habituales si tu pareja tiene TLP

    • Inestabilidad emocional: Las personas con TLP suelen experimentar cambios rápidos y extremos de humor, pasando de sentirse muy felices a muy tristes o enojadas en poco tiempo. Esta inestabilidad emocional puede ser desconcertante y difícil de gestionar en una relación.
    • Relaciones intensas y conflictivas: Es común que las personas con TLP tengan relaciones intensas y, a menudo, inestables. Pueden idealizar a su pareja al principio, viéndola como la persona perfecta, solo para luego devaluarla y rechazarla por pequeños errores o malentendidos.
    • Miedo al abandono: El temor al abandono es un aspecto central en el TLP. Quienes lo experimentan pueden reaccionar de manera intensa ante situaciones que perciben como un posible rechazo o separación, incluso cuando no existe una amenaza real.
    • Comportamientos impulsivos y autodestructivos: Las personas con TLP pueden involucrarse en conductas impulsivas y riesgosas, como el abuso de sustancias, el gasto excesivo, la promiscuidad o las autolesiones, especialmente cuando se sienten abrumadas por sus emociones.
    • Sentimientos de vacío crónico: Muchas personas con TLP reportan una sensación constante de vacío, lo que puede llevarlas a buscar estímulos o conductas que les ayuden a llenar ese vacío emocional.
    • Problemas con la identidad: Es común que las personas con TLP tengan una identidad inestable, cambiando de intereses, valores o metas rápidamente. Esto puede hacer que sus comportamientos y decisiones parezcan erráticos o contradictorios.
    • Reacciones extremas al estrés: La baja tolerancia a la frustración puede hacer que las personas con TLP reaccionen de manera desproporcionada ante eventos cotidianos, lo que puede generar conflictos en la relación.

    Si notas varios de estos signos en tu pareja, es posible que tenga TLP. En este caso, es fundamental buscar ayuda profesional para obtener un diagnóstico adecuado y explorar opciones de tratamiento, como la terapia dialéctico-conductual (TDC), que ha demostrado ser eficaz para quienes viven con este trastorno.

    El impacto del TLP en la pareja

    El TLP no solo afecta a quien lo experimenta, sino que también tiene un impacto profundo en quienes le rodean, especialmente en sus relaciones afectivas. Si estás en pareja con alguien que tiene TLP, es importante comprender cómo este trastorno puede influir en tu bienestar emocional y mental.

    Efectos que podrías experimentar

    • Altibajos emocionales constantes: las personas con TLP suelen experimentar cambios emocionales intensos y rápidos, lo que puede generar un ambiente impredecible en la relación. Un día todo puede parecer estar bien, y al siguiente, todo puede cambiar sin previo aviso, creando una sensación de tensión constante. Estos altibajos emocionales pueden generar estrés y ansiedad en su pareja, ya que muchas veces sienten que deben estar en constante alerta para manejar las emociones cambiantes de la otra persona, lo cual puede resultar agotador.
    • Inseguridad y agotamiento emocional: el miedo al abandono es un síntoma central del TLP. Quienes lo padecen pueden temer constantemente que su pareja les deje, lo que puede llevarles a buscar atención excesiva o a comportamientos de dependencia. En algunos casos, este miedo puede derivar en conductas desesperadas para evitar el abandono, lo que genera desgaste emocional en la pareja. Si tu pareja con TLP muestra estas conductas, podrías empezar a sentir que no importa lo que hagas, nunca es suficiente para satisfacer sus necesidades emocionales. Esto puede hacerte sentir agotade, insegure y culpable, lo que afecta tu bienestar personal y la dinámica de la relación.
    • Confusión por la dinámica de la relación: una característica común del TLP es la alternancia entre idealización y devaluación. Esto significa que tu pareja puede verte como la persona más importante y admirable en un momento, y luego desvalorizarte poco después. Esta oscilación emocional puede dejarte confundide y con dificultades para comprender la relación.
    • Impacto en tu bienestar mental: estar en una relación con alguien que tiene TLP puede afectar tu propia salud mental. Las dificultades para entender sus reacciones emocionales o la sensación de no poder hacer nada para aliviar su sufrimiento pueden generar ansiedad, tristeza y desesperación. Si constantemente debes lidiar con reacciones impulsivas e intensas, podrías sentirte frustrade, confundide y estresade. Con el tiempo, esto puede erosionar tu bienestar y generar sentimientos de impotencia.
    • Comportamientos impulsivos y destructivos: las personas con TLP pueden involucrarse en conductas impulsivas o autodestructivas como una forma de lidiar con sus emociones. Esto puede incluir el abuso de sustancias, gastos excesivos, autolesiones o crisis de furia descontrolada. Si te encuentras en una relación con alguien que exhibe estas conductas, podrías sentir una gran angustia y desesperación, ya que puede ser difícil saber cómo actuar para ayudarle sin poner en riesgo tu propia salud emocional.
    • Dificultad para mantener límites saludables: el TLP puede dificultar la creación y el mantenimiento de límites sanos en la relación. La persona con este trastorno puede ser muy demandante, lo que puede llevarte a priorizar sus necesidades por encima de las tuyas. Esto puede hacer que los límites se vuelvan difusos, lo que a su vez genera resentimientos y agotamiento emocional. Además, quienes tienen TLP pueden interpretar cualquier intento de establecer límites como un rechazo, lo que puede hacerte sentir culpable por cuidar de tu propio espacio emocional.
    • Aislamiento social: las dificultades emocionales y de relación con una pareja que tiene TLP pueden llevarte a aislarte de tu círculo social. La relación podría volverse una prioridad absoluta, descuidando así las amistades y vínculos familiares. En algunos casos, tu pareja puede intentar alejarte de otras personas por celos, inseguridad o miedo al abandono. Este aislamiento puede volverte más vulnerable, al reducir tu red de apoyo emocional.

    ¿Qué puedes hacer?

    Si estás en una relación con alguien que tiene TLP, es fundamental que tomes medidas para cuidar de tu bienestar emocional:

    • Establecer límites claros: es importante que ambas personas comprendan qué es aceptable y qué no en la relación. Los límites saludables evitan que te veas absorbide por las necesidades emocionales de tu pareja.
    • Buscar apoyo emocional: hablar con amigues, familiares o unx terapeuta puede ayudarte a procesar tus emociones y obtener una perspectiva externa. Contar con una red de apoyo es clave para mantener tu bienestar mental.
    • Terapia individual o de pareja: la terapia profesional puede ser beneficiosa tanto para la persona con TLP como para su pareja. Si la relación es difícil, la terapia de pareja o individual puede proporcionar herramientas para manejar la dinámica.

    Estar en una relación con alguien que tiene TLP puede ser emocionalmente desafiante. Sin embargo, al establecer límites claros, buscar apoyo y priorizar tu salud emocional, puedes afrontar los desafíos que presenta la relación y proteger tu propio bienestar. Recuerda que tu felicidad y salud también son fundamentales.

    ghosteo-en-apps-de-ligue

    Ghosteo en Apps de ligue

    El «ghosteo» en apps de ligue es un fenómeno social que ocurre cuando una persona corta toda comunicación sin previo aviso en entornos digitales, como las aplicaciones de citas. Esta forma de evasión, sin explicaciones ni despedidas, puede afectar la autoestima y el bienestar emocional de la persona ghosteada, influyendo en su percepción sobre las relaciones y su propio valor.

    ¿Por qué ocurre el ghosteo?

    Desde el punto de vista psicológico, hay varias razones por las cuales una persona puede optar por desaparecer sin dar explicaciones:

    1. Evitar conversaciones incómodas: Algunas personas prefieren cortar la comunicación abruptamente en lugar de afrontar una despedida o un rechazo directo.
    2. Falta de habilidades sociales y emocionales: Quienes tienen dificultades para expresar sus emociones pueden usar el ghosteo como una forma de evitar la confrontación.
    3. Cultura de inmediatez y gratificación instantánea: En las apps de ligue, donde las opciones parecen ilimitadas, algunas personas tratan las relaciones de forma desechable.
    4. Dinámica de las plataformas digitales: La facilidad para conocer a nuevas personas puede hacer que algunas interacciones se abandonen sin previo aviso.

    Consecuencias del Ghosteo en la Salud Mental

    Ser ghosteado puede generar diferentes respuestas emocionales y afectar la confianza en las relaciones. Algunas de las consecuencias más comunes incluyen:

    • Duda sobre el propio valor: La falta de explicación puede hacer que la persona ghosteada cuestione si hizo algo mal.
    • Ansiedad y rumiación: La incertidumbre sobre lo sucedido puede generar estrés y pensamientos repetitivos.
    • Miedo al rechazo futuro: Después de experimentar ghosteo varias veces, algunas personas pueden desarrollar resistencia a involucrarse emocionalmente.
    • Impacto en la autoestima: Puede reforzar sentimientos de inseguridad, especialmente en personas con antecedentes de experiencias negativas en sus relaciones.

    Estrategias para Afrontar el Ghosteo

    Si bien el ghosteo puede ser doloroso, hay formas de manejarlo de manera saludable y minimizar su impacto emocional:

    1. No tomarlo como algo personal: La decisión de ghostear suele estar más relacionada con las limitaciones emocionales del otro que con la valía propia.
    2. Regulación emocional: La regulación emocional es clave para evitar que el ghosteo genere una respuesta desproporcionada de estrés o ansiedad. Algunas estrategias efectivas incluyen:
      • Identificar y aceptar las emociones: En lugar de reprimir el enojo o la tristeza, reconocer estos sentimientos ayuda a procesarlos de manera saludable.
      • Respiración diafragmática y meditación: Técnicas como la respiración y la meditación guiada pueden ayudar a calmar la mente y reducir la activación.
      • Reinterpretación cognitiva: Enfocar la situación desde una perspectiva menos personal y más objetiva ayuda a reducir la carga emocional negativa.
    1. Reforzar la autoestima y la resiliencia: Recordar las propias cualidades y rodearse de personas que valoran la relación es clave para superar el impacto del ghosteo.
    2. Exposición gradual a nuevas interacciones: No permitir que una mala experiencia defina futuras relaciones. Construir vínculos de calidad es un proceso continuo.

    El ghosteo es una realidad frecuente en el mundo digital, y aunque puede ser frustrante y doloroso, no debe definir la forma en que nos percibimos a nosotros mismos ni nuestra capacidad de conectar con otros. Con una mentalidad adecuada y estrategias emocionales saludables, es posible afrontar el ghosteo sin que afecte nuestro bienestar y nuestras futuras relaciones.

    No obstante, si es algo que te afecta en tu día a día y te impide dar el paso hacia aquello que deseas, desde Quiero psicología podemos ayudarte a conseguir esos objetivos.

    narcisista-amor

    ¿Por qué los narcisistas resultan atractivos?

    1. La seguridad excesiva como atracción inicial: Las personas con rasgos narcisistas suelen proyectar una imagen de extrema seguridad en sí mismas. Este tipo de autoconfianza es percibido por muchos como un indicador de éxito, atractivo y estabilidad emocional, características que, en un principio, resultan deseables en una pareja. Sin embargo, esta seguridad suele ser superficial y, a menudo, enmascara una profunda necesidad de validación externa y una autoestima frágil que depende de la atención de los demás.

    2. Idealización rápida, la fase de «luna de miel»: El narcisista suele iniciar la relación idealizando a la otra persona. Esta fase es conocida como «love bombing», y en ella el narcisista dedica atención constante, elogios y afecto, haciéndole creer a su pareja que ha encontrado a alguien único e ideal. Este comportamiento intenso y apasionado puede ser interpretado como amor genuino, cuando en realidad es una estrategia para crear un fuerte apego emocional y una dependencia afectiva.

    3. La capacidad para «leer» las necesidades de la otra persona: El narcisista tiene un talento especial para detectar las inseguridades y necesidades emocionales de su pareja. Esta habilidad les permite adaptarse y mostrarse como la «respuesta perfecta» a esos deseos o carencias, creando una ilusión de compatibilidad que suele ser temporal. Con el tiempo, la persona narcisista tiende a revelar un interés casi exclusivo en satisfacer sus propias necesidades y expectativas.

    4. La dinámica de refuerzos intermitentes: Una de las tácticas más comunes en los narcisistas es el uso de refuerzos intermitentes, un ciclo en el que alternan entre comportamientos amorosos y momentos de rechazo o indiferencia. Este cambio impredecible genera en la pareja un estado de ansiedad e inseguridad emocional, que paradójicamente la hace más propensa a buscar el afecto del narcisista. Este ciclo genera un vínculo adictivo, donde cada «recompensa» emocional crea una sensación de alivio temporal, aumentando la dependencia y el apego emocional.

    Cómo reconocer a una persona narcisista

    Si bien todos tenemos algo de narcisismo natural, las personas con un patrón narcisista disfuncional presentan señales específicas que podemos aprender a identificar.

    1. Falta de empatía: Las personas narcisistas pueden mostrar un alto grado de interés en los problemas de los demás al principio, pero con el tiempo tienden a minimizar las emociones ajenas o a mostrarse indiferentes. Esto se debe a que carecen de una empatía genuina, y su interés inicial suele ser una estrategia para establecer control en la relación.

    2. Necesidad constante de admiración: El narcisista necesita que su pareja o círculo cercano lo admire constantemente. Si no se le da la suficiente atención o elogio, suele reaccionar con frustración, enojo o incluso desprecio, exigiendo que las miradas y el afecto se enfoquen siempre en su persona.

    3. Manipulación y gaslighting: El «gaslighting» es una forma de manipulación emocional en la que el narcisista distorsiona la realidad de la otra persona para hacerla dudar de su percepción o juicio. Pueden negar que dijeron o hicieron algo, tergiversar los hechos o proyectar sus propios errores en los demás, generando así inseguridad en su pareja y manteniendo el control emocional de la relación.

    4. Sentido de superioridad: Las personas con narcisismo disfuncional tienden a creer que son especiales y únicas. Este sentido de superioridad a menudo se manifiesta en el desprecio hacia los demás y en una actitud de arrogancia, que hace difícil construir una relación equilibrada. Buscan rodearse de personas que refuercen su percepción de superioridad, despreciando a quienes no encajan en sus estándares idealizados.

    5. Falta de responsabilidad en conflictos: El narcisista tiende a no aceptar responsabilidad en los problemas. Es común que culpe a su pareja o a circunstancias externas por los desacuerdos y desaciertos. Esta incapacidad para asumir errores es una forma de proteger su autoestima, que, aunque puede parecer alta, es en realidad frágil y dependiente de la admiración ajena.

    ¿Por qué algunas personas se sienten atraídas hacia los narcisistas?

    Existen ciertos patrones psicológicos que pueden hacer que algunas personas sean más propensas a engancharse con individuos narcisistas. Algunas de estas características incluyen:

    1. Baja autoestima: Las personas que buscan validación externa para sentirse valiosas son más vulnerables a la idealización inicial de los narcisistas y tienden a confundir la intensidad de esta fase con amor genuino.
    2. Necesidad de aprobación: La búsqueda de aceptación y aprobación puede hacer que las personas pasen por alto las señales de alerta y se esfuercen en complacer al narcisista, sin darse cuenta de que están entrando en una dinámica desequilibrada y emocionalmente dañina.
    3. Patrones de apego ansioso: Las personas con este tipo de apego tienden a preocuparse en exceso por la relación y buscan constantemente la seguridad y el afecto de su pareja. Esto las hace propensas a soportar el ciclo de refuerzos intermitentes y a volverse dependientes del narcisista.
    4. Falta de límites personales: Las personas que no tienen límites claros son más susceptibles a las manipulaciones del narcisista, ya que suelen priorizar las necesidades ajenas sobre las propias, dejando que el narcisista controle la dinámica de la relación.

    ¿Cómo protegerse de personas narcisistas y evitar relaciones tóxicas?

    La buena noticia es que es posible protegerse y evitar caer en relaciones dañinas.

    1. Desarrolla tu autoestima y autoconcepto: Al valorarte y conocerte a ti mismo, reduces la necesidad de buscar validación externa, lo que te hace menos vulnerable a la idealización y manipulación de los narcisistas.
    2. Establece límites claros: Definir y respetar tus propios límites te ayudará a evitar dinámicas de abuso emocional y te permitirá reconocer cuando alguien está tratando de manipularte o explotar tus emociones.
    3. No ignores las señales de alerta: La intuición suele ser un indicador valioso. Si notas comportamientos que te hacen sentir incómodo o manipulado, presta atención y toma medidas para protegerte emocionalmente.
    4. Fortalece tus relaciones sanas: Mantén y cultiva relaciones con personas que te aporten bienestar y que te respeten. Estas relaciones te servirán de apoyo y te ayudarán a mantener una perspectiva saludable.

    Además de todo lo anterior, se recomienda buscar apoyo profesional si ya nos hemos visto envueltas en situaciones de este tipo en el pasado. La terapia puede ayudarte a desarrollar habilidades para reconocer patrones de dependencia emocional, a reforzar tu autoestima y a tomar decisiones sanas en tus relaciones. En Quiero Psicología podemos ayudarte.

    mujer-LGBTIAQ+

    Ser mujer y LGTBIAQ+

    En la sociedad hay una gran diversidad de experiencias y maneras de ser mujer.

    Sin embargo, ser mujer y pertenecer al colectivo LGTBIAQ+ implica una discriminación múltiple debido tanto a la condición de mujer como a la pertenencia a la comunidad LGTBIAQ+. Esto resulta en la invisibilización de las realidades de las mujeres dentro del colectivo en muchos niveles (orientación sexual, identidad de género, raza, discapacidad, edad…), ya que la historia, el discurso social y las leyes relacionadas con la población LGTBIAQ+ han sido concebidas desde una perspectiva masculina, enfocada principalmente en la población gay.

    Esta situación genera diversos tipos de violencia hacia las mujeres LTBAQ+ tanto dentro como fuera del colectivo.

    Discriminación de las mujeres LGTBIAQ+

    La discriminación que enfrentan las mujeres LTBAQ+ es un problema grave que afecta su bienestar psicológico, físico y social. A pesar de los avances en la lucha por los derechos, estas mujeres siguen siendo víctimas de prejuicios y estereotipos que las marginan y excluyen de la sociedad en diferentes ámbitos: laboral, educativo, familiar y sanitario.

    • En el ámbito laboral: las mujeres LTBAQ+ enfrentan obstáculos para acceder a empleos y ascender en sus trabajos debido a su orientación sexual o identidad de género. Muchas veces se ven obligadas a dejar sus puestos de trabajo por la presión o agresiones, explícitas o implícitas, que reciben.
    • En el ámbito educativo: enfrentan discriminación y acoso escolar. Un estudio cuantitativo realizado en España muestra que aún existe una parte del profesorado con altos niveles de prejuicios hacia el colectivo, así como una notable distancia social. Esto provoca que muchas mujeres LTBAQ+ no reciban el apoyo necesario para superar situaciones de violencia y abuso.
    • En el ámbito familiar: muchas mujeres enfrentan rechazo y discriminación por parte de sus familiares debido a su orientación sexual, lo cual se traduce en situaciones de desamparo, abandono y dependencia emocional. Además, tienen dificultades para formar familias debido a la falta de reconocimiento legal de sus relaciones.
    • En el ámbito sanitario: enfrentan barreras para acceder a servicios de salud adecuados y sensibles a sus necesidades. La discriminación percibida aumenta significativamente los síntomas de depresión y ansiedad, mientras que disminuyen la satisfacción con la vida y la autoestima. Además, en algunos casos, no existen protocolos de atención médica y ginecológica adaptados a las mujeres LTBAQ+.

    A pesar de compartir los ámbitos donde se generan estas discriminaciones, las realidades son muy diversas, lo que genera discriminaciones específicas según la orientación sexual y expresión de género de las mujeres en el colectivo.

    • Lesbofobia: implica el rechazo y la discriminación por ser lesbiana. Socialmente, una mujer lesbiana con una expresión de género más “masculinizada” suele sufrir mayor discriminación que otra que se ajusta más a los cánones heteropatriarcales.
    • Bifobia: incluye el estigma social de entender esta orientación sexual como una “fase” o un “encubrimiento de su verdadera sexualidad”, anulando así la existencia y realidades bisexuales.
    • Transfobia: en todos los ámbitos, la discriminación se ejerce con mayor intensidad. Las mujeres trans sufren más agresiones, y la falta de acceso al mercado laboral genera un alto porcentaje de mujeres trans dedicadas a la prostitución. La incomprensión en el ámbito educativo y familiar conlleva altos índices de suicidio en la población trans infantil.

    La invisibilización previamente mencionada conlleva que, además de sufrir distintos tipos de discriminación, las mujeres LTBAQ+ carezcan de referentes en diferentes ámbitos de la sociedad. Esto puede provocar malestar psicológico, falta de comprensión, baja autoestima, ansiedad, culpa y vergüenza.

    No dudes en acudir a las profesionales de Quiero Psicología si sientes que necesitas ayuda.

    relaciones-no-normativas

    Relaciones no normativas

    En la sociedad contemporánea, las relaciones no normativas han ido ganando visibilidad y aceptación, desafiando las convenciones tradicionales sobre cómo deben ser las relaciones personales y románticas. Este artículo explora diversos tipos de relaciones no normativas, destacando sus características y la manera en que redefinen las normas sociales.

    1. Relaciones Poliamorosas

    El poliamor es una práctica relacional en la que las personas tienen múltiples relaciones amorosas simultáneas con el consentimiento y conocimiento de todas las partes involucradas. Estas relaciones se basan en la transparencia, la honestidad y la comunicación abierta. A diferencia de las relaciones monógamas tradicionales, el poliamor permite a las personas establecer vínculos profundos con más de una pareja a la vez, desafiando la idea de exclusividad romántica.

    2. Relaciones Abiertas

    Las relaciones abiertas son aquellas en las que las parejas acuerdan que pueden tener relaciones sexuales o románticas con otras personas. Este tipo de relación se basa en la confianza y la comunicación continua entre las partes para asegurar que ambos se sientan cómodos con las experiencias externas. Las relaciones abiertas pueden variar en términos de reglas y límites, que son definidos por cada pareja.

    3. Relaciones Intergeneracionales

    Las relaciones intergeneracionales implican una diferencia significativa de edad entre los miembros de la pareja. Aunque pueden enfrentar juicios y estigmatización social, estas relaciones destacan la importancia de la compatibilidad emocional y el entendimiento mutuo sobre la diferencia de edad.

    4. Relaciones entre personas del mismo género

     A pesar de la creciente aceptación, las relaciones homosexuales aún pueden considerarse no normativas en muchas partes del mundo debido a prejuicios y discriminación persistentes. Estas relaciones desafían las expectativas tradicionales de género y sexualidad, promoviendo la diversidad y la igualdad.

    5. Relaciones BDSM

    Las relaciones que incluyen prácticas de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo (BDSM) son a menudo vistas como no normativas. Estas relaciones se basan en el consentimiento, la comunicación clara y la negociación de límites y expectativas. El BDSM puede incluir una variedad de dinámicas y roles que difieren de las relaciones convencionales.

    6. Relaciones Asexuales

    En las relaciones asexuales, una o ambas personas no experimentan atracción sexual. Estas relaciones desafían la norma que enfatiza la sexualidad como un componente esencial de las relaciones románticas. Las personas asexuales pueden formar vínculos profundos y significativos que se centran en la intimidad emocional y el compañerismo.

    7. Relaciones Interculturales

     Las relaciones interculturales involucran a personas de diferentes culturas o etnias. Aunque estas relaciones pueden enfrentar desafíos debido a diferencias culturales y posibles prejuicios, también promueven la comprensión y la apreciación de la diversidad cultural.

    8. Relaciones No Monógamas Consensuadas

    Además del poliamor y las relaciones abiertas, existen otras formas de no monogamia consensuada que desafían la monogamia tradicional. Estas pueden incluir tríos, cuartetos u otras configuraciones donde todas las partes acuerdan la estructura de la relación. La clave en estas relaciones es el consentimiento informado y la comunicación clara entre todos los involucrados.

    9. Relaciones de Larga Distancia

    Las relaciones de larga distancia pueden ser vistas como atípicas debido a la falta de proximidad física regular. Estas relaciones requieren una gran confianza, comunicación y compromiso para superar los desafíos de la separación geográfica.

    Las relaciones no normativas, en sí mismas, no son patológicas. La idea de que una relación es «patológica» generalmente se refiere a dinámicas dañinas, abusivas o que perjudican la salud mental y emocional de las personas involucradas. Es importante distinguir entre relaciones no normativas y relaciones patológicas.

    ¿Cuándo una Relación Puede Ser Patológica?

    Una relación puede considerarse patológica si presenta ciertas características, independientemente de si es normativa o no normativa. Algunas señales de una relación patológica incluyen:

    1. Abuso Físico o Emocional: Cualquier forma de maltrato, ya sea físico, emocional, psicológico o sexual, es indicativa de una relación patológica.

    2. Manipulación y Control: Si uno de los miembros de la relación intenta controlar o manipular al otro de manera perjudicial, esto es una señal de una dinámica tóxica.

    3. Falta de Consentimiento: En relaciones saludables, todas las partes deben estar de acuerdo y consentir libremente a la estructura y dinámica de la relación. La falta de consentimiento o coerción es un problema grave.

    4. Dependencia Emocional Extrema: Si la relación fomenta una dependencia emocional extrema, donde una persona no puede funcionar sin la otra, puede ser señal de una relación insana.

     5. Aislamiento Social: Si uno de los miembros de la relación aísla al otro de sus amigos, familia u otras formas de apoyo social, esto puede ser una táctica de control y abuso.

    La Percepción Social de las Relaciones No Normativas

    Es crucial reconocer que muchas veces, las percepciones negativas hacia las relaciones no normativas provienen de prejuicios y normas sociales rígidas. Estos prejuicios pueden llevar a la estigmatización y patologización injusta de relaciones que son perfectamente saludables y consensuadas.

    Enfoque en la Salud y el Bienestar

    Para evaluar si una relación es saludable, es fundamental centrarse en la salud y el bienestar de las personas involucradas, en lugar de juzgar la relación en función de su conformidad con las normas sociales tradicionales. Factores como el respeto mutuo, la comunicación abierta, el consentimiento informado y la felicidad de las personas involucradas son los verdaderos indicadores de una relación sana.

    En resumen, las relaciones no normativas no son inherentemente patológicas. La patología en una relación depende de dinámicas específicas y dañinas, no de la estructura o naturaleza no convencional de la relación. La diversidad en las formas de relacionarse es una expresión de la rica variabilidad de la experiencia humana y debe ser respetada y entendida desde una perspectiva inclusiva y abierta.

    Y si tienes una relación no normativa siempre serás bienvenido en Quiero Psicología.

    persona-no-binaria

    Identidad(es) No Binaria(s): Más Allá de las Fronteras de Género.

    La conceptualización de identidad de género ha evolucionado significativamente en las últimas décadas y una de las identidades que ha ido ganando más visibilidad es la de las personas NB (no binarias). Esta identidad es una experiencia única y personal que desafía las categorías tradicionales de sexo-género y es complicado definirla como algo generalizable a todas las personas que se identifican con esta categoría.

    ¿Qué es ser género no binario?

    Esta identidad desafía la noción tradicional de género, que en las culturas occidentales suele ser binaria y hace una distinción clara entre lo masculino y lo femenino. Ser nb significa que una persona no se identifica como hombre o como mujer. Cada persona define, vive y expresa su identidad de una forma. Lo que tienen en común es la ruptura del binarismo hombre/mujer visibilizando la problemática que generan estas categorías. Así pues, pueden identificarse como género neutro, género fluido, agénero o cualquier otra identidad que no se ajuste a las convenciones tradicionales.

    Pronombres y expresión de Género

    En la interacción con otras personas es fundamental preguntar los pronombres. Y, de hecho, es una costumbre que deberíamos tener con todas las personas que conocemos. Independientemente de con qué se identifiquen. Preguntar los pronombres a las personas con las que nos relacionamos rompe de manera transversal con los prejuicios o estereotipos desde los cuales nos relacionamos. No debería ser algo que utilicemos única y exclusivamente con las personas nb o personas cuya expresión de género se salga de la norma. ¿Por qué? Porque precisamente no hay una única forma de ser nb. La expresión de género de las personas que se identifican como nb es diversa y no por tener una expresión de género “más congruente” con su género asignado al nacer es menos nb.

    No hay una prueba que te haga ser más o menos nb al igual que no hay una persona que sea más o menos trans por haber realizado modificaciones corporales. Por esta razón, no deberíamos reducir la cuestión de los pronombres a aquellas personas que pensamos que no encajan en las categorías hombre/mujer sino que lo ideal sería que lo hiciéramos con todas las personas.

    Algunas personas no binarias pueden preferir pronombres de género neutro como «they/them» en inglés, «elle/ellx» en español. No obstante, esto no es así para todas las personas nb. Muchas de ellas prefieren los pronombres de él o ella y estos pronombres son igual de legítimos y válidos que el pronombre neutro. Sí es cierto que el uso del lenguaje neutro lleva asociada una discriminación y nbfobia concreta por la ridiculización trasgeneracional que la sociedad ha hecho de este lenguaje.

    ¿Qué es la nbfobia?

    Es la discriminación que sufren las personas nb por el hecho de serlo. La más evidente es la falta de reconocimiento de su identidad de género. En España aún nos queda mucho trabajo de educación y visibilización para normalizar esta forma de ser y de estar en el mundo como están el resto de identidades. No obstante, la identidad no binaria sigue siendo ridiculizada, discriminada e infravalorada de manera constante por parte de la población general y las instituciones. Por otro lado, al igual que en la LGTBIQ+fobia, es constante el acoso verbal o físico así como la discriminación en el ámbito laboral, educativo y médico.

    Referentes NB o dónde informarme más

    Bibliografía

    Butler, J. (1990). Gender trouble and the subversion of identity. New York et Londres:  Routledge.

    Fausto-Sterling, A., y García Leal, A. (2006). Cuerpos sexuados: La política de género y  la construcción de la sexualidad. Barcelona: Melusina.

    Missé, M., y Coll-Planas, G. (2010). El género desordenado. Críticas en torno a la  patologización de la transexualidad. Madrid: Egales.

    soy-trans

    Despatologizando identidades que escapan de lo «normativo»(II)

    El supuesto sexo biológico

    Como ya mencionábamos en nuestro anterior artículo sobre este tema: Nacemos dentro de este marco sociocultural que va a marcar el significado de nuestras identificaciones y lo va a hacer, primariamente, en función de una atribución a un supuesto sexo biológico -adecuándonos así a la estética de la diferencia sexual- (Fausto-Sterling y García Leal, 2006). No obstante, y como bien remarca Elena Casado (1999), el sexo biológico y/o el género no son las únicas categorías que marcan las identificaciones y que establecen una jerarquía de poder: la clase social, etnia, diversidad funcional, edad, orientación sexual, etc. son también categorías que confieren identidad. 

    La distinción sexo/género supone que siempre es posible diferenciar entre lo biológico –sexo– y lo cultural –género–. Al mismo tiempo supone la maleabilidad del género frente al carácter permanente e inmutable del sexo. Este binarismo supone la idea de que en la dimensión biológica siempre es posible hallar la distinción entre mujeres y hombres. Butler (1999) desmantela la división radical entre sexo y género en contra de la idea de que la biología es el destino. ¿Qué tiene de natural el sexo cuando en su definición han operado diferentes discursos para producirlo? Butler sostiene que el sexo es también una construcción social y en ese sentido la distinción sexo/género es, por tanto, absurda. El sexo, más bien, es en sí mismo una construcción, instaurado a través de normas de género que ya están en su lugar.  El objetivo consiste por tanto en deshacer el sexo para instalar la proliferación de nuevas formas posibles, incluso morfologías corporales que escapen a las restricciones de lo binario. 

    Tal como señala Foucault (2008), las categorías sexuales han sido asignadas a partir del siglo XIX. Este proceso de clasificación se ha acelerado y han proliferado una enorme variedad de identidades sexuales que resultan paradójicas y ambiguas. Los sujetos que portan estas identidades no pueden ser claramente clasificados en la dicotomía hombre/mujer. Estamos hablando de la intersexualidad y la transexualidad. Son estas personas las que desafían fuertemente las concepciones de cuerpo que subyacen al binarismo. La intersexualidad cuestiona el modelo dimórfico de la diferencia sexual desde que las cirugías de reasignación de sexo constituyen un testimonio sobre el establecimiento de nuevos contornos a cuerpos con morfologías ambiguas. Hay evidencias de que el sexo no ofrece una morfología binaria exhaustivamente clasificable (Kessler y McKenna, 2000).

    Las discusiones que giran en torno al género siempre implican la dimensión del sexo. En este sentido, teorizar la intersexualidad y transexualidad supone un desafío fundamental, no solo para la comprensión del género, sino para cuestionar, de modo más radical, el sexo. Aunque limitada por las categorías actualmente disponibles, la teoría Queer ha demostrado potencialidad para cuestionar los supuestos que operan en torno al sexo. Esta postura torna posible producir interrogantes que nos conduzcan hacia nuevos supuestos acerca de la materialidad de los cuerpos, más allá de las marcas binarias del sistema sexo/género. 

    Cuerpo y género

    El pensamiento feminista de la Segunda Ola se ha construido sobre la base de una concepción de cuerpo naturalmente y dimórficamente diferenciado. El cuerpo, en estos términos, constituye una superficie sobre la cual el género opera como un acto de inscripción cultural (Butler, 1990).

    Es en la construcción de las identidades cuando se internaliza la discriminación. Lo que Bourdieu denominó habitus (2007). Es importante mencionar este concepto porque le otorga una importancia primaria al cuerpo. El cuerpo no es sólo un espacio material, es la cobertura simbólica con la que nos recubrimos e interactuamos. Es el conjunto de significados que le atribuimos y bajo los cuales nos reconocemos. El género, en este sentido, construye el cuerpo. Por ello, no nos referimos sólo a una materia física que nos venga dada con el nacimiento: nos referimos a una matriz de significados en permanente construcción que confluyen en ese lugar físico (Butler, 1990; 1993). 

    Para Bourdieu (2007), la dominación se asienta en las estructuras sociales: un sistema de clasificación por sexo que tiene una idea sobre la masculinidad y la feminidad. Esto se interioriza en las identidades y se asienta en los cuerpos –cuerpos que sienten, piensan y hacen-. Es a través de un proceso de subjetivación en el que se construyen estructuras sociales que se escapan a la conciencia como se crean identidades reconocibles con respecto al  género.

    Estas estructuras históricas de dominación implican que las personas no contemos con la misma legitimidad política, los mismos privilegios, los mismos derechos de ciudadanía o las mismas posibilidades de elección (Gil, 2011).

    Y durante mucho tiempo ha privado a las personas invisibilizadas incluso de una adecuada atención sanitaria, social, educativa… Desde Quiero Psicología luchamos en contra de esa discriminación, así que si te has sentido así y quieres contárnoslo, tienes nuestras puertas abiertas.